Cap 2: Comida

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Antes de empezar, quiero disculparme por tardar tanto en actualizar jjahdjshdjsh
Es que con la escuela es un poquito difícil tener inspiración, pero ahora ya estoy de vacaciones así que ya voy a actualizar más seguido, y haré capítulos más largos. Espero al menos en esta semana subir otros 2

En fin, eso era, y avisarles que ahora les traigo un capítulo largo, y con mucho amor, espero que les guste <3

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Solo faltaban 2 semanas para la audición, el único problema era mi peso, necesitaba bajar al menos 2.5 kilos más, el peso de una bailarina es menor al mío, necesito estar a la altura para poder ingresar a Broadway.

—Mamá, necesito ir a un nutriólogo— dije algo deprimida.

—¡Hasta que se te ocurre bajar esos kilitos de más!— dijo algo sorprendida.

Cuando llegamos, la nutrióloga nos dijo que no necesitaba bajar de peso, que estaba en el peso promedio, y que bajar de peso era peligroso para mi salud.

—Pe-...pero... ¡Yo necesito bajar de peso en dos semanas!— dije histérica.

—Linda, ya te mencioné a ti y a tu madre que, bajar más de peso, podrías ser perjudicial para tu salud.—

Mi madre salió algo enojada del lugar, no me dijo nada al respecto durante todo el camino, pero era obvio que estaba furiosa, su expresión lo decía todo.
Me sentí culpable por haber hecho que mi madre se enojara, así que pensé que debía hacer algo...

*********

Comencé a escuchar pasos acercándose a la puerta de mi habitación.

—¡¡¡ATENEAAAAAAAAAA!!!— grita Blake entrando a mi habitación.

Veo como entra, con una caja misteriosa. Me intriga mucho saber qué hay adentro de ella. Se tira en mi cama y comienza a reír.

—Nea, iba paseando por la calle con mi madre, y pasamos por la tienda de donas que tanto te gustan, así que cuando la vi dije "seguro que Nea va a querer unas". Así que entramos y busque tus favoritas, ( chocolate, glaseadas, y rellenas de crema pastelera).— dice emocionado.

Veo que su sonrisa y su emoción se desvanecen cuando yo no tengo ninguna reacción positiva. Su cara pasa de verse con felicidad extrema, a fruncir el ceño.

—¿Qué? ¿No te gustó? Pensé que sería una sorpresa agradable teniendo en cuenta todo el estrés que te has estado cargando últimamente.— dice decepcionado.

No voy a mentir, tenía demasiadas ganas de solo tomar esa caja y comerme todas las donas posibles. Pero tenía miedo. ¿Y si como una y no logro pasar la audición por mi peso? ¿Y si subo de peso y no logro bajar?
Todas esas preguntas comenzaron a surgir en mi cabeza hasta que....

—¿Nea? ¿Estas bien? Me preocupas...

—Ehhh... si, estoy bien, solo que, ahora mismo no puedo comer donas.— digo mirando al suelo.

—¿Porque?— pregunta extrañado.

No podía decirle que estaba dejando de comer, seguro se iba a preocupar de más e iba a a entrar en pánico. Así que opté por decirle una pequeña mentirilla blanca.

—Es que acabó de comer, estoy llenísima, siento que voy a explotar.

—Ay Nea, bueno, las guardaremos para la cena.

Me sentí aliviada por un momento hasta que volvió a hablar...

—Oye, estaba pensando que hoy tú madre va a trabajar hasta tarde, y tendrías que quedarte sola toda la noche....

Tenía razón, y lo había olvidado, mi madre trabajaría doble turno hoy, así que no estaría por la casa durante un buen rato.

—¿A que va todo eso?— pregunto confundida.

—Quizás quieras acompañarnos a cenar y no lo sé....taaaaalvéz.....quisieras quedarte a dormir.

Me quede paralizada, no sabía que decir, hoy tenía planeado no cenar y así empezar a bajar de peso, pero estaba claro que no quería quedarme sola. No sabía que hacer, pero tampoco quería que mi mejor amigo se deprima si le digo que no. Algo debía planear para poder ir con el, pero no tener que cenar, y mucho menos esas donas.

—Está bien, solo debo llamar a mi madre para avisarle que me iré contigo ¿si?

No me dio tiempo de reaccionar cuando vi que se abalanzaba sobre mi para darme un abrazo -muy fuerte por cierto- y empezar a parlotear quien sabe que tantas cosas. No le estaba prestando mucha atención, pues estaba muy mareada y cansada, no había comido nada ese día.

—Haré la maleta, tú espérame afuera.

—Si señora.— dice divertido.

Yo empiezo a empacar la cosas, aguantándome las ganas de vomitar, pues el mareo y las náuseas cada vez eran más fuertes. Pero pude soportarlo hasta que llegamos al departamento de Blake.
Debo admitir que su habitación era demasiado grande en comparación a la mía, pues tenía hasta su propio vestidor dentro de el, incluso ¡Tiene su propio baño con una tina! ¿Qué puede ser mejor que los baños con tina?

Dejé mi maleta a un lado cuando vi que Blake me hacía una seña con la cabeza de que vaya con él para buscar algo que ver en la televisión.

—¡Qué bien que te dejaron venir! ¡Vas a ver que nos la vamos a pasar increíble!

Volteé a verlo un segundo, cuando derrepente ya no sentía las piernas, sentía un inmenso dolor de cabeza, y todo me daba vueltas, sentía que me iba a vomitar en cualquier momento.
Veo que Blake nota que algo no anda bien, así que comienzo a escuchar como me llama, preguntándome si estoy bien. Pero en ese momento no puedo responder, parece que no tengo las fuerzas ni de hablar, cuando de la nada.... Todo se puso negro, empecé a escuchar gritos, pero no sabía exactamente de donde venían, pero eso era todo lo que recordaba... ¿Qué había pasado?

*****

Solo recuerdo haber ido a casa de Blake a pasar la noche junto con su madre, y luego todo comenzó a tornarse negro...

—¿Nea...?

Escucho una voz, pero no sé de quién se trata, hasta que abrí los ojos de golpe.

—¡¿QUÉ!? ¡¿DÓNDE ESTOY!?— grité histérica.

Sentí una mano fría pero demasiado pequeña para tratarse de alguien mayor de 12 años. Veo que es Blake, está parado justo a mi lado con cara preocupada. Pero.... ¿Que había pasado?

—Nea, cálmate, te desmayaste en mi habitación, llamé a mi madre y ella llamó a una ambulancia, pero ya estas bien.—dice un poco más relajado.

Pero se que algo anda mal cuando noto que su preocupación no se va del todo... tiene las manos temblorosas y la mirada perdida, algo andaba mal. Hice un intento por decir algo pero él comienza a hablar primero.

—Nea...¿Porqué lo hiciste?...

No sabía que decir, pero no por shock, sino porque no sabía de que hablaba.

—Yo.... No se de que hablas... yo...

—¡Dejaste de comer Nea! ¡Por Dios tienes 14 años! ¡¿Porqué te hiciste esto!?

Oh... así que era eso, al parecer mi cuerpo ya no toleró los mareos y la falta de alimento y colapsó, me siento mal, pero no por mi, sino por la ansiedad de Blake, no quiero ni imaginarme la pesadilla que fue para el verme caer al suelo de la nada. Veo que brotan unas lagrimas de su rostro, y yo no me pude contener y me puse a llorar también. Pasó un momento cuando dije...

—Blake, necesito bajar de peso....

Cuando se nos termine la tintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora