Cuenta la leyenda que hace varios años ya, una persona rompió el corazón del temible Barbanegra, el pirata más conocido de los siete mares.
A raíz de esto, el demonio del mar se transformó en algo peor, el Kraken.
Si antes Barbanegra era peligroso y todos le respetaban por ello, esta nueva bestia era sanguinaria y en lugar de generar respeto solo causaba terror en los pobres diablos que se convertían en sus prisioneros.
Todos sabían que incluso la tripulación sufría constantes abusos por parte de su capitán. Y si éste era así con sus allegados, ¿Cómo será la horrible tortura de sus cautivos?
Los relatos son tan desgarradores que todos prefieren saltar a la parte de la muerte para no escuchar tal barbaridad. Pero espera, ¿Cómo la gente sabe esto? Ese barco nunca toca tierra y todos los navíos que se enfrentan a él terminan calcinados y hundidos en el fondo del mar.
Pues existen sobrevivientes, los cuales pueden ser contados con dos manos, pero sobrevivientes al fin y al cabo, que se encargan de contar a quienes puedan las tragedias que vieron y vivieron para que ninguna tripulación piense siquiera acercarse al barco del Kraken.
Todos ellos se encuentran en la República de los Piratas, lo más alejados unos de los otros, ya que verse implicaría recordar todo su dolor.
Muchos de ellos, si no es que todos, al principio se negaron a hablar (Destacando a dos que tienen la boca cosida) pero luego poco a poco comenzaron a soltar la sopa.
La gente miraba aterrorizada a los magullados y casi desfigurados hombres que contaban sus historias, todos con dos cosas en común. La marca de ganado en alguna parte de sus cuerpos con la forma de un kraken, y su eterna devoción y gratitud por el "ángel" del barco.
Todos los relatos personales terminaban en lo mismo, cuando estaban a punto de morir en agonía en su celda, llegaba una figura cubierta con una seda amarillenta que alguna vez fue blanca. Era difícil ver su rostro, pero una pequeña barba dorada que cubría su rostro le daba un aspecto más angelical. Ese ser, sin decir una palabra, comenzaba a limpiar las heridas y tratar cada una pacientemente.
Por supuesto al ser hombres con un pie en la muerte y otro en la vida, tenían una visión bastante... fantasiosa de lo que ocurrió.
"El ángel estaba cociendo la herida en mi pecho, y de la nada pasó su mano. Era muy suave, como la seda que lo cubría a él y ¡puff! Mi herida mágicamente se curó, solo con su toque."
"Esa bala estaba muy enterrada en mi hombro, sentí que se me iba a caer el brazo, no creo haber llorado mucho, pero el Ángel de la nada me besó en el hombro ¡El dolor había desaparecido!"
"Mis órganos se estaban saliendo por mi estómago ¡Se los juro!, el Ángel hacía lo posible para detener la sangre, no podía ver su cara pero estaba llorando. Sus lágrimas eran como el almíbar y caían poco a poco en mi pecho sangrante. ¡Bendito seas Ángel del Kraken, curaste mis heridas solo con tus lágrimas!"
El rumor se extendió rápidamente por la República de los Piratas, llegando a Inglaterra, Francia, España y a todo el mundo. Había una esperanza si llegabas a caer en los temibles tentáculos del Kraken, un ángel te salvaba de la muerte y te ayudaba a escapar en uno de los botes salvavidas de la nave.
Miranda se preguntaba si todas esas historias eran reales mientras la sangre caía por su herido y magullado rostro, supuestamente para ganarte la misericordia del ángel debías demostrar que estabas arrepentido de matar alguna vez en tu vida y te dolía la muerte de tus camaradas despedazados en la cubierta del barco.
Lamentablemente Miranda no cumplía con ningún requisito, no se arrepentía de matar, pues si no eran ellos iba a ser ella, y tampoco le dolía la muerte de sus compañeros, eran unos infelices que solo la despreciaban por ser mujer. Se alegró de oír a su antiguo capitán y primeros oficiales al mando ser torturados hasta la muerte por Barbanegra o El Kraken, como era llamado ahora.
ESTÁS LEYENDO
The Angel of the Kraken ||Our Flag Means Death||
FanficEn lugar de respeto, todos le temen profundamente a Barbanegra, o como ahora se hace llamar "El Kraken". Nadie quiere enfrentarlo, pues los relatos de los pocos sobrevivientes coindicen con una cosa. Preferían morir en la guillotina que morir a mano...