Cap 9: Una Realidad Sutil

786 72 14
                                    

Hola de nueva cuentas mis maravillosas y deliciosas almas lectoras, así como mis hermosas y únicas ladies, lamento la espera... Me enferme muy feo además de que estuve en semana de exámenes... en fin no les entretengo mas y les dejo la 9na entrega de este fic que tanto aman.

Cap 9: Una Realidad Sutil

Grell y William ya se encontraban en el departamento del menor, Ciertamente era la primera vez que William estaba ahí, incluso estaba sorprendido por cuan ordenado y hermoso era el lugar, el pensó que sería un desastre, platos sucios, ropa por todos lados y siendo un pequeño infierno de rojo por todas partes... Pero se le había olvidado hace cuanto tiempo el pelirrojo había cambiado y dejado esa forma tan llamativa de ser, la verdad el departamento del menor era digno de admirarse.

-William, ya que estamos aquí ponte cómodo te preparare un Té negro, el cual se que es tu favorito, con un poco de crema y un terrón de azúcar...- William se quedo un tanto perplejo por ese detalle, no creía que aun recordara algo así de sencillo, Grell sabia a la perfección los gustos de William, ya que cierto era que años antes él entraba a la oficina de William, con la comida para este haciendo ruido con sus tacones. No evito sonreír con un poco de nostalgia. Además veía con detenimiento el departamento del pelirrojo mientras este estaba en la cocina.

La sala tenía 3 sillones de cuero negro con cojines rojos, una hermosa alfombra color vino, una mesa de sentó negra exquisita, el comedor era de un gusto sobrio pero delicado, realmente las paredes estaban vacías... salvo un reloj y un espejo grande, hacia una chimenea que parece que a veces encendía, en la casa se podía percibir un olor exquisito a rosas, lilys y notas de violetas... pero no dulce si no algo más sutil entre lo femenino y masculino. El azabache no estuvo mucho tiempo perdido en sus pensamientos, pues cierto pelirrojo de cabellera corta le abrazo por la espalda.

-William, ya está listo el té, ¿Gustas venir al comedor o te lo traigo aquí a la sala?- William se exalto un poco, no había notado al pelirrojo y como lo abrazaba. -¡Ah!... Grell, Claro vamos al comedor...- El azabache le regalo una sonrisa dulce. Y fueron al comedor, comenzado a hablar de cuanta cosa se les ocurría.

-Entonces Grell, ¿Ya decidiste que te vas a llevar?...- William le daba un sorbo a su té, realmente era justo como le gustaba, ni a el mismo le quedaba tan bien, en eso recordó que tenia años sin probar un té hecho por Grell, ciertamente todo esto era nuevo, pero pintaba para ser una hermosa eternidad.

-Claro William, Pues como ya te había dicho, será solo mi ropa, aseo personal y nada más, mi departamento se puede quedar como esta. No creo que haya que llevarme mas, ¿O tu qué piensas?- Grell le sonrió a William de forma dulce quien le correspondió con un beso en la frente.

-Claro Grell, está bien, lo que tu desees, ¿Entonces, Te ayudo a empacar?- El mayor ya había terminado su té y se disponía a levantarse, junto con él se levanto Grell. -Claro William, ven por aquí es mi habitación...-

El pelirrojo llevo a William hasta su habitación, era bastante amplia, igual no había nada en las paredes, la cama también era grande, esta llevaba sabanas rojas y una colcha negra... el pelirrojo empezó a sacar de su closet sus trajes, tanto casuales, como los del trabajo, también saco sus camisas, corbatas... absolutamente toda su ropa.

Algo que le intrigo a William fue que ya no veía ni la más leve muestra ni por error de una prenda femenina, no es que le desagradara, pero aunque ya habían pasado dos años del cambio de Grell, creyó que a lo mejor tenía algo guardado. Pero no era así, Pero la verdad era, que no importa cómo se vistiera o fuera ya su pelirrojo el le amaba tal como el fuese, y así seria toda la eternidad.

El par de amantes pasaron una hora y media en esa habitación, arreglaron las cosas del menor en un par de maletas, una vez listas, Grell se abrazo de una forma delicada a William, un tanto sumisa a decir verdad. Esa nueva felicidad que estaban formando era perfecta.

Entre El Amor Y La LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora