II

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Sanji era el niño más feliz del mundo, pues encontrar algo que había querido durante toda su vida era algo tan especial como fascinante para el.

   — Wou, es tan verde, se parece mucho a la cabellera que vi en la playa, que rara coincidencia — decia el infante de ojos azules.

Tal vez a Sanji no se le venia a la cabeza que tal vez esa cabellera verde que vio pueda ser ese mismo marimo, ¿pero quién creería eso?, tal vez no es una historia de criaturas misteriosas y poderes que desconocen los humanos. Pero saben, tal vez los niños puedan pensar un poco cosas como estás ya que a ellos la imaginación es lo que más les caracteriza.

   — O no será que tu pequeñito marimo, ¿seas aquel de cabellera verde? JAAJAJA lo siento, creo que tantos golpes de mis hermanos me tengan pensando tonterías, jejeje — dijo Sanji.

   — ¡Oh por los mares!, ¡me descubriste! — habló el ¿marimo?.

Un silencio se apoderó del ambiente.

   — ¡Ahhhh!, ¿q-qué?.

   — ¡Oh!, tal vez no debí decir nada.

   — ¿C-cómo que tal vez no debistes decir nada?, ¡¿tú me salvaste de mis hermanos?!, ¡y hablas!, wou, n-no sabía que los marimos podían hablar, o ¿si lo pueden hacer?, ¿qué esta pasando?.

   — Oye calma, son muchas preguntas y no se si enserió te salve de tus hermanos, yo solo estaba nadando con mis hermanos y de pronto las aguas nos llegaron hacia otro lado y chocamos, te habías desmayado y pensé que te habíamos matado o algo así que te lleve a la orilla, pero los otros niños raros solo nos vieron y salieron asqueados, que desagradables en verdad que son.

   — Asi que fue eso, pero enserio me salvaste y te estoy agradecido pequeño marimo, mucho mucho.

   — Y niño, no soy solo un pequeño marimo, también tengo mi forma humana y te aseguro que soy más grande que tu.

El pequeño marimo salto de las manos de Sanji y cayó en el suelo, cuando de pronto comenso a irradiar luces, el viento y la arena lo envolvía cuando de pronto ya no estaba el marimo si no que un niño, moreno de cabello verde y ojos grises.

   — Asi que si fuistes tu, wou, ¡tu cabello es asombroso!, y no parece que fueras más grande que yo, pareces de mi edad.

   — Puede que así parezca pero he vivido más que tú, niño.

   — Bueno si, ¿te gustaría ir a pasear por la costa?.

   — Espera ¿qué?, ¿acaso no me tienes miedo?.

   — No, ¿por qué debería? — dijo Sanji con una sonrisa en su rostro — y dime, ¿tienes un nombre?.

   — Mis hermanos me dicen Zoro.

   — Un gusto Zoro-marimo, yo me llamo Sanji.

   — un gusto Sanji cejas bonitas.

Sanji trato de taparse la única ceja visible, sentía vergüenza, pero a la vez sentía un pequeño gusto en que alguien le dijera así, tal vez en que el le haya dicho eso.

   — ¡Vamos a pasear, Zoro!.

   — Vamos.

   — Espera, por ahí no es Zoro.

   — Parece que la tierra también se mueve, eh.

   — JAJAJAJA, o tal vez seas solo tu el que se pierde de dirección.

¿Será este el comienzo de una hermosa amistad? ¿O de un amor inocente?.

CONTINUARA~

𝑍𝑜𝑟𝑜 𝑦 𝑒𝑙 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑚𝑎𝑟𝑖𝑚𝑜𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora