27 "Otra vez"

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No podia creer lo que sus ojos veían, dos lineaz rosas muy marcadas estaban en la prueba de embarazo. Por Dios, tenía cuarenta y cinco años, no podía permitirse tener un bebé, de por si cuando se embarazo de Adisson se le hacia raro, ahora más.

¿Qué haría? Tenía cuarenta y cinco años, sus hijas estaban grandes, era abuela, su hija más chica tenía tres años. Tenía la cabeza echa un lío en ese momento. Inconscientemente su mano viajó a su vientre y lo acarició. Ya estaba embarazada, ¿Qué más podía hacer?.

Dejó la prueba en el baño y salió para ver si Adisson seguía dormida. Se acostó al lado de la niña y la abrazó.

No sabía cuánto tiempo tenía de embarazo, pero necesitaba saberlo, porque ese bebé que crecía dentro de ella bien podía ser Hiram o de FP.

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A la mañana siguiente, Alice se despertó porque sintió la mano de Adisson en su cara. No recordaba a qué hora se había dormido, peor debió ser muy tarde, lo único que recordaba era que había llorado.

— Mami

— Hola, cariño

— Extraño a papi

— Lo sé Addi, también yo — la abrazó — pero él te quería mucho y no le gustaría que estuvieras triste

— ¿Segura que nos puede ver?

— Claro que sí

— Me dormiré contigo

— Todas las noches que quieras

Se quedaron acostadas un rato más, hasta que fue la hora del desayuno y Alice tuvo que bajar a prepararlo, pero tal fue su sorpresa cuando un olor a tocino inundó sus fosas nasales.

Con Adisson en su cadera vio a Polly hacer el desayuno.

— Buenos días mamá, hola Addi — sonrió a su madre y hermana

— Te levantaste temprano por lo que veo — dejó a su hija en su silla alta — ¿En qué te ayudo? — se puso su delantal

— Gracias, ya casi acabo

— ¿Segura?

— Sí, siéntate. Betty y los gemelos no tardan en bajar, la mandé a despertarlos

— Bien — tomó asiento al lado de Adisson

Al cabo de unos pocos minutos los gemelos bajaron de la mano de su tía Betty. Al entrar a la cocina Betty les dijo que fueran a darle un beso y un abrazo a su abuela.

— Hola mis amores — los abrazó

Alice se veía más animada que los días pasados, dónde ni siquiera se levantaba de la cama, cosa que extrañó a Betty y Polly.

— Te ves mejor, mamá — Betty dejó el plato frente a su madre

— Bueno, hay cosas por las que ser feliz

— ¿De qué hablas, mamá? — Polly tomó asiento al igual que los demás — ¿Por qué estás feliz?

— Por nada — se encogió de hombros — la vida a veces te da motivos para seguir. Las tengo a ustedes, tres y a Juniper y Dagwood, puedo sobrevivir y son mi motor de vida, no necesito nada más

"Sobrevivir"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora