OUR DESTINY "LOS RECUERDOS NO SON TU DESTINO"

FINAL ALTERNATIVO

Together Till The End 

Misaki aún seguía recostado en la nieve, su mirada estaba perdida y su respiración era lenta, parecía que estaba muerto, el brillo de sus ojos estaba apagado, era como si estuviera en un profundo sueño; las luciérnagas encendieron sus luces y con lentitud se acercaron a la herida del castaño, suavemente se posaron sobre ella para que con su luz azul la perforación comenzara a sanar y efectivamente era así, aquel secreto que Misaki no le dijo a Asami era que la luz de las luciérnagas sanaban las heridas, desde una pequeña cortada hasta un disparo al corazón... poco a poco su mirada volvía a aclararse, un suspiro se escabullo de sus finos labios, estaba desorientado, todo le daba de vueltas, sus ojos verdes se cristalizaron cuando vio que el Asami del pasado lo observaba con aquella peculiar sonrisa que lo caracterizaba.

-¿Qué haces aquí?- el castaño no sentía la suficiente fuerza para poder hablar, le sorprendió que no tuviera los ojos rojos y los cuernos en la cabeza.

-Quería verte, aunque sea por última vez mi vida- el pelinegro le acaricio el rostro con delicadeza.

-¿Por qué dices eso?- el de ojos verdes puso su mano sobre la del azabache.

-Es hora de que yo descanse, es la única forma para que mi recuerdo no te atormente más- Ryuichi sentía que su corazón era destruido en miles de pedazos, pero sabía que esto era la mejor opción.

-Pero si tu estas aquí, entonces... ¿Quién es él que está peleando contra mis amigos? - cuanto amaba Misaki su mirada.

-Yo solo soy una alucinación Misaki, él que está peleando es una creación de Neoni- Asami admiraba la belleza del joven –como te decía amor, yo tengo que irme, debo de descansar-.

-No... Ryuki- Misaki empezó a hipar con angustia.

-Me encanta cuando me llamas así- Asami también quería llorar –esto es lo correcto amor- se inclinó un poco para besar sus labios, aquellos labios que le pertenecieron a él por mucho tiempo –siempre estaré en tu corazón, aunque en tu mente ya no- comenzaba a despedirse.

-Ryuki no lo hagas- las lágrimas corrían por sus mejillas, no soportaría más este terrible dolor.

-Te amo Misaki... es hora de que seas feliz- su voz se escuchaba lejos –prometo que estaré contigo hasta el final de los tiempos...- su imagen comenzó a distorsionarse para que después todo se volviera obscuro, un nostálgico silencio se hizo presente en el ambiente, no había nada ni nadie más que su soledad, era lo único que se encontraba en ese sitio... *Este era nuestro destino* la voz de Asami decoro todo el lugar, sin aviso alguno los recuerdos de ellos dos juntos empezaban a desaparecer de la mente de Misaki...

Los ojos del castaño se abrieron abruptamente ante tal sueño que había tenido, fue invadido por las lágrimas que iniciaban a salir de sus ojos, impaciente se llevó las manos a la cabeza al no comprender que era lo que había pasado, ahora mismo se cuestionaba ¿Quién era ese joven de su sueño? ¿Por qué se había atrevido a besarlo si él ya tenía pareja?, se dio cuenta que la herida ya estaba cicatrizada, ya no dolía más, despacio se fue poniendo de pie, se sentía tan bien que hasta tenía ganas de saciar su sed de sangre –Solo espérame Asami- dijo para sus adentros mientras salía corriendo del iglú -¿Ryuki?- todos los recuerdos del pasado desaparecieron de su mente a excepción de un nombre, y en los recuerdos estaba incluido el que había sido su rey, pues Ryuki no podía descansar en paz porque Misaki no dejaba de recordarlo y eso era algo que a él dolía, solo lo atormentaba con su recuerdo y creyó que lo mejor era que lo olvidara para siempre...

En Ice Storm había nevado más de lo habitual después de que los reyes habían hecho el amor, hasta los mismos guardianes estaban sorprendidos de tal acontecimiento, se hallaban recostados en la blanca nieve del iglú, algunas luciérnagas iluminaban el lugar con su luz azul, sus cuerpos desnudos a un seguían unidos por el amor que los había envuelto, Asami descansaba en el pecho de aquel joven castaño quien le hacía suaves caricias en la espalda, era lo más relajante del mundo, sentir aquellas delicadas manos acariciándolo.