10: Esquirlas de la Luz

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Era el 26 de Junio del 2017. En la línea temporal de Isabela, ella y sus amigas fueron al hospital psiquiátrico como lo habían acordado. A las 9 de la noche llegaron a las instalaciones, Camila se hizo pasar por la chica con la que hablaron por teléfono el sábado anterior. Ella presentó sus documentos, sus identificaciones para comprobar que era una persona con un registro limpio y apta para hospedar temporalmente a la paciente Iglesias. Alumna destacada, practicante en un laboratorio científico, e interesada en estudiar pedagogía, toda una imágen apropiada para tener cuidado de una huésped del "Alma Feliz".

Los encargados del hospital le concedieron el hospedaje. Inmediatamente se le asignó un agente del gobierno que la acompañaría durante los dos días fuera del lugar. El Señor Jerónimo se despidió de su paciente, y le dio permiso para ir con la muchacha aspirante a científica. Los guardias las acompañaron hasta la salida, donde las aguardaban Isabela y Georgina en el auto. De manera tranquila y cuidadosa, el agente subió con Isabela F. a la parte trasera del auto, y finalmente entró Camila. Una vez cerradas todas las puertas, Georgina se dirigió camino a casa de su compinche.

Muy propio y profesional. ¿No es así? Incluso se podría decir que ésta salida fue algo aburrida, pero así de simples son las cosas cuando piensas con cuidado y recurres a la lógica de vez en cuando. Prioridades que los muchachos en la línea temporal de Mateo no tomaron en cuenta, pues ellos armaron un plan innecesariamente complicado. Claro que ellos también investigaron sobre la luna roja, y se dieron cuenta de que Mateo no perdió la memoria en ese último mes, por eso mismo decidieron sacar al hombre del manicomio. ¿Agendaron una cita? ¿Llamaron a las autoridades correspondientes para extraer al hombre de su actual residencia? ¿Mostraron interés en conocer el progreso del mismo sujeto? ¡Para nada! Simplemente decidieron infiltrarse en las instalaciones para conseguir que Mateo F. escapara de forma "sigilosa".

Pero me estoy adelantando. Eran las 7 de la noche cuando los chicos llegaron al Centro de Rehabilitación Psiquiátrica. El auto estaba estacionado dentro de los muros que rodeaban el terreno. Mateo (el clásico) se encontraba sobre uno de los árboles usando binoculares para alcanzar a ver en el interior del edificio. Después de 20 minutos se dió cuenta de que no encontraba nada importante o interesante que brindara apoyo a su loco plan. Pasaron treinta minutos, y un hombre con uniforme se hizo presente, por supuesto era un guardia de seguridad que le dijo:

-¡Oye, muchacho! ¿Qué estás haciendo allá arriba?

Mateo estaba asustado, creyó que lo habían sorprendido demasiado pronto, por lo que cedió muy rápido a los nervios y contestó como si fuera un paciente más:

-Es parte de mi tratamiento... Los binoculares me tranquilizan.

Oh que bien - Respondió el guardia - Espero que mejores pronto. ¿Sabes cómo es mi tratamiento? A veces tomo los uniformes de los guardias y finjo que estoy ayudando en la seguridad de aquí. Bueno te veré pronto.

El loquito que fingía ser guardia se alejó del árbol silbando y haciendo girar la cachiporra que llevaba consigo. Mateo se sintió aliviado al ver que no se trataba de la verdadera seguridad, por lo que tuvo una buena idea mientras veía al hombre caminar tranquilamente hacia otra dirección. Fue con él y le contó que necesitaba su apoyo, requería que juntara la mayor cantidad posible de tierra en la zona de remodelación del jardín y todo lo pegara hacia la pared. El hombre no preguntó para qué necesitaba eso, ni siquiera para lo que serviría, simplemente le respondió que sí poniendo su mano sobre su frente al igual que un soldado y rápidamente tomó una pala e hizo lo que el muchacho le había pedido.

Mateo, satisfecho con lo que recién había logrado, subió nuevamente a la punta del árbol. "Creo que sería muy bueno para el alpinismo", pensaba, y se puso a ver el interior de la edificación.

La Luz de la Luna RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora