CAPÍTULO I

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Francia.

Dos años antes.

♱ DE VUELTA 

Rosalie

Llevo un par de minutos observando como las gotas de lluvia caen en mi ventana, era algo relajante, lo es, me gustaba hacer estos tipos de cosas pero...

——Hija puedo pasar? —— tocan la puerta.

——Sí, pasa .

  Mi madre venía trayendo una taza con leche acompañada con unas galletas, ella sabe preparar unas deliciosas galletas, cada viernes suele prepararlos, sigo pensando en que mamá debería tener su repostería, pero ella no accede a la idea porque es una receta que ha estado en sus generaciones, ella me dijo que me las enseñaría cuando tuviera 18 años, por otro lado, yo no podía dejar de pensar en dos personas, en mi padre y en ese troglodita, no sabía controlarse cuando había alguien cerca de mí, no sabía si me lo había imaginado o si en verdad era él, pero necesitaba sacarme de dudas, mi madre ya había comenzado a notar que había tenido un comportamiento raro esta semana, ¿es normal soñar con una persona que no he visto durante no sé unos meses? A estas alturas ya no sé qué pensar, me preocupaba mi padre sí, últimamente lo veo agotado, preocupado, pero, jodidamente también paro pensando en otra persona, en ese idiota que es como si fuera una maldita droga, esta tarde paso algo raro, no pierdo nada preguntándole a mi madre, si algo pasa en este vecindario mi madre tarde o temprano se entera por la vecina porque a mi vecina no se le escapa ninguna novedad, ningún detalle aunque mi madre es un poco reservada con esos temas, igual la vecina terminaría contándole absolutamente todo y yo necesito sacarme esta duda.  

-——Oye mamá, al salir con Astrid, yo...——suspiré——creí ver a alguien

——A quién viste?

——Estaba en la plaza con Astrid y me pareció verlo, no no ...... —— sacudí la cabeza——Estoy segura yo vi a Edmond, mamá. ——respondí.

——oh!

——Un momento, lo sabías ? ——pregunté algo molesta.

——No y  a nadie ——sonríe nerviosa.

——No mientas.

——Bueno yo sí lo sabía hija, pero...—— la interrumpí.

——Entonces sabías que Edmond había vuelto y no me dijiste nada ——traté de sonar calmada, pero estaba molesta.

——Ya sabes lo que pienso de ese chico ——molesta.

——Sé que no te agrada mamá, pero por qué no me lo dijiste.

——Tengo mis motivos.

——Y desde cuando lo sabes?

——Desde hoy ——baja la mirada.

Inevitable IntermisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora