siete.

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chan entró, cerrando la puerta de entrada con total cautela a su casa, con jeongin en brazos y su mochila colgada; el niño seguía durmiendo plácidamente, siendo las ocho de la tarde. rogaba al cielo para que su madre tuviera turno nocturno, para no encontrarse con ella y hablar sobre la fotografía que la bestia les había tomado en aquella cafetería.

pero, claro, su suerte duró un par de pasos luego de quitarse los zapatos y llegar al living comedor. su madre estaba sentada viendo televisión y con su padre al lado, ambos en pijama y viendo las noticias en silencio. pero, claro, ambos, al sentir la figura de su hijo mayor, giraron hacia él como si estuviesen endemoniados.

sintió la tranquila mirada de su padre sobre él, un señor de cuarenta y cinco años que era contador, dos centímetros más bajo que él y con el pelo bastante canoso. en sí, jeongin era una fotocopia de su padre cuando niño, la misma nariz de botón, los ojitos grandes y la amplia sonrisa. jeongin había salido a su padre, cuando él a su madre, que, en este mismo momento, le miraba con una ceja alzada sin siquiera haberlo saludado y una expresión de 'tenemos que hablar' que le hizo tragar saliva. con su mano libre y que no sostenía a la bestia, la sacudió en saludo y, con una sonrisa nerviosa, apuntó escaleras arriba y luego a jeongin, indicándoles que iría a acostar a su hermanito hasta que despertara para la cena.

recibiendo un asentimiento de parte de ambos, reafirmó el agarre en su hermanito y subió con dificultad las escaleras de su casa, exhalando aire cuando se vió lejos de la acusatoria mirada de su progenitora y con el cuidado de que jeongin no se golpease con el barandal de la escalera. entró a la habitación color celeste bebé de su hermanito, la cual estaba llena de superhéroes y dibujos hechos por él mismo, al igual que peluches de frutas, un montón de pequeños zapatitos regados por el suelo. chan suspiró, dejando caer la mochila al suelo, junto con la lonchera, para luego dejar al niño somnoliento sobre la cama. jeongin se quedó sentado, con los ojos cerrados en la orilla de su cama, y chan, con una pequeña sonrisa al ver lo tierno que se veía, le quitó la parka y el sweater del pequeño cuerpecito, antes de abrir la sábanas de barquito y volver a sujetar al pequeño, quien se dejó hacer como masita, para ser recostado y arropado por el pelinaranja.

"eres una bestia, ¿no?"  inquirió chan, luego de que jeongin se acomodara para dormir plácidamente apretando la almohada donde apoyó su cabeza, y volvió a reír con ternura. "quién diría que gracias a ti conocí a mi futuro novio"  negó con la cabeza y con una de sus manos, acarició los suaves cabellos de su hermanito. "supongo que te debo una grande, bestia".

"y supongo que yo necesito una explicación para la foto de esta tarde, ¿no?"  chan se congeló en su sitio, con los dedos enredados en el cabello de jeongin y sintiendo la voz de su bajita madre detrás suyo como un balde de agua fría. "¿qué significa eso de... tu futuro novio?"  volvió a decir la mujer y tragó saliva, antes de darse vuelta y alzar un poco la vista hacia su progenitora.

"emm..."  chan enmudeció, pestañeando con ojos de cachorro a su mamá. no se veía enojada, parecía tranquila y hasta algo confundida, según él. los ojos pequeños le recorrían el rostro y el cuerpo con una de esas perfiladas cejas arqueadas. pero, si se trataba de su madre, nunca se sabía qué estaba pensando o sintiendo, ahora mismo parecía confundida pero quién sabía si estaba furiosa y a punto de tirarle todos los zapatitos de jeongin a la cara. "yo... puedo explicártelo".

chan se levantó, extendiendo ambas manos, dando a entender que mantuviese la calma mientras una mueca adornaba su rostro, pero su madre le siguió mirando sin decirle nada y con los brazos cruzados. el menor se sintió temblar cuando su madre sacó el teléfono de su bolsillo trasero y lo desbloqueó, enseguida notando que en la pantalla estaba la imagen que había sacado jeongin.

se quedaron en silencio un par de segundos, chan mordisqueándose el labio, mientras miraba a la mujer frente suyo observar la imagen, claramente se notaba que era él por su cabello, y lastimosamente se podía ver la mayor parte del rostro de minho por estar ladeado, el cabello castaño y las mejillas rojas del mayor mientras sus labios estaban unidos y ambos apres de ojos cerrados. chan no pudo evitar sonreír aún mordiéndose el labio por la imagen, sin duda a pondría de fondo de pantalla tan pronto como saliese vivo de esta situación.

𝗸𝗶𝗻𝗱𝗲𝗿𝗴𝗮𝗿𝘁𝗲𝗻 𝗯𝗼𝘆,  𝖻𝖺𝗇𝗀𝗂𝗇𝗁𝗈.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora