Lo primero que hicieron al llegar a aquel hospital fue buscar indicios de su hermana, todo pasó demasiado rápido, no pensaron que al llegar a casa el teléfono sonaría y recibirían la peor noticia que habían oído en sus cortas vidas. El sonido molesto retumbaba por la casa y no se animaban a contestar, aun así no se detenía... Ran tomo el teléfono y hablo —¿¡Para qué mierda llaman!?— Aún molesto respondió de forma grosera iluso suponiendo que eran sus padres, pero sabemos que para nada eran ellos. Una voz del otro lado de la línea le contesto... El teléfono callo al suelo y él se sorprendió, todo tipo de pensamientos pasaron por su cabeza mientras Rindou asustado recogió aquel aparato para matar su curiosidad... Tampoco esperaba lo que alcanzo a oír porque se aferraba a qué todo era una mala broma y nada era real.
Reaccionaron y emprendieron camino al hospital lo más rápido que pudieron, llegaron con las respiraciones agitadas preguntando a gritos por ella. Por ahora sus padres no importaban tanto como ella, el miedo los carcomía, el sonido de una ambulancia llegando llamo su atención y corrieron a la entrada del hospital, los paramédicos agitados avanzaban con las camillas rápidamente, tres en total, gritos de los doctores y enfermeras llamándose se escuchaban y eso era estresante, vieron las camillas pasar una a una, su padre, su madre...
Nunca pensaron o imaginaron siquiera ver algo así, su linda y tierna hermana, aquella amable niña que amaban más que a nada. Sus ojos se cristalizaron al ver cómo su lindo rostro tenía raspones y su cabeza sangraba, aunque no podían ver en su totalidad que tan mal estaba por la manta que cubría su pequeño cuerpo, les dolía, dolía saber que ella estaba en ese estado, dolía saber que ellos pudieron haberlo evitado, dolía pensar lo mucho que debió haberle dolido. Sentían tantas emociones en un solo momento, pánico, miedo, terror, ansiedad, impotencia, tristeza.
El tiempo pasaba y los Haitani estaban cada vez más angustiados, segundos, minutos, horas y nada, ni un solo informe de parte de los doctores. Rin lloraba y Ran solo miraba el suelo mientras pensaba "¿Pude haberlo evitado?¿Esto es mi culpa? Debí ser yo quien fuera en el auto, debí quedarme con ella, ¿En qué estaba pensando?" Se cuestionaba tantas cosas que perdía la cuenta de todo lo que había pensado, el tiempo les parecía infinito, era de noche y Rin cabeceaba en la sala de espera, a Ran le ardían los ojos, y al fin aquel aparato con luz roja que indicaba que la sala de operaciones estaba en uso se apagó. Un doctor salió de aquel lugar haciendo que los hermanos se levantarán apresuradamente para preguntarle sobre el estado de Ren
