Capítulo 4: Calor y demostración

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JongDae se ha ido a ver a su familia y MinSeok se encuentra sentado frente a la ventana, sentado en el sofá que está pegado a la ventana. Su madre entra a la habitación, trae con ella dos tazas de té y una tetera, la deja en la mesita que está cerca de MinSeok. 

—¿Cuándo planeaban decírmelo? —MinSeok tiene la mirada puesta en el paisaje, sólo puede ver su jardín. 

Su madre, bueno, su madre adoptiva siempre le gustaron las flores y ha plantado muchas de ellas, sin importarle que haya plantas que no sean acordes al lugar. MinSeok solía ayudarla hasta que tuvo que ir a la universidad. 

—Porque ni siquiera yo quería aceptarlo —desde que MinSeok llegó a su vida, ella lo ha aceptado como suyo y dejar que se vaya es como quitarle una parte de su alma. Ella lo crió, una hada simplemente vino a su casa y se lo dejó en sus brazos. Aunque pudo ver dolor en aquel hada, se veía profundamente herido por dejar a su pequeño en manos humanas. Le dijo que lo cuidara bien, que lo amaba, pero debía cumplir con lo prometido —. Desde que tu verdadero padre te dejó en mis brazos yo te he amado. 

MinSeok mira a su madre atentamente, sus ojos están húmedos. 

—No te aceptamos en nuestra vida porque era nuestro deber, te aceptamos porque tu padre, bueno, tu padre adoptivo, y yo queríamos hacerte feliz y amarte hasta donde pudiéramos, así fuera por corto tiempo —ella toma las manos de MinSeok entre las suyas —. No naciste de mí, pero siempre te quise como mío —reitera. 

MinSeok no dice nada, solo quiere escucharla. 

—Nos mentíamos diciendo que faltaba mucho tiempo para darte, pero un lobo apareció en una noche de luna llena, ese lobo siempre permanecía escondido, cuidándote, cuidando tus sueños —ella recuerda que siempre veía a un lobo saltarse la cerca y dormía en el patio, en las mañanas se iba, pero siempre dejaba juguetes. A veces venía con otros lobos, seguramente sus padres, pues el lobo que venía todavía era un cachorro —. Después nos dimos cuenta de que ese lobo era JongDae, JongDae sin quererlo nos recordaba tu destino. 

 MinSeok sonríe de solo pensar en JongDae, ella lo nota. Notan cuán enamorados están. 

—A veces pienso que todo es una broma, que la vida que conozco no se va a esfumar de la noche a la mañana —MinSeok comienza a derramar lágrimas —, no sé quiénes son mis verdaderos padres, pero ustedes no dejarán de ser mis padres —MinSeok está bastante confundido —. No quiero aceptar mi destino, pero tampoco quiero renunciar a JongDae. Yo ya tenía una vida planeada, si me lo hubiesen dicho antes, quizá no habría soñado tanto. 

Simplemente el chico termina llorando en el hombro de su madre. 

(...) 

JongDae y MinSeok están caminando cerca de la casa del segundo, hace mucho viento, MinSeok tiene un suéter más grande que él y tiene que enrollar un poco una de las mangas un poco para sostener la mano de JongDae. 

—¿Tienes frío? —JongDae le pregunta mientras su novio niega, lo ve un tanto triste por lo que detienen su caminar —. Cada vez te veo más triste, bonito —a JongDae no le gusta verlo así —, sé que no te gusta esto, y yo también lo he estado pensando mucho y yo… no importa si me vuelvo loco con tal de que elijas lo que quieres para tu vida. 

JongDae ama tanto a MinSeok que lo único que quiere es que él esté bien, ya no verlo tan deprimido. 

—Si hago eso, te volverás loco y atacarás a todo mundo —están frente a frente. 

—Bueno, pueden terminar conmigo —es una solución sencilla. JongDae la ha estado considerando desde que ha visto a MinSeok tan pensativo, desde que lo ha visto triste. 

Hombres que corren con lobos || ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora