Familia.

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Ubicado en los momentos donde estaban en el cuerpo de exploración  y luego  cuando Eren vuelve de Marley.
Si no te gustan los personajes celosos, esto no es para ti.

—Tú —se sobresalto un poco al ser señalado—. Eres un imbécil afortunado.

—¿A quien le dices imbécil? —dijo, ya de mal humor.

—Es que no lo entiendo —bebio otro trago para poder continuar—. Tu hermana, ella es una mujer hermosa y tiene sus buenos motivos, si entiendes lo que quiero decir.

—No, no entiendo —dijo rechinando los dientes—. Y ella no es mi hermana.

—Me refiero a su cuerpo Eren —dijo, mientras hacía señas dando a entender que lo que quería decir que era obvio—. ¡Eso es mejor!

—Cierra la boca —respondió—. Eres un viejo asqueroso, no te le acerques.

—¿Viejo? Oye mocoso insolente, solo voy por mis cuarenta —dijo—. ¿Qué haras si me acerco a ella? Si acabas de decir que no eres su hermano, no tienes que protegerla.

—No soy su hermano, pero no voy a dejar que te acerques a ella —estaba llegando al límite de su paciencia.

—¿Oh? ¿Es que de hermanos pasaron a ser novios? —rió, dejando que un poco de saliva saliera de su boca—. Está bien, ¿Y si la compartimos?

Bien, eso era suficiente.

Y al final los habían separado.

Fantástico, ahora le dolía la mejilla. 

—¿Eren?

Oh no, ahora no.

—No molestes —dijo, pero no fue escuchado como siempre.

—¿Qué te paso? —ella se acercó, demasiado para su gusto.

Bueno, para su tranquilidad.

—Nada, no me pasó nada —dijo,  alejándose de ella—. Ve a dormír Mikasa.

—Dices que no te pasó nada, pero tienen esa mejilla hinchada y estás cojeando —dijo—. Iré a buscar hielo, ve a sentarse allá, ahora regreso.

—Te estoy diciendo —ella se alejó—. Nunca escuchas.

Se sentó dónde ella le había dicho a esperar, escucho las voces de esos imbéciles y se levantó listo para lanzarse encima si decían algo más.

—¿Qué haces? —pregunto Mikasa acercándose a él—. ¿Con esos hombres te peleaste?

—Que importa —dijo volviendo a sentarse.

—¿Por qué pelearon? —acerco con cuidado el hielo a su cara.

—Mikasa, ya te dije que no importa —dijo exasperado—. No tienes porque hacer esto, no soy tu hermano.

—Esta bien —continuo pasando el hielo con cuidado, ignorando su último comentario, lo hizo en silencio ya que él parecía muy enfadado.

Su ceja seguía fruncida, viendo aquellos hombres, especialmente al más grande.

—¿Acaso te peleaste con el señor Muller?

—¿Lo conoces? —pregunto confundido.

Mikasa lo vio, no esperaba que respondiera.

—Sí, él me ayudó hace unos días en...

—No quiero que te le acerques —dijo interrumpiendola.

—Pero...

—Es un completo imbécil, no te quiero ver cerca de él.

One-Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora