— No tienes que recordarme que aquí el único enamorado soy yo. Duele. ¿Sabes?
— Lo siento.- Digo avergonzada. No debí hablarle de esa manera.
— No.- Mira a un punto lejano. — Yo lo siento no debí decirte eso. Entiendo tu reacción. — Se recarga en el marco de la puerta. — Mejor trae las palomitas. Hay una película esperando. — Sonríe de lado. Se gira y camina hacia la sala.
Mientras veíamos la película no nos dirigimos una sola palabra. Hasta que Rayan hablo.
— Estuvo muy buena pero, ¿Qué miedo verdad?
— Lo sé, tendré pesadillas esta noche. — Bostezo.
—Espero que no.- Apaga la televisión. — Tu recamara esta enseguida de la mía, ven te la mostrare.
Caminamos hasta las recamaras, todo es muy elegante. Justo como cuando estuve viviendo aquí. Recuerdo haber visto unos cuadros muy lindos antes pero ya no están, supongo que Ryan los vendió para mantener la casa. Es muy grande para él solo pero lo entiendo, esta casa significa mucho para él. Si yo hubiera tenido la oportunidad de quedarme en la casa de mis padres, lo habría hecho igual que Ryan.
—Esta es.- Dice cuando habré la puerta de una de las habitaciones.
—Es hermosa.- Me lanzo a la cama en cuanto la veo, tiene mucho que no duermo en una cama de verdad.
—Veo que te gusta mucho.- Ryan me sonríe. Asiento. —Me gusta verte feliz. Era la habitación de mamá. Espero no te molesto.
—Claro que no Ryan, me gusta.- Le regalo una sonrisa.
— Buenas noches Emily.- Cruza la puerta.
— Buenas noches Ryan.- Digo antes de que cierre la puerta por completo.
Después de unos segundos de haber cerrado la puerta, Ryan entra de nuevo a la habitación.
—Prométeme que no volverás al trabajo Emily.
—No puedo prometerte eso, y los sabes. Chaz no me dejara así nada más, le debo dinero. Además quiero volver a la escuela y necesito más que lo que tengo ahorrado.
—Yo te daré lo que necesites. No quiero que vuelvas y lo digo enserio. — Me dice algo amenazante, nunca le había afectado tanto el que sea prostituta.
—No quiero ser un estorbo para ti, entiéndeme Ryan.
—No quiero discusiones ni más pretextos. Tu nunca serás un estorbo para mí. Así que prométeme que no volverás.
—Lo prometo solo si tu prometes dejar que te pague después.
—Está bien, lo prometo.- Cierra la puerta de nuevo.