“Ladrón de corazones.”
Estaba seguro que su corazón nunca había latido tan rápido como ahora y la necesidad por detener todo para contactar con el hospital por una posible taquicardia se había vuelto algo constante en su cabeza. Y es que, mientras la mujer de traje ajustado le indicaba cómo debía de sostenerse sobre el toro mecánico que estaba en uno de los sectores que jamás había notado del local, se daba cuenta que aceptar su premio tal vez había sido un grave error del que, aunque no se arrepentiría, definitivamente lo iba a torturar hasta el final de su vida, incluso, aún en su tumba de alguna manera los gusanos que comían sus restos se las arreglarían para murmurarle ese verano en Miami en donde un caliente, apetitoso, comestible, sensual y viril stripper vestido de vaquero del viejo Oeste bailó encima de un toro mecánico de cuestionable procedencia muy pegadito a él, todo bañado de brillante aceite.
«Okey, tal vez estoy exagerando.» Se dijo a sí mismo luego de verificar su reciente pensamiento.
Era un adulto de veintinueve años con un desempeño culinario envidiable, que viajó por casi todo el mundo para nutrir sus conocimientos en la cocina, de los mejores chef en casi todos los estados de su país e incluso en otros más como Buenos Aires (Argentina), Texas (USA), París (Francia), Miranda (Venezuela), entre otros, ¿Por qué rayos tenía que estar nervioso?
Su mirada se desvío al hombre de cenizo cabello, que sacaba una venda negra de una pequeña gaveta para pasárselo a un muchacho, que parecía estarse burlando de algo mientras que el vaquero le mostraba con enojo el dedo del medio. Una risita escapó de sus labios, captando la atención de la comentarista, que sonrió también al observarlos.
Apurado, el empleado se acercó a ellos, pasándoles la venda negra que le había dado el stripper.
—Estamos listos, Mina —dijo.
—Bien. Izuku Midoriya, —Izuku espabiló y la miró interrogante, siendo sorprendido al sentir como su vista era opacada por una tela negra—, espero que estés preparado para la mejor noche de tu vida.
————
Se encontraba sentado en lo que él creía era el toro mecánico, ya que podía tocar el cuero de la máquina bajo sus manos. Sin su vista y con el montón de sonidos de al rededor era complicado orientarse y no sentirse aturdido.
Una partecita de su interior sollozaba, y era tan bajo ese lamentar de su alma que apenas podía prestarle atención. Sabía el porqué de su llanto, el porqué de que ese rinconcito de su alma pidiera que detuviera todo lo que hacía y regresara al hotel, pero no podía estar martirizándose con los sucesos de su pasado más tiempo, debía avanzar, crear nuevos recuerdos y cerrar ciclos, aun si eso significaba lastimarse a sí mismo en el proceso, porque, aunque lo negara mil veces, aún le dolía lo ocurrido hacía ya tantos años.
los gritos aumentaron su volumen exponencialmente, logrando que Izuku entrara en alerta ante cualquier cosa que sucediera.
—Es hora de la diversión, mis amores. Pero, hace falta algo, algo pequeñito, ¿No lo creen? —oyó la voz de la mujer a unos metros de él, pero poca fue la atención que le prestó al sentir como las piernas y cadera de lo que esperaba fuese el ardiente hombre de tez bronceada se le montaban encima. Un poco más a bajo de su propia cadera podía sentir la parte inferior del cowboy. El rostro se le tiñó de un ardiente carmesí.
—¡Aceite, aceite! —victoreó el público.
—¿Acaso no saben lo difícil que es quitar esa mierda? Puta madre. Malditas perras hormonales. —la queja se manifestó en solo un susurro, sin embargo, eso fue más que suficiente para el pecoso distinguir aquella voz tan agresiva, con matices de violencia y tonadas melodiosas, picantes y dulzonas, pero ya no era como antes, que generaba un centenar de emociones en su ser, haciendo un revoltijo de su cordura con tan solo oír la grave vibración de su voz, no, esta vez para él sonaba como el estallido de una bomba mortífera capaz de acabar con todo a su al rededor, asesinando a multitudes de por medio con la inmensidad de una fatídica explosión.
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◤El Stripper Gay Del Bar Hetero◢ [BkDk]
FanficLa boda de Ochako Uraraka ha resultado de la peor manera posible, dejándola hundida en el llanto y el despecho, por lo que sus mejores amigos: Tenya, Todoroki, Tsuyu e Izuku, se encargarán de llevarla a lo que debía ser su Luna de Miel, convirtiendo...