CAPÍTULO 8 NECESITAMOS HABLAR

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Alex
La remodelación de mi casa por fin terminó hace unos días, y el día de ayer me mudé aquí. No me he vuelto a encontrar con Camila, temía tanto que renunciara, pero no lo ha hecho, las cosas siguen igual, aunque dejará de recibir el extra por encargarse de la suite del hotel, espero que ese dinero no le haga falta, me enteré de que su madre está enferma, aquí mi principal informante es José, el chófer de mi padre, se ha convertido en un gran amigo y apoyo para mí. Supe que tenía dos trabajos, porque su hermano tiene a su esposa embarazada además de dificultades económicas y lo está ayudando, por lo que necesita más dinero, así que le pedí que renunciara a uno y se viniera conmigo, solo espero que no tenga problemas con mi padre, al enterarse de que también trabaja para mí, pero si así sucede, lo solucionaremos en su momento. Sé que debería pagarle lo que me dio cuando salí de aquí, pero sé que no lo va a aceptar, sin embargo, existen muchas formas de regresarselo sin que se sienta ofendido.

Es él, quien me informa de muchas cosas que necesito saber, por él me enteré de que, en mi ausencia, mi primo vino a mis padres pidiendo una oportunidad y ellos se la dieron, lo que me extraña, porque mi padre es muy suspicaz y siempre fue consciente de que mi primo no era muy confiable aún antes de que yo lo supiera, siempre me lo decía y yo no lo creía, sin embargo, le dio cabida en su casa y en sus negocios, lo que me preocupa en gran manera. Con estas acciones por parte de mi padre, yo veo el afán de de él, de sustituirme, quizás quiera ver en mi primo, el hijo que ya no tiene, no lo sé, pero duele mucho, y lo peor de todo es que con su salud tan precaria, no puedo ponerlo en alerta, además de que no lo creería viniendo de mí, pensará que actuo por celos o por despecho.

Camila
Los días pasan con rapidez, no me he vuelto a encontrar con Alex, porque cuando yo voy a su casa, el aún está fuera. Las obras de remodelación terminaron hace días y he tenido mucho trabajo.

El señor Jones, mi jefe en el hotel, es quien paga el salario que Alex me da por la limpieza de la casa, y es también, a través de él, que me deja las instrucciones necesarias respecto de su casa y en estos momentos me acaba de informar, que su familia vendrá para quedarse. No sé por qué, pero esta información me sienta mal, hace que mi corazón se desilusione, me digo a mi misma, que es porque no puedo creer que alguien como él tenga esposa e hijos, no se lo merece y me pregunto, ¿cómo ella puede vivir con un ser de su calaña?

_ Este fin de semana todo tiene que estar totalmente terminado y en orden. - me dijo. - porque llegarán su esposa y su hija. _ no creo que tengas problemas en adaptarte a ella. - continuó. _ es una mujer encantadora.

Y lo era, la conocí el lunes que estuve de nuevo en esa casa, y fue una vez más el señor Jones quien me presentó ante ella, era una hermosa rubia, se notaba su origen americano, aunque hablaba español, y a su lado estaba una pequeña de unos tres años más o menos, que era su vivo retrato.

El señor Jones se fue y yo me quedé, ella fue muy amable conmigo, incluso me ofreció quedarme a cenar con ellos, invitación que, por supuesto rechacé, no quería que Alex me encontrara ahí y me di prisa para terminar lo antes posible.

Sin contratiempos hice lo que tenía que hacer y salí casi corriendo del lugar, no era lo mismo hacer la limpieza cuando la casa estaba sola, que cuando había gente, así que por más que me esforcé, iba saliendo más tarde.

Crucé la puerta de entrada y di de lleno contra aquél hombre que venía llegando.

Me quedé sin aire al chocar contra su duro pecho. El me sostuvo por los hombros para que no cayera y su agarre no me provocó el pánico que la primera vez. Quizás ¿sería porque su esposa estaba a unos pasos de nosotros y sabía que no corría peligro? no lo sé. Me aparté con rapidez de su lado, pero me quedé estática. Él se disculpó y luego reparó en su pequeña que ya corría a su lado con los bracitos extendidos.

Él la tomó por los aires y la abrazó cariñoso. Un dolor agudo se posó en mi corazón, si las cosas hubiesen sido diferentes ese era el lugar que le hubiera correspondido a mi hijo.

_ Cariño. - se acercó ella y tomo a su hija de sus brazos, recibiéndolo a él con un beso en la mejilla. _ Camila ya se iba, ¿porque no la llevas?

_ No es necesario. - me apresuré a contestar.

_ Por favor. - suplicó ella con amabilidad. _ Alex te puede llevar. - me miró de tal forma que no me pude negar. Era un mujer amable y dulce, no entendía que hacía con él.

No lo miré, solo agradecí a su esposa y salí, él se despidió con un beso y me siguió.

_ En un momento regreso cariño. - escuché que le decía antes de seguirme.

Subo al auto, en lo que él llega observo que es muy lujoso, la envidia de cualquiera, no puedo creer que a alguien como él, le vaya tan bien en la vida, pero a veces la vida es injusta.

Él toma asiento frente al volante y arranca, ni él ni yo hablamos, se instala un pesado silencio entre nosotros.

_ ¿Hacia dónde? - pregunta de pronto y un escalofrío recorre mi cuerpo al escuchar esa voz.

Me controlo y le doy mi dirección, él se encamina hacia allá.

Estoy atenta al camino, cuando siento que el auto disminuye su velocidad, me pongo en alerta, con horror veo que se orilla y se detiene.

_ ¿Porque te detienes? - casi grito tratando de mantener la calma.

_ ¡Necesitamos hablar! - vuelvo a escuchar su voz y mis nervios se crispan.

_ ¡Tú y yo no tenemos nada de qué hablar! - casi grito, e intento abrir la puerta, pero tiene seguro. _ ¡ABRE! - jaloneo la manija sin resultado.

_ ¡Por favor tranquilízate y escúchame! - lo oigo decir, como en una bruma, un ataque de pánico está por hacerse presente, pero veo que abre ligeramente los vidrios del auto y en lugar de acercarse a mí se repliega pegándose al lado de su puerta lo más retirado posible de mí. Si quisiera atacarme lo estaría haciendo, me repito y dejo de gritar y manotear tratando de salir. Respiró hondo y trato de controlarme.

_ No me acercaré. - dice levantando sus manos a la altura de su pecho y manteniéndolas ahí, a mi vista. _ ni te tocaré. - dijo y sonó sincero.

¡NO FUI YO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora