Sexto Capitulo❣

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En Iwagakure.

–Kakashi-kun, no tenías que hacer el desayuno– murmuró asombrada la mujer al ver el pescado, el arroz y los distintos tipos de sopa calientes exactamente ubicados en la mesa junto a los palillos de cada uno.

–No tiene por qué molestarse. Además, así llegaré más temprano a la práctica– respondió antes de agradecer por la comida y bajarse la tela que cubría sus labios para comer.

La madre de Deidara prefirió ignorar ese leve tono de superioridad y empezó a comer con él.

Era tan diferente de su hijo, demasiado independiente para cosas que ella consideraba aún no debía serlo, demasiado adulto en el corazón de apenas un púber.

–Terminé– anunció Kakashi al cabo de un rato. Nunca se servía de más ni pedía comida extra –. Voy a lavar mis utensilios mientras usted come, si me lo permite.

Ella decidió intentarlo una vez más.

–Kakashi-kun, eres invitado en mi casa, ocúpate de tus cosas con calma que yo limpiaré– le sonrió con amabilidad.

Kakashi se puso de pie.

–Gracias señora, pero a mí me gusta limpiar lo que ensucio. Con su permiso– y luego de una breve reverencia, se dirigió a la cocina a lavar mientras ella suspiraba derrotada.

Apenas terminó de comer se dirigió a la cocina para ayudar al jovencito, cuando se dio con que ya estaba preparando todo para salir a su entrenamiento.

–¡Kakashi-kun, espera! Voy a comprar, ¿quieres que te acompañe, así no vas solo?– caminó hacia el perchero de pared detrás de la puerta.

–No gracias señora, se me hace tarde– respondió con una breve reverencia antes de dirigirse a la puerta de entrada. Se detuvo un momento, recordando que cuando tenía a su padre, tenía a quién decirle que volvería temprano –. Volveré temprano.

Ella vio con cierta aprehensión cómo las nubes engañosas de Iwagakure implicarían un cambio de clima inesperado.

Se volvió hacia el perchero y sacó una larga bufanda siena tostada tejida en lana de cabra montañesa que había tejido para Deidara en esos meses de ausencia.

–Kakashi-kun– lo llamó con dulzura, viendo aquel frágil spándex negro cada vez más desteñido que el chico siempre insistía en lavar él solo. Le puso la bufanda dándole unas cuantas vueltas al cuello y atándosela con un gran nudo suelto para su comodidad –. En poco tiempo el viento va a cambiar– le sonrió mientras le acariciaba los extraños cabellos plateados.

Aunque su piel no lo demostró, la sangre de Kakashi burbujeó con fuerza por debajo de la misma, intentando imaginar cómo habría sido tener una madre esperándolo junto a su padre.

–Gracias– susurró en otra inclinación, mientras partía tomando la bufanda contra su pecho.





(...)




En Konohagakure.

Era lindo tener a alguien por las noches con quien hablar de sus sueños, sobre todo porque a esas horas su abuela estaba más que cansada.

Durante los siguientes días Obito comenzó a sentirse más optimista al respecto, llegando a bromear bastante con Deidara hasta que siempre el rubio se dormía en medio de la conversación.

Deidara también estaba más amable, esa mañana cuando su abuela les pidió hacer unas compras de urgencia, fue él quien se ofreció para que Obito descansara.

El gesto le había parecido hermoso, aunque actualmente no estaba seguro si era tan bueno al comprobar que Deidara había vuelto a querer evitarse de la tarea de ordenar su futón.

Ello no impidió que terminara de ordenar su habitación de buen humor, para al final ir a contemplar feliz en su cómoda la escultura del halcón.

La alzó acercándola a la ventana para que el sol primaveral iluminase los más finos detalles que Deidara había tallado con tanto esmero.

Luego de juguetear un rato a que el halcón volaba, lo besó en la cabeza y lo depositó en su lugar reservado del escritorio, al lado de la foto del equipo Minato.

Se dio cuenta de que se había extinguido su hábito de besar la foto de Rin por las mañanas.

Peor aún, últimamente ni siquiera contemplaba la foto al despertar, por lo hizo sentir con un poco de culpa.

La punta del ala del halcón que apoyaba siempre contra el vidrio del retrato le distrajo una vez más, volviendo sus pensamientos a revolotear hacia Deidara.

Cómo le gustaría que fuera Deidara y no Kakashi el que aparecía en esa foto, pensó con la mirada fija en el retrato.

Y luego, allí estaba Rin también, Rin estaba bien.

"Rin." Se obligó a mirarla con atención, sintiéndose un poco infiel.

Pero su mirada volvió al bonito halcón de nuevo.

"Dei."

Volvió a mirar a su compañera.

"Rin."

Volver a mirar al halcón.

"Dei."

Esos ojitos de cielo. El cabello suelto alrededor de los hombros. Su cabeza teniendo que levantarse demasiado para verle a los ojos.

"Dei."

Si pudiese decirle lo mucho que quería que fuera su compañero para siempre pero…

–¡Obito-chan, tu desayuno se enfría!

Parpadeó con mucha fuerza, y se dio varias cachetadas suaves en sus mejillas ardorosas.

–¡Voy, abuelita!

Ni siquiera recordó que ese era el día del mes en que se comía inarizushi en casa, distraído como estaba en aprovechar la ausencia de Deidara para sorprenderlo.

–Abuelita, ¿hacemos bakudan de almuerzo?– preguntó mientras tragaba con rapidez todo el desayuno, tapándose la boca con alarma al darse cuenta de su falta de conducta en la mesa.

En la cocina, el amoroso rostro de su abuela elevó sus cejas como disparadas por un arco, olvidándose de indicarle que no hablara con la boca llena.

Al parecer, su nieto se había copiado de los gustos de la visita.

–Me parece bien, Obito-chan. Siempre es bueno variar la rutina.

–¿Eh?– preguntó mientras iba a lavar las cazuelas y utensilios recién usados.

Su abuela sonrió mientras le acariciaba el rebelde cabello puntiagudo, preguntándose por enésima vez de dónde su nieto había sacado lo distraído.

No había pariente ni ancestro alguno con esas características en su árbol familiar, y posiblemente menos en el resto del Clan Uchiha.

Siempre que pensaba en el hecho terminaba repitiéndose que para todo había una primera vez.

















Perdón por el capitulo un poco aburrido🥺







Hasta el próximo capitulo❤
¿Que les pareció?💟

Fue sin querer queriendo... (Obidei/Tobidei)❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora