Biologia

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Con pesadez los párpados se cerraban a causa del cansancio, al igual que su cuerpo cedía ante el sueño y se relajaba lentamente. Su brazo cumplía la función de almohada al sostener su mentón, evitando que la frente se estampara con el escritorio. Su mente, entre tire y afloje, sabía que en cualquier instante se rendiría ante la fuerza mayor de Morfeo y la clase de la profesora Mendeleieve sería testigo de ello.

Podía ver, entre pantallas negras (momentos en los que sus ojos se cerraban), una incoherente explicación sobre ¿Los estados del desodorante? Le pareció raro en un principio, olvidándolo en un segundo a falta de concentración. Así mismo, las voces de sus compañeros, como los de la profesora, se oían cada vez mas lejos. Tal parece que la balanza de la pelea mental se inclinaba hacia el dios de los sueños.

Su patrullaje de ayer lo había dejado sumamente exhausto al pasarse en vela por casi tres horas después de la medianoche, horario en el que cambiaba turno con Ladybug, procediendo a retirarse e intentar dormir ocho horas en solamente tres y media.

Una figura delgada y, tal vez, un poco más alta que el rubio ingresaba por la puerta del salón, despertando un ritmo acelerado en su corazón y la velocidad en que respiraba. Sus ojos color zafiro, que hacían juego con su cabellera, lograban atravesar su alma y ponerle los nervios de punta siempre que cruzaba la mirada con ellos. Sus sentidos se disparaban al percibir aquel perfume que endulzaba su olfato, llevando su imaginación a divagar cosas que carecían de concordancia alguna. En varias ocasiones, no podía superar las cinco palabras al intentar entablar una conversación debido a que sus emociones se desordenaban con su sola presencia. Aquellos ojos que tanto lo hacían suspirar lo buscaban con desespero mientras, de manera veloz y ágil, se abrazaba al cuerpo del modelo, fundiéndose en aquel contacto que tanto anhelaba.

—Te amo —murmuró mientras veía sus azules ojos, su cabello sedoso y aquellos blancos dientes que se mostraban en una sonrisa. Acercó su rostro lentamente, intentando probar aquellos labios prohibidos.

—Me halaga, señor Agreste —le dijo deshaciendo el agarre, lo que más confundió al Agreste era el hecho de que sonaba distinto—. Pero creo que es mejor abrir los ojos.

Su cuerpo se tensó al instante, sobresaltándose por un golpe seco que lo liberó del reino de los sueños. Los colores se le subieron a la cara al darse cuenta que se había quedado dormido; sintiendo la mayor vergüenza de su corta existencia. Con lentitud y temor levantó la vista hacia adelante, topándose con una bata blanca y una camisa morada, eso ya le daba mala espina. Subiendo por aquella figura encontró dos orbes de mirada afilada e iracunda que lo rebanaban en mil y un pedazos. La risa de los compañeros no se había hecho esperar y, en poco tiempo, todos imitaban ronquidos, muecas y bostezos.

—¡Suficiente! —rugió vorazmente, volviendo a golpear la mesa. Sus ojos podrían lanzar fuego si se encendía una chispa junto a ellos.

El silencio se instaló en aquel lugar, dejando percibir como los alumnos retenían la respiración ante la furia de la profesora. Todos temían lo peor y en esos ojos oscuros se podía percibir las ansias que tenía de poder desintegrarlos con su vista.

—Ya que a todos les parece aburrir la clase —se retiró mientras ponía ambas manos tras la espalda—, mañana tendremos una práctica evaluativa sobre disección y deberán traer un ensayo al respecto —sonrió con superioridad al ver cómo se culpaban entre ellos por todo el alboroto—. Espero hayan tenido tiempo de leer los apuntes que venían tomando desde el principio del tema.

—Por un demonio, lo que faltaba —murmuró Nino al lado del gringo, temiendo aumentar el castigo que ya les habían impuesto para mañana— Esto no es nada radical. Tenía una cita con Alya hoy en la tarde...

—Lo lamento, Nino —dijo con tristeza—. Estoy muy cansado y mí cuerpo no logra mantener la energía por mucho tiempo. No fue mí intención ponerlos a todos en esta situación —bajó un poco la vista con vergüenza.

Lukadrien shortsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora