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Sanji estaba en shock, pues el pensaba que el término "amar" solo lo decían aquellos que estaban enamorados, su cabeza daba vueltas, tantas que mareo y terminó en el suelo.

   — ¡Sanji!, ¿estas bien? — dijo Zoro corriendo hacia el.

   — Si, si, creo que estoy bien, solo fue un maremo, no te preocupes — dijo el rubio mientras le sonreia.

Sanji pudo notar un sonrojo en las mejillas de Zoro, esto le gustó, guardando este momento en su corazón, para toda su vida.

Después de terminar de comer Sanji invito a Zoro a quedarse a dormir, pues tenía una habitación muy oscura y sólida, quería compañía.

   — Zoro, ¿te gustaría quedarte a dormir?.

   — Si claro, después de lo que vi hoy no quiero dejarte aquí solo con tus hermanos.

Lo que Zoro dijo dejó conmivido a Sanji, nadie nunca se había preocupada tanto por el, se sentia tan raro, no sabía lo que le pasaba, solo podía sentir como su corazón latía muy rápido y esta sensación enserió le gustaba mucho, en especial si Zoro la provocaba.

   — Eres tan amable Zoro, gracias por lo de hoy — dijo Sanji abrazando al peliverde.

   — N-no, es nada cejasbonitas — habló bajo Zoro mientras ¿se sonrojada?.

Después de estar un rato abrazados se alistaron para ir a dormir, ambos durmieron en la misma cama, Sanji quedo dormido de inmediato pero Zoro no podía dormir, no podía, sabiendo que se encontró a ese hombre en la costa, ¿enserió regreso solo para llevarlo con el?, ¿por qué no lo podía dejar en paz?, ¿tanto quería que su hijo sea el mejor?, Zoro ya estaba arto de esto, de tanto pensar quedo dormido.

   — Nunca escaparas de mi vista, hijo mío JAJAJAJAJAJAJAJAJA.

   — ¡Ah!, no, ¡Déjame en paz!, ¡LARGATEEEE! — gritaba en peliverde.

   — Zoro, Zorooo, despierta soy yo, Sanji, tranquilo, tranquilo, solo fue un sueño.

   — No, e-el esta ahí afuera, me busca y te podría hacer daño, t-tienes que dejarme para que no te pase nada, déjame.

   — P-pero, ¿qué estás diciendo pequeño marimo?, solo fue un sueño, no te alteres, vamos por un baso de leche, te aseguro que te ayudará.

   — No, no lo entiendes, mi padre está ahí afuera, en algún lugar, el que nos quería dar dulces, es el, estoy seguro y ahora el se está metiendo en mi mente, debes alejarte de mi, no quiero que te pase nada.

   — Tranquilo, se que no me harias daño, si, vamos por leche y relajemonos, ¿quieres?.

Ambos bajaron por un baso de leche y mientras la bebían Zoro habló.

   — Te voy a contar sobre mi vida, se que no nos conocemos bien pero siento que necesito contártelo.

CONTINUARA~

𝑍𝑜𝑟𝑜 𝑦 𝑒𝑙 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑚𝑎𝑟𝑖𝑚𝑜𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora