Parte II

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Parte II - Sheikah

Los sheikah tienen la costumbre de hablar de ella como si no estuviera delante.

Lo hacían antes, y lo hacen también ahora. Opinan, discuten y deciden sobre lo que ella necesita o no. Antes no le importaba, era lo normal, ella jamás ha decidido nada en su vida. Y las pocas cosas que ha decidido terminaban convirtiéndose en un problema.

Pero ahora... se siente distinta. Le resulta ajeno que sigan decidiendo por ella como si fuese una niña de diez años.

El médico habla con Impa y con otros dos sheikah sobre los resultados de su revisión. Dice que ella necesita descanso, que parece debilitada, aunque no sabe bien por qué. Es lógico el porqué, responde Impa, está agotada hasta la extenuación después de cien años. Pero los músculos no muestran el más mínimo síntoma de atrofia, responde el médico, insiste en que su cuerpo sigue siendo el cuerpo de una joven de diecisiete años, no el de una persona que ha estado atrapada sin moverse, por mucha magia que la envuelva. Sigue delante de ellos mientras los oye hablar de otras pruebas que quieren hacerle, sin su permiso, y sobre lo peligroso que es que las muestras de sangre que le han sacado caigan en las manos equivocadas, por lo que Impa va a movilizar al menos a siete guardias para que acompañen al médico a la aldea de Hatelia, donde al parecer hay un laboratorio.

Zelda se ha cansado de oírlos hablar de ella, de cosas que no comprenden bien ni ella tampoco.

Sabe que Link se ha ido.

No tiene ni que preguntarlo, sabe que no está. Puede que aún le quede algún remanente de su poder, después de todo. Por eso sabe que su presencia no está en la aldea, ni en los alrededores. No puede sentirle, es todo.

Link ni siquiera ha esperado un día para marcharse, ni ha esperado a que ella se levantase para despedirse. Aunque, bueno, estaba claro que debía partir a esa misión lo antes posible, no estaba obligado a despedirse de nadie en realidad.

—Alteza.

Oye un susurro a su espalda, es Pay, la nieta de Impa. Le hace un gesto con la cabeza para que la acompañe y ambas suben a los aposentos donde Zelda ha pasado la noche.

—¿Habéis dormido bien? —pregunta Pay, mirándose los pies.

—Muy bien, gracias.

Zelda sonríe y miente abiertamente, como hacía antaño, cuando vivía en la corte. Ha sido incapaz de dormir en toda la noche. Primero fue lo del crujido del suelo y las paredes. Sólo era madera reaccionando a los cambios de temperatura, vale, pero no eran sonidos familiares. Ella está acostumbrada a sonidos mucho peores, pero al menos eran conocidos, podía y sabía cómo reaccionar a ellos. Luego vino la lluvia en el exterior. Después sintió mucho frío. Se levantó y prendió la chimenea. Estuvo un rato mirando las llamas, supuso que así podría sentir sueño, pero a pesar de su extraño agotamiento, ni el sueño llegaba ni tampoco el calor del fuego. Pasaron horas en las que sólo se dedicó a mirar las llamas danzando y dibujando sombras en la habitación. Pensó que Link debía dormir tranquilo en su cama, en la posada. Estaría bien abrigado bajo una manta cálida y mullida. Debía estar agotado y necesitaba descansar. Ni siquiera sabía si él sentía dolor después de la batalla. Durante el viaje él estaba bien, parecía que estaba bien, pero no se le había ocurrido preguntarle nada. ¡Era idiota! ¿Cómo podía haber descuidado algo así? Sintió deseos de salir corriendo hacia la posada para preguntarle y asegurarse de que estaba bien. Un médico debería examinarle a él mucho antes que a ella, había sufrido daños muy graves cien años atrás y eso podría traer consecuencias. Por supuesto, la idea de que él estuviese en una cama hundido en dolores causados por Ganon fue el detonante para que no pudiese pegar ojo el resto de la noche.

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⏰ Última actualización: Apr 10, 2022 ⏰

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