Ocho.

89 26 5
                                    

𝑲𝒊𝒉𝒚𝒖𝒏.

Encontré a un hombre. Se lo conté todo. Toda la verdad.

Que tuve un amor, un amor para toda la vida. Se lo confesé todo.

Nos veíamos, pero nunca lo invitaba a mi casa. En casa no podía, ahí estaba Shownu.

Trabajé en una pastelería. Hacía una tarta y las lágrimas me caían a mares. No lloraba, pero, las lágrimas me seguían cayendo. Sólo le pedía a los demás una cosa:

-No me tengan lástima. En cuanto me empiecen a consolar, me marcho.- Quería ser como los demás.

No hay que tenerme lástima, hubo un tiempo en el que fuí feliz.

Me trajeron la medalla de Shownu, por sus heróicos actos. Una de color rojo. No podía mirarla mucho tiempo, se me saltaban las lágrimas.

He tenido un niño.

Andréi... Andréi se llama. Todos me querían hacer cambiar de opinión:

-Tú no puedes tener hijos.

Y los médicos me asustaban:

-Su organismo no lo soportará.

Después... Después me dijeron que le faltaría una mano. Se veía por el aparato. «¿Y qué? -me dije-. Le enseñaré a escribir con la mano izquierda.» Y nació normal. Un niño guapo. Ya va a la escuela, y saca excelentes en todo.

Ahora tengo a alguien. A alguien por quién respiro y vivo.

Él lo comprende todo a la perfección:

-Papi, si voy a ver a la abuela un par de días, ¿Podrás respirar? -¡No podré! Me da miedo separarme de él un sólo día.

Una vez, íbamos por la calle. Y noto que me caigo. Entonces fue cuando me dió el ataque. Allí, en la misma calle.

-Papá, ¿Quieres un poco de agua?.

-¡No! no, quédate a mi lado. No te vayas a ninguna parte.

Y lo agarré de la mano. Luego ya no recuerdo nada...

Abrí los ojos en el hospital. Lo había sujetado de tal modo que los médicos se las vieron difíciles para abrirme los dedos. Mi niño tuvo la mano azul por varios días.

Y ahora cuando salimos a la calle me pide:

-Papi, por favor, no me agarres de la mano, prometo que no me iré a ninguna parte.

Él también está enfermo: va dos semanas a la escuela y dos las pasa en casa, con el médico. Así vivimos, tememos el uno por el otro.

Y en cada rincón, está Shownu.

Sus fotos.

Y por las noches, no paro de hablar con él. A veces, me pide en sueños: «Enséñame a nuestro hijo». Y Andréi y yo siempre vamos a verle. Él trae de la mano a nuestra hija, nuestra niña. Siempre está con ella. Sólo juega con ella.

«Qué sencillo es ser feliz».

𝑩𝒂𝒋𝒐 𝒍𝒂𝒔 𝒓𝒂𝒊𝒄𝒆𝒔. (𝑺𝒉𝒐𝒘𝒌𝒊)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora