—Hijito, no me parece bien.
—Es solo un trabajo, ma.
—Te criamos como un niño bueno y decente.
—Ya, detente, mamá; no hago nada malo.
—Te vienes a estudiar a la ciudad y acabas en un club de perdición.
—No es así, ma, se gana bien y tengo el día para dedicarle a mis estudios.
—Hijito…
«Y eso que solo le hablaste de un trabajo nocturno en el club», se burló Charlotte y Chandler estuvo a punto de reír.
Habían pasado tres días desde la sorpresiva aparición de Carlota, la madre de Chandler. Tres días en los que el chico no había podido hablar con su compañera de vida debido a la presencia que solo se despegaba de él cuando iba al baño, de allí la discusión que tenían, pues a la mujer que reposaba en la cama no le parecía apropiado trabajar en un club nocturno.
Alma le indicó que retomarían los ensayos, así que necesitaba sacarse de encima a mamá, pero en lugar de eso la mujer casi le exigía renunciar.
—Mamá, muchas personas trabajan de noche, incluso médicos.
—Sí, pero no en un club.
—Mamá, no dejaré mi empleo solo porque no te parece y fin de la discusión.
«¡Bravo! Me llenas de orgullo, te impusiste», celebró Charlotte mientras su compañero se levantaba de la cama para ir a ducharse.
«Pide un deseo, Chan-chan, yo quiero»
—Está bien —admitió la mujer al fin y Chandler sonrió—. Tienes razón, hijito, ¿y qué es lo que haces?
La pregunta le hizo frenar en seco justo antes de entrar al baño, ¿qué podría contestarle?
—Cariñito, me gustaría ir contigo a conocer…
—¡NOO! —la interrumpió en el acto— Ma, quiero decir que no se puede. Soy utilero, apoyo tras bambalinas en los espectáculos, carreteo cosas de aquí para allá. Mamá, duérmete, no me esperes, hablaremos en la mañana.
Y sin esperar otra palabra se encerró.
Luego de un veloz baño, se vistió y estaba dispuesto a huir lo más rápido posible, pero su madre seguía reteniéndolo en la puerta con abrazos, besos y lluvia de bendiciones. Chandler estaba exasperado, en cambio Charlotte deseaba saber cómo se sentía el asfixiante amor maternal del que su compañero quería escapar.
***
—Bueno, reinas, vamos desde el comienzo —anunciaba Alma antes de reproducir Crazy in love una vez más—. Uno, dos, tres y cuatro…
Ya llevaban alrededor de una hora en arduo ensayo de baile cuando Chandler se rindió y deseó ir a dormir, lo que hizo a Charlotte muy feliz.
«¡Al fin! No sé por qué no lo pediste antes, yo deseo salir a bailar con las reinas, tú tienes dos pies izquierdos», dijo ella y Chandler, recostado en el suelo, rio bajo.
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La Luz de Géminis
Viễn tưởngUn cuerpo, dos almas distintas y un pacto para vivir media vida. De día, un joven universitario; de noche, una desenfrenada drag queen; cada uno posee habilidades secretas y tendrán que debatirse entre seguir ocultos o enfrentar el mal que amenaza a...