Prólogo

259 33 4
                                    

A cualquier Omega que naciera en Corea se le era educado de la misma manera, siguiendo un mismo protocolo que se les era enseñado en las escuelas desde edades tempranas. Debían ser la imagen de un alfa pero sin llegar a ser verdaderamente importante para lo demás ¿Que significaba? Mientras mejor se viera el Omega su alfa tendría más respeto pero hasta ahí llegaba el trabajo del Omega, eso era todo lo que debían cumplir, verse bien y presentables.
 
Muchos vivían bien con eso, en una sociedad dónde esas tradiciones estaban tan marcadas era extraño encontrar "anormales" como gustaban llamar a los omegas rebeldes, esos que alzaban la voz cuando algún alfa buscaba de propasarse con ellos, pero tampoco llegaba a algo ya que el juzgado diría "los omegas están hechos para la satisfacción e imagen de los alfas, si este quiere marcarte y el o la Omega no tiene alguna marca está en todo su derecho de proclamarlo como suyo/a" y así es como el Omega era reprendido solo por hacer perder tiempo a la raza dominante.

Alfa, beta y omega, así es como estaba dividido el mundo, siendo los alfas la clase alta, los que mandaban a como quisieran, después de ellos estaban los betas siendo estos no tan fuertes como los alfas pero tampoco tan débiles como un Omega, vivían felices si así se puede decir, y a lo último estaban los omegas, chicos y chicas destinados a ser una cara bonita y a tener tantos cachorros como su alfa pidiera.

A eso es que estaba acostumbrado Han Jisung, criado en un hogar tradicional, siendo grabadas aquellas reglas en su cabeza a fuerza bruta cuando descubrieron que a sus nueve años se presentó como un omega, sus hermanos mayores comenzando a dejarlo de lado ya que así es como debía ser ¿Cómo explicarle a un niño que debía ser cambiado de escuela a una para personas de su estatus? Que sus padres comenzarían a ser mucho más estrictos con él, en su forma de vestir, en su vocabulario y hasta en su imagen corporal. 

No debes levantar la voz.

No debes desobedecer.

No puedes negarte a una orden.

Si tu alfa pide, solo debes obedecer.

¿Cómo explicar eso?

No se podía, pero lo aceptó por la simple razón de que todos esperaban eso de él, siempre siendo halagado por su lindo rostro, cuerpo menudo y personalidad tranquila. Han Jisung había sido metido en ese molde en el que siempre se había sentido confiado, esperando ser marcado por un alfa que pudiera darle una buena vida y estabilidad.

Así fueron sus días hasta que cumplió los 19 años y su vida comenzó a desestabilizarse.

Neverending story «MinSung»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora