Capítulo 3.

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Desperté y nuevamente estábamos en una estación de tren, pero esta era distinta a la anterior pues antes eran 4 vías de trenes y ahora solo hay 2. 

Me quedé sentada en el suelo, en mí cabeza no podía evitar aparecer la imagen de las 5 chicas muertas, llenas de sangre con el cuello degollado y con una sonrisa en sus labios, luego aparecía el tren explotando y como habían partes del cuerpo de esas chicas en el suelo, quizás estaba torturándome, pero no podía evitarlo. 

Quería llorar del terror que sentía, pero ninguna lágrima salía.
Quería gritar por la desesperación, pero mi garganta parecía estar cerrada.
Quería volver el tiempo atrás y no salir nunca de mi trabajo, evitar estar aquí en estos momentos, pero eso era imposible. 

Odiaba algunas de las miradas que sentía, como si me juzgaran ¿Acaso hice algo mal?

—¿Por qué no te levantas pelirroja? ¿Vas a llorar?—una chica frente a mí habló mientras me miraba con desprecio, mis ojos estaban desenfocados pero aún así sé que la observaban con desconcierto—¿Qué? ¿No sabes lo que hiciste? ¡Pudiste salvar a esas chicas! Y no hiciste absolutamente nada, además ¿¡No les parece sospechoso como sabía que ese tren era el equivocado!?—la morena gritó, observando a todas, esperando apoyo de alguna, pero todas parecían demasiado cansadas y traumatizadas para prestarle atención. 

Sentí como apretaba mis puños ¿Cómo se atrevía? 

—¿De qué carajos hablas? ¡Nunca dije que ese tren era el equivocado, solo sentí que algo estaba mal con el! 

—Si claro—se burló en voz baja—Solo una coincidencia ¿No? 

—¿Sabes qué? ¡Vete al jodido infierno! ¡NO ES MI MALDITA CULPA SI ESAS IDIOTAS MURIERON, ELIGIERON MAL Y YA, ESAS SON LAS CONSECUENCIAS!—no pude evitar explotar, "no es mi culpa" repetí reiteradas veces en mi mente—No me sorprendería si fueras la próxima en morir, alguien que solo sabe juzgar como tú jamás será alguien inteligente y para sobrevivir aquí se necesita mucho de eso.

Mí pecho se apretó levemente al soltar esas palabras, estaba siendo cruel, eso lo tenía en claro, pero fue algo inconsciente, como un mecanismo de defensa. 

Ninguna pudo continuar con la discusión, pues en segundos comenzaron a llegar los trenes, fijé mi vista en el que era mi objetivo para subir, no tardé en avanzar a pesar de que este aún no se había detenido. 

Sentí como una mano me jalaba hacia atrás, era una chica bajita de cabello corto. 

—Corre, ¡rápido!—pronunció mientras me jalaba y comenzaba a correr, no entendí el por qué lo hacía, pero algo en mí me decía que la siguiera y eso hice, entramos a uno de los trenes y ahí al parecer ya habían unas 13 o 14 chicas por lo que me pude fijar. 

Nuevamente, como en la vez anterior me coloqué en la ventana del tren a observar, esta vez no hubo ninguna voz robótica o Aurora, las luces rojas se encendieron y cerraron las puertas al menos 2 segundos después. 

Hubo un silencio tenso y la luz verde y naranja estaban en el centro, mis nervios aumentaron al ver que no se movían, sentí un apretón algo reconfortante en mi mano y era aquella chica bajita que me jaló minutos atrás. 

—Tranquila, roja.—sonrió, su sonrisa era dulce y resultaba tranquilizante.—Mi nombre es Akane. 

Le devolví la sonrisa con mi rostro algo pálido, mordí levemente mi uña mientras veía como la luz verde se dirigía hacia nuestro tren, suspiros aliviados se escucharon. 

Observé al tren que se encontraba al frente, en la ventana que estaba justo frente a mí estaba aquella chica morena, ella me veía con ojos oscuros y movió sus labios pronunciando algo que me hizo palidecer rápidamente, me mordí mi mejilla interna sintiendo el sabor metálico de la sangre mientras veía como el tren explotaba. 

 

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El Juego de los Trenes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora