2._Perro

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-¿Por qué te cuelgas esa cosa en la oreja?- preguntó Bills tras verla ponerse el auricular.

-Para que la gente piense que estoy hablando por teléfono y no con el gato que escondo entre mi ropa- respondió Mary al cerrar la puerta de su casa.

-Siempre piensas en todo- comentó el dios con cierto orgullo y ella le sonrió.

Desde el interior de la sudadera de Mary, Bills podía ver la calle perfectamente. Nunca había tenido la oportunidad de ver ese mundo de día y rara vez le dió una ojeada durante la noche. Aunque las casas, edificios, vehículos, vegetación; todo lo que miraba le resultó bastante sencillo en realidad y rápidamente perdió interés en seguir observando. Hacia frío afuera, pero estaba tibio en ese espacio donde respiraba el tenue perfume de Mary. La tela de su ropa era suave. Se sentía bastante bien ahí. Acabó por dormirse. Cuando despertó oyó muchas voces y respiro muchos aromas deliciosos, que lo obligaron a sacar la cabeza, fuera de la sudadera, para ver dónde estaba.

-Mira mamá, esa señora tiene un gato- exclamó una niña parada unos pasos más allá- Pero está bien feo. No tiene pelo...

-Y tú no tienes dientes y tu vestido está sucio de helado- le respondió Mary a la pequeña.

La niña la que en efecto no tenía varios dientes de leche, hizo un puchero y se fue devuelta con su mamá.

-Ahora entiendo porque no quieres tener hijos, Mary- le dijo Bills. Ella no contestó, sólo torció un poco la boca y se acercó al puesto para comprar unas brochetas de pollo.

La muchacha caminó un par de minutos antes de dirigirle la palabra y decirle que podía salir. Bills se descubrió en una banca de concreto, pintada de blanco, en un sitio bastante alto. Gran parte de la ciudad podía apreciarse desde aquella ubicación. Parecía un mirador. A un costado había un enorme árbol, más tarde Mary le diría que era un roble y al resguardo de sus ramas se quedaron los dos. Bills brinco hacia el respaldo de la banca dónde se sentó a esperar que Mary le acercara una de las brochetas y poder disfrutar de aquella carne dorada y de exquisito olor.

-¿Qué tal? ¿Verdad que está bueno?- le preguntó Mary mientras veía al pequeño gato arrancar trozos de carne a grandes mordidas a la brocheta.

-No está mal, pero no es nada especial en realidad- respondió Bills sin quitar los ojos del palito, casi desnudo, que Mary inclinó sin darse cuenta. Tratando de alcanzar el último pedazo de carne, el dios cayó sobre la banca- Ten cuidado- se quejó mirando una de sus patas.

-Discúlpame- exclamó la mujer al notar lo que provocó su descuido.

Mary lo miró en silencio un momento. Quitó el último pedacito de pollo de la brocheta y se lo ofreció con un movimiento elegante de su mano. Bills se lo comió con entusiasmo.

-Es sólo un aperitivo- le dijo la muchacha antes de morder su comida- Todavía no empieza lo que quiero que veas.

-¿Y cómo a qué hora comenzará eso de lo que hablas?- preguntó el dios acicalandose como un gato cualquiera.

-¿Cuál es la prisa? ¿Tienes algún lugar a donde ir o algo que hacer, mi amor?- le preguntó la muchacha con un tono muy tranquilo, afable y llevó su mano hacia el mentón del felino, pero la retrajo cuando él levantó la pata, como advirtiendo que le iba a dar un arañazo.

Mary se sonrió y miró al frente. Varios carros de comida comenzaban a instalarse. Muchos artistas callejeros empezaban a llegar también, algunos con atuendos muy ligeros pese al helado clima.

-¿Me trajiste a un espectáculo?- le cuestinó Bills después de observar lo que pasaba.

-En realidad es una feria o así la llaman aquí- le dijo Mary- Se reúnen muchos artistas circenses, actores de teatro e incluso cantantes de opera. También se ponen todo tipo de puestos de comida. La mayoría extranjeros. Eso hace que este pequeño espacio se convierta en una ciudad cosmopolita que desaparecerá al anochecer. Es mi lugar favorito de la ciudad- le confesó Mary.

Novio guión mascota.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora