Renuncia o renuencia a la libertad

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¿Quién dijo que el amor era bonito?

En su favor, la experiencia le demostró que no era cierto.

En ese instante sentía completa molestia por la cercanía del otro; en cada movimiento de cámara lo empujaba sin previo aviso y le obstaculizaba la vista de la pantalla, le pateaba las costillas cada que se escapaba un blanco, y le rugía estupideces en vez de algo inteligente. La rabia terminó burbujeando en gritos y frustración por la progresiva pérdida tras perdida en los rounds.

No lo aguantaba para nada.

-¿Por qué no podías quedarte quieto al menos un momento?!¡Casi lo teníamos en las narices y lo dejaste huir!

-Yo no soy el del problema, si las habilidades de mi compañero no fueran tan malas como para subir tan solo un nivel estaríamos hablando de otra cosa, manco.

-Me estas tentando a no volver a abrirte la puerta Han.

-Me callo.

-Desde el inicio, gracias.

Observó el reloj en medio de la mesa, aparecía un solitario digito en forma de 5, pero estaba tan mareado que no quiso indagar demasiado; escuchar los ruiseñores en el balcón le daba idea de lo tarde que era.

Jisung resopló un poco más y se estiró hasta apoyar su cabeza en el regazo; seguía con el ceño ocupando toda su frente, y el mohín de enojo que siempre trata de ocultar estaba en pleno florecimiento.

No sabía si era la furia saliendo como un espíritu exorcizado de su cuerpo o su débil corazón de melón por ayudarlo ante la más minia dolencia, pues en vez de tirarlo al piso o alegarle que se sentara bien se acomodó mejor en el sofá y dejó que su rapero favorito se hallará sobre él.

Fue como una respuesta tacita para Jisung, quien como una babosa terminó derritiéndose por toda la extensión de sus piernas hasta sentir que no había espacio para la duda.

Sus manos dejaron el mando al lado del cabeza de la babosa, y restregó sin querer los cabellos desaliñados que se enredaban sobre su ropa. No fue una caricia implícita, nunca lo hubiera planeado de ese modo, pero causó un cosquilleo en el incauto visitante que ya mostraba indicios de sueño.

Un cosquilleo que llevaba un mensaje confuso y que Seungmin logró detallar sin disimulo.

- ¿Tienes muchas cosas que hacer mañana? -preguntó perezoso Han.

- Siempre tenemos cosas que hacer, Han.

- Hm.

¿Eso fue un ronroneo?

- Perdón por robarte tiempo... Solo quiero estar un rato y me voy-profirió el somnoliento mientras se dejaba ir en las caricias de Seungmin; sus brazos se envolvían en las telas retorcijadas que llevaba puestas, la blusa se subía y bajaba a un ritmo hipnótico, y la claridad de sus labios le hacía admirar la suavidad de ellos; A pesar de ello, solo se mantenía estático admirando la acción.

La aparente tensión que comenzó a surfear por la habitación se veía obstruía por unas raras ideas que nacieron estrepitosas en su cabeza, unas insoportables ansias de que Han se estiraran más, y de ocupar más espacio cerca de él, o no, casi pegado a él.

- No te puedes quedar dormido- aunque tampoco lo estaba ayudando.

- No puedo evitarlo, estoy contento.

Acompáñame bajo la Lluvia 《¤ SEUNGSUNG ¤》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora