[ P A U S A D A ]
Kim Namjoon es un adulto con problemas de dinero que se halla en una lucha constante con poder terminar su carrera como futuro profesor de Literatura. O bueno, en eso estaba, porque al reencontrarse con un viejo amigo de la infanci...
— ¿Cómo se supone que ese número llegó ahí? —preguntó intrigada. O más bien, estresada.
— La potencia, Jiyu, la potencia —gruñí frustrado.
— No, no. Hay algo mal en todo esto.
— ¡¿Cómo va a haber algo mal en todo si lo estoy haciendo yo?!
Ignorando mi presencia, se levantó y fue a su librería para sacar tres libros, pasó velozmente cada hoja de los mismos y chilló con uno de ellos.
— ¡Ajá! Esto es lo que pasa, Kim Namjoon.
— ¿Qué?
— ¡Mira! —me dio el libro de matemáticas y ahí fue donde quise que la tierra me tragara.
Primero se multiplica y después se divide.
Detesto los números.
— Eh... Mala mía.
— ¡¿"MALA MÍA"?! Pude haber reprobado por tu culpa. No, mejor sigue con literatura, como matemático no llegas ni a la esquina.
— ¡¿Qué?! PERO TAMBIÉN ES TU RESPONSABILIDAD, DEBES DE ESTAR PENDIENTE.
— ¡¿YO?! SE SUPONE QUE ERES MI PAPÁ, DEBES DE SER MI ALCAHUETA.
— ALCAHUETA MIS NALGAS, APRENDE TÚ SOLA A VER LAS COSAS.
— ¡DE ESO SE TRATA SER PADRE, KIM NAMJOON!
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† | Kim Namjoon | †
Los estudiantes llegaron unos segundos después de que Jiyu dijera eso, me salvaron la vida. La clase para mí fue muy complicada, la mirada penetrante de la menor me estremecía, caminaba como robot.
El tiempo pasó muy rápido para mí, nunca pasaba algo así. Cada quien huyó de mi asignatura al saber que el último se lleva una tarea extra a su casa...
Adivinen quien fue la afortunada.
— ¿Por qué todos salieron corriendo como ganado? —preguntó inocentemente.
— Porque el último en quedarse en el salón recibe una actividad extra a su casa.
— ¿En serio? —expresó emocionada con sus ojos iluminados— ¿Qué me mandarás a hacer?
— Eh... Nada, puedes irte tranquila. Es tu primer día, ¿No?, relájate y ya sabes para la próxima.
Sí, y aquello no funcionó para mantenerla alejada.
