¿Decisiones?

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Después de que mi mamá dejara de abrazarme, entro a mi casa, como si fuera su casa e inició su ya conocido ritual de criticar cualquier cosa que no haya sido escogido o hecho por ella.

¡Que paredes tan pálidas! ¿Porqué no tienes cortinas? ¡Ventanas con marco blanco, horribles! ¿Quién hace la limpieza, un mono? ¡Deberías haber dejado que yo te escogiera un mejor lugar, Anna!

Y eso solo fue de la puerta principal, a través del pasillo, hasta la puerta de la cocina -la puerta izquierda- y finalmente se detuvo, y no por una muy buena razón.

-¿A qué huele?-dijo en su tono de Ya-comí-pero-sea-lo-que-sea-también-quiero. Habrío la puerta y se detuvo abruptamente -de nuevo- y para mi sorpresa, aparentemente olvido que aquí la chica de diecinueve años soy yo, y la de treinta y cinco, es ella.

Ella me tuvo demasiado joven, cuando -según me contó- se enamoró verdaderamente. Ella tenía 16 años y mi papá 18, ellos estaban realmente enamorados, pero el no era de su "clase", eventualmente sus padres se enteraron y trataron de separarlos. Y lo hicieron.

Pero no contaban con que su hija estuviera embarazada, y quisiera tener a su bebé. Ellos no dejaron que ella le contara a mi padre de mi existencia, y ella no lo intentó. Despues de un año, se casó. Y volvió a hacerlo dos veces más. Y... aquí estoy.

-Hola, jovencito.-ronroneó- ¿Cuál es tu nombre?

Ross, quien estaba de espaldas a ella, giró inmediatamente y me dirigió una mirada de desconcierto.

-Ross-contestó finalmente-, me llamo Ross, ¿Y usted...?

-Háblame de tú, cariño. Apenas y soy mayor que tú.-mamá caminó los pasos que los distanciaban - no desaprovechó la oportunidad de mover sus caderas, y sacar pecho descaradamente- y le dio un besó en ambas mejillas -Lauren querido, llamó Lauren. Pero puedes decirme Lau. Si quieres, claro...

-Muy bien -dije- ¿Mamá? Si me dices a que has venido, sería muy amable de tu parte.

Cuándo de mi boca salió la palabra 'mamá' Ross habrío los ojos como platos y se alejo discretamente de ella, pero no sin que mi madre lo notara.

-¿Ya te vas?-frunció el seño- ¡Pero ni hemos hablado! Oye, Anna, ¿Porqué no nos sirves algo de beber a tu amigo y ami? Estoy sedienta. -le lanzó una descarada mirada a Ross, y le guiñó un ojo.- Apuesto a que tú también, ¿Cierto, Ross? Anna prepara unas excelentes bebidas, lástima que solo sirva para eso.

¿Qué? Muy bien, eso fue todo.

-Mamá, creó que es mucho mejor que te vayas.

-No.

-¿No?

-Eso he dicho, ¿No? Ahora, quisiera hablar contigo en privado.

-¿No querías una bebida y hablar con Ross? -irónicece- Estaba a punto de mandar a traer limones recién cortados.

-Anna-apretó los dientes- quiero hablar contigo en privado. Ya.

Mientras lo decía, me pareció ver algo de tristeza en su mirada, pero eso era imposible.

-Será mejor que me vaya- habló Ross- tenía cosas que hacer de todos modos.

-Pero...- no quiero que te vayas...-, ni siquiera comiste-dije apuntando a la comida- y fuiste tú quien la cocino.

-Lo sé. Guardame un poco, ¿Si?, habla con tu madre, será mejor.

Caminó hacia la puerta de la cocina - detrás de mi, pues la que estaba mi derecha daba a la sala- y se despidió con la mano.

Mi Sexy Vecino » Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora