Capítulo 4. Curiosidad

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Perseo

—¡MALDITO

—DEL

—DESIERTO

—DESPIERTA

—DE

—UNA

—MALDITA

—VEZ!

—CAVERNICOLA DEL MONTE, LLEGAREMOS TARDE

—¡¿Pero que te pasa maldita loca?!— abro los ojos tan rápidamente para esquivar los golpes que Vela me da con uno de los cojines de la sala.

Anoche no pude dormir pensando en la chica nueva, había dormido casi toda la tarde que no me había dado sueño.

Justamente por casualidades del destino ayer pude usar los binoculares que tenia mi hermana en su habitación, ustedes se preguntaran ¿Por qué Vela tiene unos binoculares?, yo también me lo pregunto así que por desgracia no tenemos respuesta alguna.

Hice mi papel de Perry el Ornitorrinco, y no me pueden juzgar, si tuvieran la vista perfecta a la casa del chico que les gustas, ¿Acaso no lo harían?, por mi parte mi chismoso interior quería saber el porque Chase no se había ido aun de la casa de la castaña, ya había pasado un buen rato desde que había entrado.

Por lo que pase una hora aproximadamente viendo disimuladamente su casa por los binoculares, no me crean un acosador maniático solo que el chisme es chisme, ya había pasado un buen rato y no estaba pasando nada de nada, las luces estaban completamente apagadas. Por lo que bajé a la sala para continuar con mis lecturas nocturnas, así que no supe a qué hora me quedé dormido y como no llevaba el celular a la mano nunca sonó la alarma.

—¡Vamos a llegar tarde como siempre si no te apuras!— replica Vela parada ya con su uniforme puesto.

—Cállate, si es la señorita impuntual la que esta hablando— salgo corriendo de la sala esquivando las almohadas que me lanza Vela para ir directamente a mi habitación.

Exactamente faltaban diez minutos para que tocaran el timbre, por lo que me di una ducha super exprés y rápidamente me puse el uniforme. Bajo corriendo las escaleras topándome con mi padre en la cocina.

—Hasta luego anciano— saludo a mi padre pasando rápidamente por la mesa donde se encuentra tomando su café, y de anciano no tiene nada solo me gusta joderlo.


(...)


Esta era la primera hora de clases por lo que voy corriendo por los pasillos tratando de no matar a nadie en el intento.

—Y ahí será la fiesta— me encamino hacia mi lugar escuchando lo último que dice otro jugador del equipo acerca de la fiesta de inicio de año. Ben se convirtió en uno de mis amigos mas cercanos al igual que Chase.

—¿Donde?— pregunto.

—Pues donde más, es tu casa- responde rodando sus ojos color café oscuro, a mi me gusta decirle color caca.

—Ni de locos dejo que hagan una fiesta en mi casa-. Ben estaba a punto de decir una de sus palabrotas cuando entra el profesor gritando como es costumbre.

—A ver señores hormonales y señoritas, harán el experimento de la página 104, delante de ustedes encontraran sus materiales, así que no me molesten y cuando terminen me hablan. Quien haga explotar el laboratorio como el año pasado va directo a detención, esto va para ti Ben.

Todos se ríen ante la acusación del profesor , el año pasado estábamos haciendo un proyecto llamado "arcoíris" en el que teníamos que poner diferentes sales dentó de una caja de Petri y prenderle fuego, pero resulta y acontece que al momento de apagarlo ojos color caca en vez de agarrar agua tomo la botella que contenía metanol tratando de apagar la llama.

Por culpa de Ben nos quedamos sin laboratorio un mes, pero nadie quita la cara de susto que tenía el profesor, fue totalmente épico.

Pero volviendo a este momento mi queridísimo compañero rubio no había llegado aún, lo cual no me era raro que no llegara temprano.

Antes de ponerme la bata junto con los lentes, la puerta se abre dándole paso a la castaña quien se encuentra delante de Chase.

—¡Vaya Collins es una sorpresa verte!— un con una sonrisa se dirige a la antes mencionada.

—Lo mismo digo Thompson— responder cabizbaja.

—Ya sabrás con quien hacer equipo, no tengo por qué decirlo.

Por un momento creo que se va a sentar con alguna niña o algo por el estilo, pero me quedo sorprendido cuando se sienta justo al lado de mí, miro con incredulidad a Chase quien me dirige la mirada adivinando mis pensamientos.

—Será nuestra pareja.

No digo absolutamente nada y la quedo mirando de reojo, no me salen las palabras para describir lo linda que es de cerca, emana un delicioso aroma dulce.

Voltea su rostro muy lentamente realizando una pequeña sonrisa.

—Soy Maia.

Siento que me voy a desmayar en este momento.

Por favor háblenle a la ambulancia.

Si muero déjenle todo a mi perro Sirius y a Vela denle un almohadazo.



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