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Disney...
¿Quien no sabe que es Disney hoy en día?
Donde lo primero que viste fueron a las hermosas princesas cantando y bailando, a los príncipes altos y guapos, y a los vil...
Me desperté al sentir algo peludo en mi estómago, mi vista era algo borrosa hasta que se aclaro, vi que era Lucifer, estaba ronroneando mientras estaba acostado encima mio.
-hola gatito-dije con voz suave.
Lo acaricie con cuidado, el solo se dejaba mientras disfrutaba de mis caricias.
-¡Gato tonto sal de aquí!-grito una voz que conocía.
Aquel peli-rojo lo saco a gritos para luego sentarse en la cama y mirarme con calma.
-¿Estás bien? O ¿Necesitas algo?-pregunto para luego agarrar delicadamente mi mano.
Sonreí levemente.
-estoy bien, y no, gracias-dije tranquilamente-¿Donde están Cendri y Griseld?-
-estan con mi padre, están resolviendo el accidente que pasó hace unos minutos-
-¿Cuántos minutos exactamente?-
-ya va a ser una hora-
-¡¿Una hora?!-dije exaltada.
Me levante rápidamente provocando un mareo, me detuve unos momentos, en eso Anastasio vino e hizo que me recostara de nuevo.
-el golpe fue fuerte, debes descansar más, ahora vuelvo-dijo y se fue sin más.
Suspiré cansada, mire el techo esperando a que Anastasio volviera. Tenía la mirada fija en el techo, pensaba en mis amigos, en especial en Haru, el me pone los pelos de punta pero tal vez sea la única comunicación que tenga con el mundo real.
-¿Cómo te sientes?-escuche la voz de Cendri.
Lo mire y ví que tenía la mejilla roja.
-Cendri...¿Qué te paso en la mejilla?-pregunte viéndolo mientras me sentaba en la gran cama.
El se puso nervioso, se fue acercando de a poco.
-no es nada-dijo.
Vi que en sus manos traía una bandeja de plata junto con una tetera, una taza, un pequeño tazón con azúcar y unas cuantas galletitas. Al ya estar al lado de mi dejo la bandeja en la mesita de luz que había al lado.
-¿Te gustaría un té?-me pregunto sin mirarme.
-si por favor-conteste mirando cada movimiento de el.
-¿Cuánto de azúcar?-
-dos-
Al terminar de servir el té, se iba a ir dejando el plato de galletitas con el té en la mesita, entes de que agarrara la bandeja yo lo agarre de la muñeca haciendo que caiga encima mio, lo atrapé entre mis brazos dándole un cálido abrazo. Sentí como se estremeció al principio, pero luego se relajo aceptando el abrazo.
