KiriBaku week 2022

Día 4: Noche de películas/día lluvioso.

Una habitación silenciosa en la qué estaban por elección, ningún villano había cambiado el clima con sus poderes o una tormenta estaba en la ciudad, habría sido una buena excusa, pero Bakugo no la tenía cuando tocó la puerta vecina, le habría encantado tener un pretexto para desear pasar esa ligera lluvia en una habitación qué no era la suya, Kirishima no preguntó tampoco, nunca lo orilla a decirle cosas qué no quiere contarle, Katsuki ama esa parte de él, no lo dice en voz alta pero se conocen lo suficiente para saberlo.

—No parece qué vaya a parar pronto.

Kirishima se acomodaba junto a la ventana para ver la lluvia con un interés en particular, quizá para evitar decir en voz alta lo qué ambos saben, lo qué ambos sienten.

—Es ligera, pero insistente.

Bakugo siguió los pasos contrarios para sentarse a su lado, mirando la llovizna, si giraban estarían frente al otro.

—Ha sido difícil vernos últimamente.

Las pasantías, trabajos y escuela consumían todo su tiempo, el pelirrojo no decía aquellas palabras para recriminarle, simplemente imitaba a la ligera e insistente lluvia, tratando de qué el rubio se salpicará al menos los dedos con sus sentimientos; poco conocía qué Bakugo estaba completamente empapado, tan enamorado qué ya no tenía remedio, y ni siquiera buscaba sacar ni una sola gota de su sistema, le encantaba sentirse como en ese momento, un momento simple con alguien especial.

—Es por eso qué vine.

Pequeñas palabras sin sentido ni conexión qué hacen pasar lentamente las manos al espacio contrario, buscando un poco de seguridad en el otro, es difícil recordar cuando se dio cuenta qué tomar aquella mano era su sensación favorita.

—La lluvia no parará pronto —Eijiro alejó su mirada de la ventana, ahora solo podía ver al objeto de sus anhelos. —No creo qué puedas irte a casa.

Bakugo resopló el intento de una risa, mirarlo era su única opción ahora, aseguró sus manos juntas.

—No creo qué pueda hacerlo.

—Podríamos ver una película aquí y asegurarnos qué ninguno se moje con la lluvia.

Bakugo le regaló esa sonrisa qué solo él había visto, tal vez el rubio ni siquiera era consciente del rostro qué ponía a su lado.

—Ese es el mejor jodido plan de todos.