Capítulo 18.- Compromiso.

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Gabriel

Yo no me sentía tan cómodo con la idea de casarme, después de todo apenas había empezado mi carrera en la universidad, pero sabía que Jessica no era normal, ella realmente era de las pocas chicas que podría mencionar que siempre había aspirado a casarse joven.

Realmente se sentía responsable de su gente, y no se sentía dispuesta a cruzar ciertas líneas debido a eso. Por eso había aceptado, aunque la realidad era que me sentía inseguro con eso.

Mis padres, como era de esperarse se pusieron a darme sermones sobre responsabilidad, sobre lo malo de casarse a temprana edad y un montón de cosas. ¿Responsabilidad? Conocía el montón de cosas que Jessica hacía, podía ser pequeño su reino, pero Jessica se esforzaba en lo posible por gobernarlo de la mejor manera.

Casi promulgaba una ley cada mes, pues se daba cuenta de que faltaba considerar algo en las leyes, terminaba modernizando las leyes anteriores o de manera menos común promulgando nuevas desde cero. Ya el registro de leyes de Sativia abarcaba casi medio centenar de leyes cuándo sus padres murieron y según ella habían infinitas cosas que estás no consideraban. También en otros casos simplemente encontraba maneras de acortarlas y consideraba que cada oración que se pudiera quitar de las leyes sin quitarles sentido haría las cosas más fáciles para el resto de personas.

Mientras en la noche meditaba sobre eso escuché un toque a mi ventana. Volteé para ver, era Mireia. Fui a abrirle.

—¿Cómo te sientes? —preguntó mientras la ayudaba a entrar.

—No lo sé —respondí—, tal vez cometí un error al aceptar casarme con ella tan pronto.

—Entonces no soy la única que piensa en eso… —decidió. Pronto empezamos a hablar a la vez.

—No me malentiendas, la amo, adoro estar con ella y me gustaría formar una familia con ella algún día, pero… —fue lo que yo dije.

—Acepté porque me pareció muy romántico que me estuviera proponiendo matrimonio y era algo muy similar a un sueño, pero… —fueron sus palabras.

—Pero, no me siento listo/a para hacerlo aún. —nos observamos al notar que ambos pensábamos igual.

—¿Somos un par de cobardes? —me preguntó.

—Parece que sí, nunca creí tenerle miedo al compromiso —le di una sonrisa suave.

—¿Me ayudarás a escoger mi vestido de novia? —preguntó observándome.

—¿No se supone que es mala suerte que el novio vea el vestido de la novia antes de la boda? —le pregunté a modo de broma.

—Bueno, me casaré con Jessica no contigo, así que dudo que cuente —me respondió.

—Esto parece mentira, hace nada hemos salido del colegio y ya hemos aceptado una propuesta de matrimonio.

—Si, supongo que por eso mi madre estaba tan molesta —nos sentíamos como dos niños confesando nuestros crímenes por no poder quedarnos siendo los únicos.

—¿Qué tan emocionada crees que este por el compromiso? —pregunté.

—Conociéndola, ya debe hasta haber elegido donde dormirá con cada uno de nosotros.

—Bueno, a mi no me molestaría tanto que compartiéramos cama… —pensé en voz alta pero justo después comprendí porque no era buena idea— tienes razón, seguro son dos.

—¿Con quién crees que… bueno se deje desvirgar? —preguntó yo me enrojecí.

—Tal vez contigo, eres una chica igual, se sentirá mas cómoda al principio supongo…

Enamorados de una PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora