Era un hermoso y bellísimo día en la ciudad de Gaz - Austria, los pajaros volaban por el despejado cielo mientras que otros cantaban desde las ramas de los árboles, las personas caminaban con una gran sonrisa listo para comenzar con su nueva jornada del dia a dia.
Una persona destacaba de dicha población, ya que no era normal ver a alguien vestido como estaba aquel hombre de avanzada edad, tenía el cabello plateado, con una barba tan larga que le llegaba hasta el estómago y vestía unas tunicas de color blanco y plateado que llegaban hasta sus pies que estaban sobre una sandalias de cuero.
Aquel hombre era el reconocido 'Albus Dumbledore' él mejor hechicero de sus tiempos, el hombre miraba con una sonrisa todo a su alrededor, le encantaba ver a las personas felices y que se apoyaran mutuamente.
Concentrándose en su objetivo principal por el cual llegó a esta ciudad, se acercó a uno de las personas que estaba abriendo su puesto de trabajo.
"Buenos días, mi estimado caballero" hablo Albus llamando la atención del hombre que le dedicó una sonrisa.
Buenas mañana con usted tambien" dijo el hombre sonriente, colocando sus manos en su cintura.
"Disculpe, me podría decir donde podría encontrar la casa de la familia Grindelwald" dijo Albus haciendo que la sonrisa del hombre desapareciera para que la expresión de su rostro cambiará a uno de horror.
"¡YO NO SE NADA!" grito el hombre para que rápidamente cerrará su puesto de trabajo y se fuera corriendo mientras chocaba con otras personas.
Las personas miraban tal escena con curiosidad, ya que la mayoria conocia a ese señor y sabian muy bien que nunca actuaria asi, Dumbledore miro la escena con una ceja arqueada ya que nunca se espero tal accion de parte del señor.
Acercándose a otra persona, le hizo la misma pregunta para que el resultado sea el mismo, preguntando a dos personas mas obtuvo el mismo resultado haciéndolo suspirar mientras que por su mente pasaba varios escenarios posibles para que estás personas entrarán en pánico al oir el apellido Grindelwald.
"Disculpe..." hablo un niño obteniendo la atención del anciano que lo miro con una ceja arqueada. "...Está buscando la mansión Grindelwald"
Albus se arrodillado, apoyándose en una rodilla para estar a la altura del infante. "Así es amiguito, ¿Sabes dónde queda?"
El niño señalo hacia su derecha haciendo que el hombre girará su cabeza, a lo lejos se podía ver una mansión encima de una colina, lo curioso era que esa parte de la ciudad estaba repleta de nubes negras como si se avecinará una tormenta.
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Dumbledore se encontraba a unos metros de la gran mansion, luego de heber tenido que caminar por varios minutos. Dando otro paso puso sentir una corriente de viento helado que lo golpeaba, recorriendole un escalofrío por todo su cuerpo.
Dando otro paso, comenzo a escuchar los pequeños estruendos del cielo, dando otro paso vio los destellos de los relampagos entre las nubes negras y escucho el fuerte y temible sonido de los truenos. Con cada paso que daba los sonidos se hacian cada vez mas fuertes que asustarian a cualquier personas que anduviera por aquel lugar.
Llegando a la entrada de los terrenos de la mansion, que era unas simples rejas oxidadas semi-abiertas.
Viendo hacia la mansion que deberia estar rodeada por múltiples y variedades de arboles, unos pares de fuente de agua y por supuesto pasto o cesped para que le diera un toque de vida y resaltara la belleza de la mansion.