XXXV

1.3K 221 46
                                    

Advertencia.

Este capítulo consta de material sensible y situaciones bastante delicadas por lo que se solicita discreción y respeto.
Abandonar el capítulo si es que así lo desean.

Recuerden, todo esto es sólo ficción.

~•~

Después de un tiempo compartiendo con Jungkook en su habitación, se decidió por dejar aquella calidez para regresar a la frialdad de su casa. Aunque quisiera que aquel momento fuese eterno, debía volver en algún momento, no podía retrasar lo inevitable. Entre más pronto fuese, más rápido acabaría su tortura y la creciente ansiedad en su interior.

Tenía miedo, realmente estaba muy asustado, las otras veces que escapo de su casa, nadie más que Jisoo y su madre se dieron cuenta de ello, pero aquella huida había sido totalmente distinta, había huido de una fiesta de bodas, evidentemente, notarían su ausencia al regreso.

A quien más le temía era a su padre y a lo que los Oh le pudieron haber dicho después de su partida. El señor Soohyung era bastante manipulable y temperamental, por lo que cualquier comentario referente a él y a su manera de criar a Taehyung, lo convertía en una bestia sedienta de sangre y destrucción. Al final de cuentas, él pagaba los platos rotos, recibiendo castigos o palizas muy fuertes.

A veces temía porque el hombre llegase a matarlo en un arranque de enojo, nublado totalmente por sus instintos.

Por todos aquellos pensamientos, cuando estuvo frente al portón de su casa tuvo que aferrarse a los barrotes de metal para mantener el equilibrio, perdiéndolo apenas el fuerte y puro aroma de los alfas de su familia inundo sus fosas nasales con una enfermiza intensidad, haciéndole saber que estaban todos muy alterados.

— Maldición — se quejó, tratando de recuperar el oxígeno que había perdido en su rápida y extensa caminata.

Esperó unos segundos, respirando con dificultad, buscando en lo más profundo de su interior la fuerza para entrar a aquella casa y ser el mismo Taehyung de siempre, para no mostrar miedo, como si aquello no le importara en realidad.
Se armó de valor y por fin entró a la enorme propiedad de su padre, cerrando el enorme portón detrás suyo. Sentía una fuerte presión en su pecho, éste doliendo tanto que sentía que no podía respirar, aunque aquello podía deberse al miedo que ya venía sintiendo desde antes y no pudo alejar.

Aterrado, abrió con lentitud la puerta principal, encontrándose con el recibidor de aquella lujosa mansión completamente en tinieblas, sin ni un alma rondando por ahí.
Camino un par de pasos rumbo a la sala, el lugar seguía totalmente vacío, por lo que aun temiendo por lo que se avecinaba, fue hasta el comedor, encontrándolo sin habitantes también.
Extrañado, se dispuso a continuar su recorrido en el jardín, pero unas manos gruesas evitaron que pudiera siquiera acercarse a la puerta.

Estuvo a punto de gritar, pero aquella mano cubría su boca con fuerza y le evitaba el acceso al habla o el emitir algún otro tipo de sonido.

Intento con todas sus fuerzas soltarse del agarre de aquella persona. Incluso intentó golpear el fornido cuerpo tras él con sus codos, pero se le hizo imposible, lo tenía totalmente inmóvil.

Lo arrastró hasta un cuarto vacío en la planta baja, encerrándolo ahí, lanzándolo como saco de papas hacia el suelo.

Cuando por fin pudo ver el rostro del alfa, no pudo evitar enfadarse.

Butterfly | Kookv Donde viven las historias. Descúbrelo ahora