último extra.

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changbin no se dió cuenta cuando felix llegó a la cafetería donde se juntarían con minho y chan.

estaba cansado; su trabajo como médico cardiólogo era agotador y, aunque lo amase y no se arrepintiese de trabajar en una de las clínicas prestigiosas de seúl y todo el país, hoy había tenido sobrecupos y una alerta roja por un hombre que sufrió un paro cardíaco en el área de urgencias.

así que, sí, estaba cansado, esperando un café con leche que había pedido por mientras y con un montón de mensajes en su celular de aquel par que no deseaba contestar por nada del mundo y que le estaban dando un dolor de cabeza. no podía seguir soportándolo y en algún momento iba a explotar -si no era pronto-. su vida amorosa era una mierda que iba en picada y él no estaba interesado en retomarla porque se había saturado por completo en esa relación rara de tira y afloja que existía entre jisung, seungmin y él.

por esa razón, por pensar demasiado en su enojo y cansancio, se sobresaltó al sentir cómo la silla a su lado se corría estruendosamente y lee felix dejaba caer su trasero allí mismo con una sonrisa abierta.

felix, a los veintisiete años, era la persona más colorida y loca para changbin. siendo diseñador de su pequeña marca de ropa tomando vuelo en la ciudad. luego de cinco años, ahora tenía el cabello de un lindo naranja, luego de varios meses variando entre azul, rojo y castaño; esta vez en un corte de coco que para changbin era horrible, pero, de alguna forma, felix lograba estilizarlo de tal forma que le... gustaba. especial hoy que lo tenía con leves ondas y un beret claro. changbin le dió una rápida mirada a su llamativo amigo, escaneando cómo se veía con aquella blusa celeste bebé con mariposas de colores, el cárdigan multicolor tejido por él mismo; algo grande, que felix lograba ocultar sus manos en las mangas y un pantalón blanco entallado, acompañado de creepers. se veía lindo, se confirmó, bastante lindo para tanto color.

a comparación de él, que iba por completo de negro y con su delantal de médico colgando de su bolso, felix se veía como un arcoiris brillante en el cielo azul y tampoco era tan diferente. siempre que changbin veía a felix, era como ver un bonito y esperado arcoíris aunque nunca fuese a admitir que, de alguna forma, la sola presencia de éste lograba subirle los ánimos mínimamente.

"como siempre, tan puntual" la voz de felix salió suave de sus labios, pero no fue suficiente para que changbin le prestase total atención y que se arrepintiese luego de lo próximo que dijo felix. "oh, te ves triste, bebé".

changbin esta vez sí se giró, no por el ridículo apodo por el cual felix le había llamado -porque, en realidad, felix llamaba de aquella forma a toda persona cercana a él-, si no porque sólo habían bastado cinco segundos para que descifrase que algo le ocurría. y no lo entendía, según él, estaba igual de serio y cascarrabias que siempre; capaz un poco más por estar agotado, pero que felix haya especificado que estaba triste, no estaba en sus planes y se vió algo ofuscado por la mirada dulce de esos ojos grandes y redondos que ahora le miraban curioso.

"¿triste? no estoy triste, estoy cansado" respondió quizás más brusco de lo previsto por instinto y apartó la mirada de felix, para mirar por la cafetería. "¿por qué minho y chan tardan tanto?" preguntó, cambiando el tema tan pronto le llegó a la cabeza.

"no me evites" felix le golpeó el brazo con una mueca falsa de enojo, a lo que changbin le correspondió. "¿qué te pasa?"

changbin arrugó la frente, no le pasaba nada, en su opinión, solamente no estaba teniendo un buen día y que felix quisiese hurgar en sus pensamientos, era extraño. aunque, si lo pensaba bien, era más extraño no querer soltarse con felix cuando generalmente lo hacía, ¿por qué esta vez no?

lo asoció a su discusión con jisung y seungmin, nunca era demasiado partidario de hablar sobre ella y, definitivamente, por alguna razón, no quería que felix supiese.

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𝗸𝗶𝗻𝗱𝗲𝗿𝗴𝗮𝗿𝘁𝗲𝗻 𝗯𝗼𝘆,  𝖻𝖺𝗇𝗀𝗂𝗇𝗁𝗈.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora