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♡ ⁺ 11 › KOOKGI

“cuando te lastimas, ¿quién te cura a ti, sanador?”
› magic au
› pt 1

Hay muchas cosas a las que Yoongi le tiene miedo.

Vivir en el anticuado Bormur, es solo una de ellas. Quizá tal adjetivo es incluso ofensivo para la pintoresca aldea, pero él no puede pensar en algo más gentil que le ayude a describir a su gente, cuando la mayor parte de su vida la ha trascendido escuchando habladurías malintencionadas sobre su familia, oscuros deseos hacia su destino e insultos grotescos a quienes sólo condenaron por nacer. Para él es fácil vivir atemorizado.

Por otro lado, también hay muchas otras cosas que lo hacen feliz.

Como el sonido del riachuelo corriendo con ímpetu que interrumpe el cantar del ruiseñor por las mañanas en el bosque. El aroma del pan recién horneado que prepara casi a diario y que inunda cada rincón de su cabaña. Y definitivamente, el galope del hermoso corcel bayo que pasta por el campo cuando se dirige a la aldea.

No siempre es temeroso del pueblo, del bosque, o de la gente. Solo que, eso parece ser lo correcto. Es lo que se le ha inculcado desde que era un niño, cuando fue obligado a presenciar la muerte de su abuela en la hoguera.

Si él no hubiera estado tan aterrorizado, hubiera podido tal vez suplicar por que se le diese una oportunidad a su madre y a él de despedirse apropiadamente. Pero no ocurrió. Las condenas por brujería eran severas, y no concedían últimas voluntades.

La gente aclamaba por el alivio de estar dirigiéndose por el camino de la salvación, al haber descubierto y ejecutado a un ser maligno. Yoongi, solo cubría sus oídos y lloraba desesperadamente, convencido de que los alaridos de júbilo a su alrededor combinados con los gritos de auxilio de su abuela, aparecerían de vuelta en sus más horribles pesadillas.

"—Ese es el destino para las alimañas de su especie. Si aprecias tu vida, hijo, será mejor que no sigas el ejemplo de tu maldita familia."

Habían sido las palabras del alcalde, cuando la multitud comenzaba a disiparse y solo quedaba el lúgubre ambiente gris, el humo de la hoguera dejando sus últimos rastros, poco a poco extinguiéndose alrededor de lo que quedaba del cuerpo carbonizado de su abuela, y su desolada madre, que clamaba su dolor arrodillada en el lecho de muerte.

Yoongi no había podido responder. Sentía que su voz había desaparecido. El llanto de su madre solo hacía que su delgado cuerpo temblara aún más. Y el desagradable aroma que corría por el aire estaba amenazando con hacerlo vomitar todos sus órganos. Hasta su corazón.

Estaba seguro de que nada más en su vida le causaría un dolor tan atroz como haber presenciado aquel acto tan cruel e injustificado hacia su amada abuela. Las pruebas, las suposiciones, el miedo... Todos se equivocaron, y ellos asesinaron a un ser inocente. Lo hicieron después también, con otras personas, lo siguieron haciendo con otras mujeres desafortunadas que caían en el ojo público de la sospecha. Tan solo eso era su condena.

Incluso cuando los años pasaron, Yoongi no logró salir de él. Y todos lo señalaban como el hijo maldito de las brujas. Todo empeoró aún más, cuando su madre una tarde salió de casa, con el pretexto de que debía hacer un encargo importante en la aldea, más nunca regresó. Yoongi, quien se había dado en cuerpo y alma por ayudar a que su madre se repusiera por su gran pérdida, temía que hubiera sido sucumbida por su pena y cometido algo terrible. Algo que le quitaría a lo único que le quedaba de compañía en el mundo.