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Al despertar, me levanté y abrí las cortinas de la puerta de cristal que dan hacia el balcón, para así dejar entrar la luz a la habitación y me encontré con un cielo nublado teñido de un gris acentuado, lo que me alentó a cambiarme de inmediato pues quería pasar el resto del día en el invernadero de mi abuela e intentar restaurarlo un poco, pero antes de eso ayudé a mi madre a acomodar las cosas que trajo la pequeña mudanza que llegó muy temprano en la mañana, descubrir los muebles de mis abuelos y acomodar lo poco que trajimos con nosotras.

Al cabo de unas horas mi madre fue a la cocina para prepararnos algo de comer mientras yo terminaba de ordenar algunas cosas. Encontré unos libros y los llevé al ático, pero la puerta estaba cerrada así que los dejé frente a la puerta para acomodarlos después cuando tuviera la llave.

...

Durante la tarde estuve intentando arreglar en invernadero como había planeado, pero estaba hecho un desastre, algunos de los cristales del techo estaban rotos, muchas masetas estaban tiradas y al mezclarse con la lluvia, la tierra se había convertido en lodo, además de que casi todas las plantas estaban muertas incluyendo los hermosos rosales de mi abuela. Las únicas plantas que sobrevivieron al olvido eran las enredaderas que habían crecido casi hasta el techo.

Terminé rindiéndome, y en su lugar dibujé algunos garabatos en mi libreta hasta que anocheció y me quedé contemplando las estrellas a través de los opacados cristales del techo parcialmente cubierto por la copa de un roble.

—Vamos Blacky, es hora de dormir. —Le dije a mi perro quien descansaba a mi lado.

...

Sin ímpetu por iniciar el día me he levantado de la cama para empezar con mi primer día de clases en la universidad. Me di un baño y a pesar de mi lentitud terminé de alistarme.

—¡Dalia, tienes que bajar ya o llegarás tarde! —Me dijo mi madre mientras yo terminaba de recoger algunos libros.

—¡Ya bajo! —Le respondí.

Mientras yo desayunaba mi madre iba y venía de un lado a otro; se le notaba inquieta, algo que jamás había notado en ella, pues suele ser una persona bastante firme y segura. Mi madre se despidió de mí sin siquiera mirarme, terminé mi desayuno y salí corriendo, pues ya iba tarde.

...

Apenas llegué a pie de la entrada del campus de mi nueva escuela me sentí perdida, el edificio principal era demasiado grande y junto a él podía ver un edificio anexo que era un poco más pequeño, pero igual de ancho. Entre aquellos edificios había un ancho camino y alcanzaba a ver otro edifico detrás.

«Parece ser bastante grande»

Podía sentir la tensión en mis extremidades y cómo esto causaba una presión en mi pecho que me oprimía. Yo sé que a mucha gente le pone nerviosa el primer día de clases en una nueva escuela, aunque generalmente es por la emoción que cargan, pero lo peor es que esta sensación era porque en realidad yo no quería estar aquí.

Cuando ingresé en el edificio principal me sentí un poco desorientada al principio, pero cuando encontré la oficina principal después de pedir indicaciones a algunos profesores y alumnos en los pasillos, pedí mis horarios y me entregaron también un mapa para ubicar más fácilmente las aulas. Revisé mi horario y estaba un poco temprano para mi primera clase así que, guiándome con mi mapa, di algunas vueltas por el edificio principal para orientarme un poco más.

Al llegar al último piso me di a la tarea de ubicar algunas de las aulas en las que tendría clases durante la semana, pero al cabo de unos minutos caminando mientras leía mi horario me perdí entre los pasillos e intentando encontrar las escaleras lo que encontré fue una puerta con la chapa un poco oxidada, que al apenas acercarme se abrió dejando caer un papel que estaba atorándola sin dejarla cerrarse por completo, mi curiosidad me hizo entrar y encendí la luz de mi celular para ver un poco, pero solo había cosas de limpieza viejas y empolvadas.

Infinite - Hasta el fin de los tiempos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora