R e f l e j o [Amane x Tsukasa]

No Puedo

— Vamos... Amane, hay que irnos de aquí, no quiero volver a toparme con ese chico. — se levantó de la cama con velocidad, sin decirle una sola palabra más al contrario, dejándolo totalmente confundido en su lugar, sus ojos siguieron a Tsukasa, tomándole unos instantes en reaccionar.

Estaban bien hace unas horas atrás, ahora su supuesto "hermano" quería huir a no sabe donde, no debería de seguirlo, no debería, pero quiere hacerlo. Pero... ¿Eso estaría mal? ¿No?.

Amane ha mencionado tantas veces que ya no tenía un camino que seguir, todo lo que hacía ahora lo hacía sólo por el hecho de seguir, estar atento y ansioso por saber en que momento el destino le dará una golpe fuerte o débil. Sin embargo, desde que llegó Tsukasa, le han dejado de importar tantas cosas, y ha olvidado otras muchas más, que su atención ahora se enfocaba en el sofocante chico.

Aun, así, no debería ser de esa manera. No puede huir con él.

Las nubes mojaban la noche hoy, golpeando con sus gotas frías la tierra, las calles, los hogares de las personas que dormían ya, y también al corazón de Amane, que se sentía culpable y miserable en desear que Tsukasa se quedara. Cuando cayó en cuenta en que su "gemelo" había salido ya de la habitación, rápidamente salió de la cama, sin perder tiempo siguió a Tsukasa.

— ¡Tsukasa! ¡E-Espera! — lo llamó precipitado, bajando con velocidad al primer piso, Tsukasa se detuvo antes de salir del hogar, girandose para enfocar su vista en Amane, que en segundos llegó hacia él — ¿Y bien? ¿Nos vamos? — le miró con una sonrisa, esperando a que el contrario le diera su asentimiento.

— No, Tsukasa... yo, ...yo creo que, que quiero que nos quedemos aquí. — el silencio abrumó el ambiente, dejándolos en una desolada sensación, siendo suavizada por la melodía la de la lluvia cayendo, sin embargo no importaba, porque la afilada apuñalada de la discordia siempre se atravesaba — No tienes que preocuparte, yo hablaré con Kou, y trataré de convencerlo, ¿de acuerdo?. — el claro nerviosismo de Amane era evidente, lo cual no tardo en llegar a Tsukasa, viéndolo tan vulnerable ahora.

— Por favor, hay que quedarnos aquí. — su voz tembló con ligereza, mostrando una expresión esperanzada. Tsukasa se sintió acabado en ese instante, sus ojos se fijaron en los del contrario, perdiéndose en esos ámbar que extrañamente le daban nostalgia y profundizaban de manera aterradora su corazón con una sensación cautivadora.