Capítulo 2: Las normas

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La clase fluyó más tranquila y Aurora volvió a sentirse en su ambiente. Todo bajo control y los niños parecían estar pasándola bien, inclusive Eli, quien al principio no tenía intención de sumarse a las actividades, con el objetivo de terminar la jornada diciendo que no quería volver a clases, pero quien ya a la hora estaba riéndose y participando con sus compañeros. El presenciar a los chiquillos felices siempre sacaba lo mejor de ella, y hasta se le había olvidado como inició su día.

Cuando los niños salieron al primer recreo fue cuando Aurora se percató que ya estaba agotada. Su cuerpo comenzó a resentir la corrida de la mañana y las emociones de esta, así que necesitaba un tiempo a solas. Coté le dijo que ella vigilaría a los niños en el descanso para que ella pudiera descansar, como una forma de compensarla por no poder hacerse cargo de los apoderados. La profesora se lo agradeció y apenas salió la asistente de aula de la sala cerró la puerta con llave. No alcanzó a sentarse en el escritorio cuando alguien golpeó la entrada. Pensó que si no hacía ruido no volverían a tocar, pero para su sorpresa la abrieron haciendo girar el picaporte. No tenía que adivinar quien era, de inmediato lo supo, solo Eva poseía llaves de todas las puertas del colegio y debía tener una gran curiosidad por saber qué le había pasado más temprano, ni pestañó al sentirla entrar al salón con sus tacones color verde.

— ¿Te escondes Aury? – le dijo entrando, haciendo mucho ruido y cerrando la puerta tras ella con llave.

— Veo que es imposible – le dijo Aurora con una gran sonrisa.

— Totalmente. Ahora cuéntame ¿Te gustó mi regalo?

— ¿Qué regalo? – dijo Aurora con extrañeza, mirando sobre la mesa por si no se había percatado de algún paquete encima de ella. – No me han entregado nada.

— Eres tan pava Aury. A veces me pregunto ¿cómo te dejamos tanto niño a tu cuidado? – le dijo mientras sacaba una sillita para colocar frente al escritorio de la profesora.

— Muchas gracias por tu confianza en esta cabeza de pollo, pero con honestidad, no sé de qué regalo me estás hablando. Solo espero que sea un aumento de sueldo... o mejor, dime que trasladarán a la maldita de Susana bien lejos y que me dejará tranquila al fin.

— Cariño, si de mi dependiera esa arpía se habría ido hace mucho, pero no está en mi poder. – le dijo levantando los brazos en un gesto de "meh"- lo siento.

— Entonces no sé qué esperar de un regalo de tu parte.

— ¿Qué acaso no recibiste a ese guapetón de un metro ochenta, hombros anchos, carita de niño bueno y corazón de oro? – cerró la pregunta dándole un beso a sus dedos.

— ¿Te refieres al tío de Eli?

— Me refiero a Maximiliano Fernández, nuestro nuevo encargado de Enlaces, lo mandé con su sobrina en brazos a tu curso, aunque debía mandarlo al de Susana, porque su clase tiene menos niños, pero ya me ingeniaré para solucionar ese aspecto administrativo... Tómalo como mi regalo de navidad adelantado, espero que te ayude a pasar el estrés de la primera semana – le dijo guiñándole un ojo.

— Entonces sí te referías al tío de Eli ... un apoderado y un colega – Aurora suspiró – tú sabes que no salgo con colegas, ni con apoderados, es una de mis normas de vida Eva. Es mucho problema, no hay desconexión trabajo- casa y, además, no están permitidas las parejas en el colegio. Acuérdate que todos tuvimos que aguantarnos ese sermón de la directora de que las relaciones de pareja fueran fuera... – Aunque esa reunión no había sido sencilla para ella, lo usó para que Eva se acordará un poco del porqué de su actuar, pero Eva la interrumpió.

— Blah blah. – Eva movía sus manos como si estás hablaran - Yo no te he dicho que formes una pareja con él, ni que se casen amiga, solo indico que no estaría mal que te dieras un gustito... no sé, un revolcón, un desliz, un touch and go... ¿Cómo te lo digo? Comételo hueona. Te aseguro que está soltero, ya pregunté, y sé que es de tu gusto, además que tu eres, de seguro, el de él.

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