Mamihlapinatapei

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— Alba, ¿por qué no puedes pasar por el instituto de tu hermana y recogerla? Estarás cerca.

— Porque no soy niñera ni chofer.

— Vale, ahora la verdadera razón.

— Habrá mucha gente ahí que me conoce — suspiro cuando veo que la Rafi no tiene idea de por qué no me gusta la idea. — Mucha gente que estudió conmigo ahora trabaja ahí o por los alrededores, que yo sepa, no.

— ¿Y qué hay con eso?

Vale, ella todavía no entiende.

— No quiero ver la cara de nadie. Me preguntarán sobre mí y mis cosas y sobre... —carraspeo tragando el resto de la frase.

—... y tú — La señalo con un dedo acusador mientras recuerdo lo que ha estado haciendo.

— .... deja de hablar de mi relación con Miki que terminó hace 10 mil años. O quién sabe qué más... no quiero ni imaginar lo que se supone que debes decirle a esta gente.

— Y tú, ¿cómo sabes eso?

— No importa.

— Está bien, lo siento por hablar de tu vida si no te gusta, pero tienes que entenderme, hija, ese chico me gustaba mucho — se interrumpe para venir hacia mi en la bancada a acariciarme el brazo. Soy muy consciente de sus tácticas de manipulación basadas en el cariño como distracción.

— Pero a mi no. 

Creo que esta respuesta le pilla desprevenida, nunca he hablado de eso después de terminar el compromiso.

— Todo bien, lo siento entonces — Me levanto del banquito tratando de hacerme la dura para que lo entienda.

—¿A donde vas?

— A la entrevista, y luego a ser chófer de una aburrida adolescente — respondo recogiendo mi cartera y las llaves del coche. Entonces la sonrisa que muestra me calienta el corazón.

— Que tengas mucha suerte, hija. ¡Te amo! — me desea, casi eufórica de felicidad. Creo que esta idea alude más a ella que a mí. De hecho, estoy segura que sí.

— Yo a ti más. — Le mando un beso desde lejos ya saliendo por la puerta.




Llego a la universidad donde tengo agendada una entrevista, con 30 minutos de anticipación. Decir que estoy nerviosa es un eufemismo, aunque trato de ocultarlo en todos los sentidos, transmitiendo confianza con pasos y miradas firmes. Esta es una sede universitaria recién construida en la ciudad, pero la red ya tiene reputación en otros estados. Será una carga enseñar aquí, una gran responsabilidad. No sé exactamente si estoy lista, o incluso si esto es lo que realmente quiero, pero necesito empezar en alguna parte, ¿no? Una nueva vida no se construye sola, así que estoy en ello, y decidí que será ahí por dónde empezaré.

Y como todavía están rematando la facultad y juntando el cuerpo docente, con la necesidad de profesionales cualificados para empezar con buen pie, esta es la oportunidad perfecta.

Mientras camino por el lugar, conociendo un poco las instalaciones, observo a estos grupos de jóvenes, la mayoría de ellos parecen recién ingresados. Solo comienzan su camino. Pienso en cómo debe ser estar aquí, en un salón de clases lleno de ellos. Sí, ya he dado clases, en prácticas, y clases comunitarias, en cursos, pero nada con un peso así.

Me rehagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora