Capítulo 15.- Inesperado

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Mireia

Cuando ella me respondió que aceptaba ser mi novia no podía sentirme más feliz. A partir de entonces pudimos ser más íntimas de lo que jamás me había imaginado y sus besos eran… eran los mejores que me pudiera imaginar.

Habían pasado tres meses desde entonces, ahora me encontraba con ella cuidando de su hermanito, pues sus padres habían ido a una revisión médica de su madre.

—Eres buena en esto, yo no podría —mencionó notando mi facilidad para mantener con una sonrisa a su hermanito.

—Los niños se emocionan fácilmente, solo no hay que ser demasiado repetitivos. —le respondí volteando hacia ella con una sonrisa.

—Yo… —quiso decir algo, pero llegó el sonido de una llamada en su celular. Giro su mirada para buscarlo, este se encontraba en la mesa donde cambiábamos a su hermanito—. ¿Quién habla? —preguntó desconfiada, por lo que deduje que no era un número que reconociera. Conforme escuchaba su rostro palidecía, pronto las lágrimas empezaron a derramarse.

—¿Qué sucede? —pregunté. Pero ella no me escuchó.

—Estaré allá en un par de horas —habló con la voz rota antes de colgar.

—¿Qué ocurre?

—Mis padres, ellos, hubo un tiroteo, mi padre murió, mi madre está hospitalizada —la abracé para evitar que se cayera al suelo.

—Tranquila, ella va a…

—Recibió un disparo en el pulmón —gimoteo. Su teléfono volvió a sonar esta vez yo no contesté.

—Tu reino es seguro, pero siempre cobramos las deudas. Con esto estaremos a mano, dejaremos su reino en paz, pero si te atreves a atacar a otro de los míos será el pequeño príncipe el precio —colgó sin dejarme contestar.

—¿Fueron ellos verdad? —preguntó sin dejar de llorar, estaba rota y yo no podía hacer nada.

—Así es —susurré.

—Tengo que ir a verla —supe que ahora necesitaba tanto a su novia como a su guardaespaldas… y tal vez su novio también la ayudara.

Llevé a su hermano para acomodarlo en su sillita para el auto, y llamé a Gabriel antes de llevar a Jessica al auto. Ella observó el manubrio, yo conduciría con gusto, pero no tenía licencia. Tomé su mano para que se calmara un poco, tenía miedo, ella no presionaría el acelerador hasta que estuviera segura de que podría recorrer todo el camino sin chocar.

Tras un rato de espera volteó para ver la parte trasera del vehículo se inclinó para depositar un suave beso en mis labios. Entonces avanzó, no se esforzó por ir rápido, tenía demasiado miedo para arriesgarse.

Al llegar al hospital Gabriel ya se encontraba ahí y había conseguido el número de la habitación del hospital donde la madre de Jessica se encontraba, Jessica le dio un beso, agradecida, antes de ingresar para ver a su madre. Solo permitían a familiares entrar.

—Se ve peor de lo que imaginaba —mencionó Gabriel, ambos sabíamos que mucho podría cambiar ahora.

Enamorados de una PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora