Prólogo.

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Veía por la ventana del hotel como el sol del atardecer teñía las paradisíacas costas y se reflejaba vagamente en las miles de sombrillas que se hallaban sobre la arena. Un arte digno de admirarse, el violeta y el rosa uniéndose tiernamente en el cielo semioscurecido, mientras que las últimas personas que aún permanecían en la playa retiraban sus cosas para volver a sus hogares.

Miami Beach, allí se encontraba. En el sexto piso de un hotel cinco estrellas, con vista al basto mar magnético anhelado por los surfistas, extranjeros y los mismos habitantes de la región. A penas llevaban un día allí y ya estaba encantado con cada cosa que veía a su alrededor ¡Simplemente magnífico!

Tan rústico pero a la vez moderno, elegante pero de alguna manera hogareño. Un lugar cómodo y encantador, con solamente el sonido del viento marino acariciando su rostro.

—¡ESE IMBÉCIL, MAL NACIDO Y NIÑO MIMADO! —el zapato que por poco dio en su cara lo sacó de cada una de sus cavilaciones— “¡Es mi prima Chako, no te preocupes!” “¡Esta cercanía la tenemos desde pequeños, no es nada!” ¿¡Y ME TERMINA DEJANDO EN EL ALTAR COMO UNA ESTÚPIDA MIENTRAS SALE CORRIENDO CON SU "PRIMITA"!? ¡BASTARDO! —la castaña tomó con fiereza uno de sus tacones color melón para después lanzarlo como dardo a una distancia casi certera al rostro de Todoroki, que ni se inmutó por la acción— Oh por Dios, ¡L-Lo siento mucho, Todoroki-kun!

—Está bien Uraraka, no hay problema. —despegó el tacón que había quedado incrustado en la pared y se lo devolvió con un semblante neutro.

—Nos van a cobrar por eso... —susurró Tsuyu, mirando el prominente hueco en la pared que había creado su amiga.

En otras circunstancias tal vez habría sido una relajante tarde de amigos, pero no, las situación no les permitía darse ese lujo.

Ochako Uraraka había sido abandonada en el altar por el que iba a ser su futuro esposo, su novio por casi dos años, su amigo, su amante, su todo.

Sabía que su amiga estaba dolida, terriblemente dolida. Había sido toda una montaña rusa eso de la repentina ruptura, en un momento estaba destruyendo todos los peluches que alguna vez el hombre le había dado y al siguiente estaba llorando sobre la felpa de los ositos, y ni hablar de la etapa en la que casi vandalizaba la casa del chico, fue una suerte que ellos la descubrisen a tiempo.

—Uraraka-san, —Llamó Iida a la muchacha, sentándose a su lado en la cama king—, no quiero que nos llamen la atención por los agujeros en las paredes así que, por favor, respira y cálmate. Estamos rompiendo muchas reglas al mancillar propiedad ajena.

—No fue para tanto, Iida-kun.

—Hiciste cuatro agujeros en las paredes con tus tacones, casi rompes las bebidas del minibar y por poco les haces unas perforaciones en el medio de la cabeza a Todoroki-kun y Midoriya-kun.

La de mejillas regordetas abrió los ojos sorprendida por lo que revelaba su amigo, bajó la mirada apenada y jugó con las tiras de su blusa.

—Está bien, me sobrepasé —Susurró, cayendo de espaldas sobre la cama—. Hace dos semanas que el fiasco de la boda ocurrió. Sigo un poco sensible por el evento y tan solo recordar su sonrisa al verla a ella decir "me opongo" me nubla la vista y me hace querer tirar todo a mi alrededor.

—O llorar, también haces mucho eso cuando no te dejamos romper nada. —el codo de Izuku dio contra las costillas de Todoroki, provocando que este se quejara y le diera una expresión confundida—. ¿Midoriya? ¿Y por qué me pegas?

—Sí... También estoy haciendo eso muy seguido. —Ochako soltó un suspiro y miró el techo del cuarto con tristeza, Izuku caminó hacia ella y se sentó a su lado, mirándola con comprensión, diciéndole sin palabras que estaba allí para ella, que todos estaban allí para ella. Uraraka le sonrió y volvió su mirada al techo—. Estoy realmente cansada de llorar, de sufrirle, estoy harta de repetirme en una secuencia de película antigua los momentos que pasamos juntos; las risas, los suspiros, los besos. Yo quiero volver a sonreír, quiero divertirme y no sentirme miserable. Agradezco haber venido a lo que iba a ser mi Luna de Miel con ustedes, tomarme esas vacaciones en el trabajo y que ustedes hayan hecho lo mismo, pero si la voy a pasar metida en mi habitación acabándome lo que hay en el minibar mientras veo Como La Primera Vez entonces no valió la pena el viaje a Estados Unidos. —volvió a soltar otro suspiro, echándole el ojo a la botellita de vodka que reposaba provocativamente dentro de la pequeña nevera. El plan de llanto, cerveza y películas románticas no sonaba tan mal ahora que lo pensaba.

Izuku observó a sus amigos en busca de una solución, mientras que Tenya y Shōto le regresaban la mirada, Tsuyu tenía toda su atención en el teléfono con tapa de ranitas. Midoriya no pudo desconocer más a la chica de cabellera verde frente a él, al ver la indiferencia que mostraba con la situación de su mejor amiga.

¿Qué podría hacer para animar a Uraraka? Comer helado en pijama hasta reventar no era una opción, la última vez que lo hicieron con la intención de hacerla feliz solo lograron que llorara por horas en sus hombros, diciendo lo mucho que extrañaba a su exfuturo esposo. ¿Llevarla a la playa para pasar un rato entre el sol veraniego, las olas del mar rompiendo en la arena y pelotas gigantes de plástico? Sonaba prometedor, hasta que recordó que eran casi las siete de la noche y la idea de nadar en agua helada en la noche no le gustaba para nada.

¿Qué otra opción había? ¿Qué podrían hacer?

—Una discoteca —Tsuyu alzó la voz, deteniéndose frente al cuerpo casi inerte de la castaña y confundiendo a los demás. Ochako se levantó de una forma tan tiesa que cualquiera hubiese pensado que era un zombie resucitando, tomó el celular de Asui y miró la información que yacía en este—, hay una discoteca no muy lejos del hotel. Tiene muy buenas críticas y, por las fotos, el lugar parece bastante cómodo. Según las reseñas las bebidas son de otro mundo y los espectáculos que dan no tienen precio. Todo un show. —posó su dedo índice en sus labios y siguió—. Justo hoy tienen un nuevo espectáculo que presentar al público, prometen mucho con esto. Además, hay un descuento por la ida de más de cuatro personas.

—¿Descuento? ¿De cuánto? —preguntó con sus chocolatosos ojos brillando de interés.

—Míralo tú misma. —volvió su vista al teléfono, boqueó por un momento como si fuese un pez y le devolvió el celular a la chica. Con aspecto renovado y decidido, se levantó de la cama y miró a los tres chicos, que se encontraban expectantes a lo que diría.

—Iremos esta misma noche, a las diez en punto. Preparen sus mejores ropas y los más sexys pasos de baile, muchachos. Esta noche gozaremos como nunca antes lo hemos hecho.

NOTA DE AUTOR.

¡HOLA, HERMOSAS HOJITAS DE OTOÑOOO! ¿Qué tal todo?

Bueno, republicando esta historia cochinona. No me arrepiento en nada de haberla llevado a borradores, la cantidad de errores que tenía era abismal.

Espero que puedan disfrutar nuevamente este fic, y les recomiendo que lean desde el principio ya que algunas cosas (si no es que muchas) serán cambiadas.

¡Chaito!🍂🍂

◤El Stripper Gay Del Bar Hetero◢ [BkDk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora