Capítulo 10

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   “El desayuno especial de Deku”

Izuku en serio se sentía ansioso, aunque culpaba al alcohol por su desenfrenado actuar. Era obvio que la noche anterior se había pasado de copas, pero, ¿cómo no hacerlo? Una parte de él predijo que Kacchan asistiría a su fiesta, pues lo había escuchado murmurar con Ochako cuando creían que no les prestaba atención. Se sintió tan extasiado que no pudo ocultar su sonrisa toda la noche, y lo esperó hasta que los músculos de sus mejillas cesaron.

Ochako bebió hasta perder la cordura, él se mantuvo junto a ella a la espera de que ese tonto rubio apareciera, pero eso nunca ocurrió. A Izuku se le formó un nudo en la garganta al pensar que tal vez él no había sido tan importante para Kacchan como para que este siquiera diera señales de vida en una noche tan importante. Las ganas de gritar se le acumularon en el pecho, junto con una fuerte necesidad de decir todas aquellas palabras que le había prohibido su madre.

Ochako se veía tan frustrada y borracha como él, incluso más. Izuku siempre fue muy bueno para leer el ambiente, y su mejor amiga era terrible para ocultarle secretos, por lo que no le costó mucho saber todo el empeño que puso para que aquella reunión se llevara a cabo. Ochako incluso se había atrevido a vencer su desagrado por Kacchan para poder invitarlo, pero veía en su rostro que los planes de “hacer que Izuku pase una noche romántica con el rabioso de su amorcito” no resultaron como esperaba.

Bebieron hasta callar los gritos de sus almas, abrazados como dos niños que rogaban por afecto, mientras lloriqueaban en el hombro del otro.

El alcohol y la frustración pudieron haber sido el impulso que Izuku necesitaba para regresar a casa, aunque sabía que el toque de queda ya había sido anunciado, pero en su atontada cabeza, la mejor forma de acabar con el dolor que lo devoraba, era expresándole a Katsuki lo que sentía.

«¡Pero no de la forma en que lo hice!». El calor tiñó sus mejillas hasta dejarlas rojas. Izuku hizo el amago de lanzar un chillido al aire, pero debía contenerse, Kacchan dormía, y seguramente lo haría hasta pasadas las diez. Si llegaba a despertarlo, la ansiedad de Izuku se dispararía a niveles estratosféricos y caería en un hoyo de murmullos incoherentes.

Volteó el waffle sobre la plancha, en un intento de calmar sus nervios. Suspiró, tan sumergido en sus propios pensamientos que le era difícil fijar su atención en varias cosas a la vez.

Intentó contener su sonrisa al recordar el toque de Kacchan en su cuerpo, el roce delicado de sus manos; los besos, las miradas necesitadas, su miembro dentro del interior de Kacchan, el miembro de Kacchan entrando en su…

—¡Oh, Dios! ¡Deku-kun, si vas a responder a mis llamadas, al menos intenta filtrar la información que sale de tu boca! Demonios, solo quería saber cómo estabas, no que su enorme pene había entrado en ti.

Sus manos temblaron mientras cubrían su boca y un chispazo de energía le recorrió el cuerpo. ¡No podía contenerse! Todo el entusiasmo hizo que olvidara que estaba al teléfono con Ochako.

—L-Lo siento mucho, Uraraka-san. —Emplató los waffles y los adornó con kiwi y arándanos, dejando a un lado el tocino que había preparado con anterioridad. Sonrió al ver el desayuno de Kacchan, para después colocarle un cubreplatos encima.

Esperaba que eso ayudara a facilitar la conversación al regresar del trabajo. Kacchan siempre hablaba más luego de un buen desayuno.

Oyó una risita proveniente del celular que lo hizo fruncir el ceño, sintiéndose tan avergonzado como se podía estar.

—Está bien, no te culpo. Si por fin lo hubiera hecho con la persona que me gusta luego de tanto tiempo, en definitiva sería algo de lo que no dejaría de parlotear —dijo Ochako.

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⏰ Última actualización: Aug 06 ⏰

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