82 (narrado)

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Habían pasado días desde que Mary le había dado aquella noticia, ¿era padre? A penas se lo creía... Llevaba sin verla meses, rompieron, él desapareció, ella directamente se fue del país. Nunca entendió aquella decisión pero no era quien para llorarle, habían roto de mutuo acuerdo, muchas discusiones por estupideces, muchas peleas que terminaban con silencios y lágrimas. Él la amaba, la amaba con toda su alma pero no podía consumirse de aquella manera, a veces la distancia no era mala... Claro, no hasta el momento en el que de la nada aparecía con un bebé en brazos. 

Ahogó un pequeño suspiro inclinándose en aquella cuna que su madre le había prestado al conocer la noticia, sonriendo con ligereza al ver aquel pequeño ser dormido, se le veía tranquilo... Demasiado quizá pero, así eran los bebés, ¿no? 

Alargó su mano con cuidado a la mejilla del menor acariciándola despacio, era hermoso, la vida lo era. Al fin y al cabo aquel niño era el producto de la persona que una vez amó y suya, era un pedazo de cada uno y eso le calentaba el corazón. Con suma precaución metió las manos por debajo del menudo cuerpo para coger al bebé en sus brazos, acunándolo con cuidado

Suavemente posó sus labios sobre la frente de su hijo, sintiendo como en aquel momento su corazón paraba por un momento, estaba frío, estaba muy frío. Con rapidez tomó una de las mantas que tenía en la cuna para envolver al menor, tratando de comprobar cual era su estado, quizá se estaba flipando y no le pasaba nada, quizá solo tenía frío. Colocó su mano bajo la nariz del bebé esperando notar la respiración del pequeño aunque lo que notó fue un flujo de aire, sí, pero lento y suave. 

Con los huevos de corbata envolvió mejor al menor y corrió hacia el coche. Había comprado una sillita de estás para los bebes, sillita que le había costado un ojo de la cara casi literalmente, pero de la que estaba bastante orgulloso. Dejó al menor en la misma antes de montarse en el asiento del conductor y emprender un camino bastante largo aunque realmente no fuese tan así. 

Durante el trayecto llamó a Mary, era la madre, merecía saber que había pasado algo, que quizá simplemente era su paranoia, que quizá era normal, podía ser, pero quería que la madre lo supiera, a pesar de que había desaparecido desde que le dejó en su casa, se sentía solo en aquello y más desde que la joven se había dedicado a tirarle por banda y a echarle mierda. 

Mary por su lado al ver la llamada ahogo un suspiro pesado ignorando el teléfono antes de dar un par de vueltas a su copa, ¿qué quería ahora? No lo entendía, ¿no podía dejarle tranquila y ya? Ella quería seguir con sus amigas, bebiendo, follando y estando tranquila sin un niño que no le dejaba dormir, sin preocupaciones, sin nadie de quien cuidar. 

Observó como el móvil se apagaba dando un nuevo trago a su bebida manteniendo silencio, silencio que llamó la atención de las chicas que compartían mesa con ella. Tanto Allium como Edith no sabían demasiado bien que estaba pasando, no tenían una gran relación con la chica desde que se había ido aunque aquel día les sorprendió que les pidiera de ir a tomar algo. La verdad se lo había pedido a Edith pero esta no quería ir sola, asi que le pidió a Allium si podía acompañarla y ahí estaban 

— ¿Todo bien? — se atrevió a preguntar finalmente Allium mirando como la chica poco a poco iba frunciendo su ceño y sus ojos se llenaban de lágrimas, estaba borracha, odiaba a Dexter y no quería saber de él, pero era el padre de su hijo, había abandonado a su hijo, era una zorra que había dejado a su amado y a su hijo solos, bueno, a su odiado y a su hijo solo. 

Las palabras de Allium bastaron para que la joven rompiese a llorar dejando la copa en la mesa tapándose el rostro, había cometido muchos errores, ¿no se podía haber dado cuenta antes? Pero Dexter le había puesto los cuernos... Se lo había dicho Poot, él siempre la cuidaba, ¿por qué le mentiría sobre aquello? Le ayudo a irse a otro país, le ayudo en los primeros dos meses cuidando al menor... Él si le quería. 

En el coche dirección hospital Dexter soltó un bufido, se estaba enfadando, ¿no podía cogerle el teléfono? ¿Era tan difícil? Si quería que no le hablase, solo que escuchase y le acompañase, no quería estar solo. Tras su frustrado intento de llamar a la chica número 15 dejó caer el teléfono para centrarse solo en conducir, cuando llegase al hospital le volvería a llamar. Suavemente alargó su mano para tocar nuevamente el rostro de su hijo para comprobar su temperatura, ahora estaba algo más caliente, tenía fiebre... Eso creía al menos él. Ahogo un suspiro sintiendo como el nudo en su garganta se hacía más y más grande, no podía pasarle nada, era su niño al fin y al cabo.

