Prólogo

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—¡¿Podrías parar de seguirme?!— salia de los pasillos la bella dama de vestido azulado hasta llegar afuera de la casa.

—¡Lo seguiré haciendo hasta que me veas a la cara!— alego el caballero siguiendo sus pasos, llegando al pastoso patio que era iluminado por la luz de la luna.

—Bridgerton— giro sobre su eje haciendo que el parase, esa fue la segunda vez en la noche que lo miraba directamente — El hecho de que seas codiciado por todas las mujeres, esas que con una simple mirada y sonrisa arrogante aceptan a todo lo que parloteas. No significa que seré de una de ellas.

El mayor de la familia Bridgerton ni siquiera se sintió ofendido, insultado o bofeado con sus palabras. El simple hecho de que sus ojos se conectaran con los suyos le era suficiente para que su corazón volcara en un instante. 

—Eso no decías antes cuando jurabas ser mi esposa— con su hablar tan calmado, se acercaba a la dama. Que aunque lo negará, aun hacia un efecto en ella. —Esa vez que juraste cuidarme como fiel esposa, amarme como nunca y seguirme hasta el fin del mundo— la distancia entre ambos era prudente, sin embargo, el romper ese espacio circulaba en sus mentes. 

—Eramos unos niños— contesto fríamente, reteniendo sus nervios como lo ha aprendido a través de los años— La gente cambia al igual que las ideas, en cambio otras se quedan estancadas en que una mujer solo puede ser útil para procrear y organizar bailes.

Se burlo con ironía—Solo con oírte decir tales salvajadas, te desconozco.—tomo sus cabellera entre sus manos decesperadamente— ¡Por dios, hasta hablas como Eloise! —espeto el castaño.

—¡Entonces quizás sea la única con juicio en esta sociedad!.

Marrón y marrón chocaban sin pestañear. Colores muy iguales pero con caracter pesado. La respiración entrecortada en ambos era presente con tal hostilidad. Pero si bien,  no dejaban de pensar el uno hacia el otro.

—Solo responde,  Anthony— el mencionado estaba atento escuchando— Si tanto anhelas una mujer que cumpla tus expectativas; matrimonio, una familia numerosa. Una que siga la tradición familiar...—aclaro su garganta y avanzo unos pasos hasta llegar a el, sintiendo su respiración topar con la suya— Yo no cumplo con esos requisitos. Tampoco pretendo cumplirlos— susurraba tan serca de su rostro, provocando una sensación en el que ninguna mujer lo había hecho sentir— ¿Qué es lo que quieres de mi?.

Determinación.

Respeto.

Honor.

Son los valores que adiestra un caballero. Valores que ha inculcado desde su nacimiento siguiéndolos al pie de la letra. Formando al hombre que se conoce hoy en día. Teniendo claro que sin ellos, su mente no piensa y su cuerpo actúa de forma involuntaria obteniendo lo que quiere.

Ella provoca ese pensar.

Ella provoca ese deseo.

—Eso mismo me pregunto, Sophia— se atrevió a hablar tras el silencio—No soporto verte en los brazos de otro hombre—tomo su mano con la suya, apretando ligeramente— Soy un caballero, pero me es inevitable borrar la idea de quererte solo para mi—su tono de voz bajaba a media que se acercaba a sus rostro provocando un escalofrió en la dama— Solo tu, puedes hacer esfumar mis valores para estar contigo de una forma que ni te imaginas— se detuvo a oler su perfume endulzarte, ese que solo ella distingue de las demás— Así que la verdadera pregunta es...—ambos con sus ojos cerrados, Anthony se acerco peligrosamente a sus labios susurrando—¿Tu que me estas haciendo para que no salgas de mi cabeza?







𝐆𝐞𝐭 𝐨𝐮𝐭 𝐨𝐟 𝐦𝐲 𝐦𝐢𝐧𝐝 [𝐀𝐧𝐭𝐡𝐨𝐧𝐲 𝐁𝐫𝐢𝐝𝐠𝐞𝐫𝐭𝐨𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora