ᴛʀᴏᴢᴏꜱ ᴅᴇ ᴇꜱᴛʀᴇʟʟᴀ •° 𝙼𝚒𝚗𝚌𝚑𝚊𝚗 °•

FINAL:

Minho tomó suavemente la mano de Christopher, entrelazando sus dedos para no separarse mientras pasaban por entre la multitud. La piel del mayor cosquilleó ante ese simple gesto del castaño, el cuál siempre realizaba, pero esta vez se sentía diferente.

Una sensación de frío volvió a invadir al pelinegro cuando Minho soltó su mano una vez que llegaron a la puerta principal para calzarse sus zapatillas, y decidió imitarlo al instante, sacando sus zapatos del pequeño mueble para colocárselos rápidamente.

Al salir del departamento comenzaron a caminar lentamente hacia el ascensor, dejando atrás el ruido de la música y el murmullo de jóvenes borrachos.

Christopher se sorprendió levemente cuando el otro muchacho tomó su mano otra vez y entrelazó sus dedos con sumo cuidado. Sonrió con su corazón retumbando dentro de su pecho y sus mejillas calentándose mientras apretaba el botón que los llevaría hacia el último piso del edificio, la azotea.

Se mantuvieron en silencio por unos segundos mientras esperaban que las puertas del ascensor se abrieran. Christopher miró de reojo a Minho, para atraparlo con una hermosa e inocente sonrisa adornando su rostro. Las puertas del ascensor se abrieron luego de unos segundos de cómodo silencio. Se mantuvieron así, cada uno con sus pensamientos.

El mayor pensaba en lo que había sucedido hace unos minutos y no puedo evitar sentirse orgulloso . Sintió auténtica felicidad al recordar la imagen de Hyunjin tan alegre y a gusto, pensó que, su amigo merecía toda esa felicidad y más, pues siempre luchaba por lo que quería.

—Me gustaría ser así de valiente. —soltó, y al momento en que sus palabras resonaron en las paredes del ascensor se dio cuenta de que había hablado en voz alta.

—A mi igual— Minho respondió, volteando su cabeza para mirarlo por una fracción de segundo, pareciendo haber comprendido por completo sus palabras.

El elevador se detuvo en el último piso y sus puertas se abrieron. Minho tomó una profunda respiración para luego apretar un poco la mano de Christopher, y guiarlo a paso calmado hacia la entrada de la azotea del edificio, conociendo el lugar a la perfección.

Salieron del ascensor y a paso calmado se dirigieron hacia el final del pasillo, con la mirada fija en la gran puerta doble al final de éste, que se lograba distinguir gracias a la luz de luna que se filtraba por la ranura de la puerta semiabierta.

En ese tramo de unos cuantos metros, ambos muchachos se preguntaron si el otro se sentía igual de extasiado con tan solo la simple cercanía, con el solo hecho de estar uno en presencia del otro y con sus manos conectadas.

La respuesta era: absolutamente.

Christopher empujó la pesada puerta, para abrirla completamente y pasar luego de Minho, sin soltar su mano en ningún momento.

La fría brisa de la noche golpeó sus rostros al instante, y subieron lentamente los pocos escalones que habían. Siguieron caminando, luciendo tranquilos por fuera, siendo que por dentro ambos estaban hechos un desastre.

Avanzaron juntos hasta finamente llegar al barandal de la azotea, el cual les llegaba a la altura del pecho. Acto seguido Christopher tomó la mano de Minho entre las suyas de manera temblorosa.

El corazón de Christopher parecía estar calmándose paulatinamente con el pasar de los minutos. El castaño, a pesar de causar un alboroto en su interior la mayoría del tiempo, tenía el poder de tranquilizarlo y hacerlo sentir paz, algo que nunca nadie antes había logrado.

El mayor no pudo evitar esbozar una sonrisa enorme al mirar a su alrededor, pues el cielo se encontraba simplemente hermoso, lleno de constelaciones y con la luna brillando más que nunca, con colores tan intensos que se mezclaban perfectamente con los dos presentes, formando una imagen digna de retratar.