Finalmente alcanzó el hospital donde aparcó lo más cerca posible de la entrada de la zona materna e infantil. Rápidamente tomó a su hijo en brazos corriendo hacia urgencias, entrando lo más veloz que sus piernas y el cuidado del menor le permitió. Al cabo de 5 minutos el pequeño Ian estaba dentro de alguna consulta. Dex podía respirar algo más tranquilo, al menos ya estaba en buenas manos. Se sentó con suavidad en la sala de espera bajando la mirada a su teléfono, no tenía demasiada batería, estaba solo en el hospital materno infantil y a su hijo le pasaba a saber qué.

Con algo de esperanza desbloqueó el aparato buscando la aplicación de teléfono, llamando nuevamente a Mary. Posó el móvil en su oído esperando escuchar los pitidos hasta que aquella voz robótica hablase, "El número al que intenta llamar no responde, por favor deje un mensaje después de la señal." Escuchó pitido tras pitido cerrando los ojos con fuerza, sintiendo como un par de lágrimas recorrían sus mejillas, ¿de verdad le había dejado solo? 

En el momento que fue a retirar el móvil de su oreja para colgar una vez escuchó como le cogía la llamada, abriendo los ojos de golpe intentando dejar de llorar como fuese, logrando oír como incluso la chica estaba llorando, ¿qué le pasaba? ¿Por qué lloraba? Si no había hablado con ella... No entendía nada. 

— ¿Qué quieres? — preguntó la joven como buenamente pudo, buscando un cigarro entre sus bolsillos. Se estaba imaginando al chico, en su casa, tranquilo, con simples ganas de molestar, no era la primera vez que le pasaba. Posó con cuidado el cigarro en sus labios para encenderlo, escuchando como la voz del hombre volvía a hacerse presente 

— Ian... Estoy en el hospital con él... Estaba muy frio y respiraba raro... Viniendo le dio fiebre... — explicó absorbiendo sus mocos un par de veces mientras se mantenía en su silla mirando hacia la puerta por la que se habían llevado al menor — Mis madre está trabajando... No quería molestarte... — murmuró 

Mary por su lado negó rápidamente en su sitio poniéndose de pie bajo la atónita mirada de Allium y Edith, ¿qué pasaba ahora? Como si fuese un instinto ambas chicas se levantaron también mientras que Allium fue a pagar Edith se quedó con la joven viendo como lloraba con más intensidad, no entendía nada, ¿qué vergas le estaría diciendo Dexter para que se pusiera así? 

— Voy... Voy para alli — murmuró la joven intentando sonar tranquila o mínimamente no envuelta en el llanto. Suavemente colgó el teléfono antes de salir andando del lugar, a pesar de que Edith intentó pararla, estaba borracha, triste y cagada de miedo, no iba a dejar que nadie definiera cuanto iba a tardar en llegar al hospital

Dext al escuchar como le colgaba ahogó un suspiro poniéndose de pie en su sitio, empezando a caminar por el lugar despacio, preguntando un par de veces a los médicos qué estaba pasando con su hijo aunque casi todos le devolvían lo mismo, silencio. Silencio en el que estuvo inmerso un largo rato. 

Pasada cerca de una hora sintió como unos brazos rodeaban su cintura desde atrás, escuchando un llanto provenir del mismo sitio. Ahogó un nuevo suspiró acariciando despacio las manos de la joven, negando con suavidad al escucharla llorar

— ¿Por qué has tardado tanto? — preguntó  con cierta seriedad, estaba enfadado, aunque a la vez preocupado, no estaba tan lejos, nada estaba tan lejos del hospital 

— Vine andando... Me perdí... No... No recordaba como llegar — confesó tartamudeante mientras cerraba los ojos apoyando la cabeza en su espalda. El joven negó despacio girando un poco su cuerpo para abrazar a la chica mejor contra su pecho, acariciándole despacio el pelo de la misma tratando de tranquilizarla — Lo siento... Pensé que me llamabas solo para molestar y... Y lo siento... — trató de justificarse de forma prácticamente inentendible, entre el alcohol y el llanto no daba a más.

— Estás borracha, Mary... No pasa nada... — murmuró el joven acariciando su pelo despacio aún mientras la joven asentía, sí que estaba borracha. Abrazó con algo más de fuerza el cuerpo el chico cerrando los ojos intentando centrarse en los latidos del contrario, no sabía como agradecer que no le hubiese mandado a la mierda, ni como compensarle aquello aunque por el momento mantuvieron el silencio, ambos, esperando simplemente que su hijo se encontrase bien

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