OUR DESTINY "LOS RECUERDOS NO SON TU DESTINO"

CAPITULO 4

The Revelation 

En la isla todos los trabajadores se encontraban muy ocupados, unos se ocupaban de revisar que la maquinaria estuviera bien, que no tuviera algún defecto, otros bajaban el material que se utilizaría, como por ejemplo, motosierras, palas, hachas, entre otras cosas. A decir verdad la isla estaba repleta de barcos, no había lugar en que no se viera un barco, ¿Cómo era posible que los humanos no se dieran cuenta de que todo el combustible que salía de los barcos dañaba al océano? ¿Pero que tenían en la cabeza? ¿Basura?, si así tienen la mente, entonces ¿Cómo tendrían a la naturaleza?, era obvio que un asco, se preocupan más por ellos que por los lugares que les ofrecen los recursos necesarios para su bienestar...

-Señor, necesito que prepare su equipaje- Kirishima entro al estudio sin permiso –Al igual que usted joven Takaba-.

-¿Qué? ¿Por qué?- Asami dejo de tomar su café y se puso serio.

-Porque vamos a ir a la isla señor, requieren de su presencia- se acercó al escritorio para dejar unos documentos.

-¿Y para qué?, Yo no soy arquitecto- el pelinegro tomo los documentos para revisarlos.

-Lo único que puedo decirle es que lo necesitan allá, los demás también irán- Kirishima se cruzó de brazos.

-¿También Feilong y Mikhail?- su tono de voz se escuchó cansado.

-Sí señor, de hecho ya han de estar por llegar al puerto, así que dense prisa para que no se haga más tarde- el guardia empezó a dar unos aplausos indicando que se dieran prisa.

-De acuerdo- dijo con resignación Asami; internamente Takaba se burlaba de él, pues el empresario ya no quería regresar a la isla. Durante el pequeño rato que estuvieron empacando su ropa, Asami no dejaba que quejarse y rezongar, parecía un niño de ocho años, incluso hubo un momento en el que él rubio empezó a reírse de su pareja, pues se veía tan gracioso, esa escena era perfecta para grabarla, lástima que sus cámaras y su celular estaban en la mochila, si intentaba sacarlas era obvio que Asami se daría cuenta y dejaría de rezongar, no permitiría que lo avergonzaran frente a otras personas...

-Qué bueno que llegas, mira la hora que es- Feilong le puso el reloj a Asami frente a su cara.

-No estés molestando- Asami puso su mano en el rostro de Fei haciéndolo enojar más.

-Mira pedazo de idiota, no me pongas tu sucia mano en mi rostro, que por tu culpa vamos a llegar más tarde a la isla- le aventó su portafolio pero Ryuichi lo esquivo.

-Hay ya, solo es una isla, ¿Qué tiene que lleguemos un poco tarde?- dijo sin importancia mientras subía al yate.

-Pues lo que pasa es que empieza a subir la marea y el oleaje se vuelve más fuerte- Neoni levanto el portafolio para entregárselo a Feilong.

-Gracias- Feilong también se subió al yate; los demás lo siguieron. El viaje fue de lo más tranquilo, se la pasaron platicando casi todo el camino, hubo un momento en el que Feilong se aburrió de estar ahí y decidió acercarse a uno de los costados del Yate, se puso a apreciar el sol que indicaba que ya comenzaría a atardecer, le dio un poco de calor así que se desabotono los primeros botones de su camisa, dejando ver un pecho bien trabajado, con la fuerza del oleaje el barco se elevaba un poco, la brisa y el aire golpeaban su rostro, también su cabello largo y negro se meneaba con el aire, eso sí que sería una buena foto y así fue, Takaba lo había fotografiado sin que se diera cuenta. No sabía porque pero sentía una gran paz al estar en el océano, se escuchó ruido en el mar por lo que volteo para ver que era... -¡Delfines!- grito de la emoción, los demás se acercaron para verlos, era un hermoso espectáculo, los delfines saltaban en sincronía, era como si quisieran ir a la par con el sonido del mar, Fei estiro su mano como intentando acariciar a uno, efectivamente fue de esa manera, un delfín trato de saltar lo más alto para ser acariciado por el chino, una linda sonrisa se dibujó en sus labios, todos estaban maravillados por la expresión de felicidad que había puesto el de cabello largo -¿Por qué me miran así?- su rostro de alegría desapareció pues se sentía acosado.