Capítulo 2

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Como todas las mañanas, después de despertar se alistó para irse a la escuela, por fortuna, la mayoría de sus amigos vivían cerca o en el mismo vecindario que él; la fresca brisa de la mañana lo hizo despertarse por completo.
- Hey, buenos días amigo.- Escucho mientras sentía un brazo tocando su hombro seguido de una mano revolviendo su cabello.
- Buenos días, pero deja de revolver mi cabello, Marc.-
- Sí, deja de molestarlo- Una mano aterrizó en la cabeza de Marc a modo de un leve golpe para que se detuviera.
- Que dulce manera de decir buenos días.- Se tallo la área afectada.- Oye, me puedes pasar la tarea, porfavor, Nerea.
- ¿De que materia quieres?
-¿Pues de cuántas materias hay?
- Matemáticas, ¿Verdad?
- ¿Tienes la de ciencias?- Pregunto otra voz, era Paula, sí, esa era Paula, aún un poco adormilada, la noche anterior se quedó chateando hasta tarde con Valentina.
Corrieron lo que quedaba del camino y en el recorrido se unieron dos más, Daniela y Giovanni; los horarios de clases transcurrieron normal, los chicos se la pasaban de clase en clase, hasta que llegó la hora más deseada por la mayoría de alumnos, el receso, Nerea les entrego a cada uno de sus amigos sus respectivas loncheras, el porque de esta acción se remonta a sus primeros días de amistad, todos, sobre todo Valentina comía entre clase, por lo que cuando llegaba el receso, ya no tenía que comer y se ponía de un humor...era "por el bien del salón, por el bien de la humanidad" decía Nerea, por lo que comenzaron esa práctica con su grupo de amigos, mientras platicaban salió a la luz el tema de Henry.
- ¿Y cómo te va con él?- Pregunto Nerea.
- Bien, aunque me sigue insistiendo en que vaya a su casa.
- ¿Irás?
- No losé, ya fui a casa de cada uno de ustedes, solo falta él, creo que sería feo que no fuera a su casa, fue mi primer amigo cuando llegue aquí.
- Oigan chicos, ¿Quieren ir amo casa? Para ver películas.
- Creo que mis papás me dejaran ir, al final de todo, somos vecinas.- Comento Nerea, para después llevarse un gran bocado de sándwich a la boca.
- Yo también iré- Dijeron al mismo tiempo Daniela y Marc.
- Yo no voy a poder, mi papá regresa hoy de su viaje de negocios, así que cenaremos juntos.- Dijo Giovanni rascándose la cabeza.
- Lo saludas de parte de todos.- Bromeó Néstor.
- ¿Irás?- Pregunto Valentina refiriéndose a Néstor.
- Nosé, tal vez decida ir a casa de Henry, no te enojes.
- No te preocupes, te entiendo, en todo caso te estaremos esperando.
- Gracias.
- Los veo en mi casa a las cinco de la tarde hoy.
Ahora mismo, Néstor estaba de camino a casa de Henry, no sabía cuánto tardaría por lo que dejó una nota y sus útiles acomodados para el día siguiente, guardo en su mochila de exploración una linterna, comida y una muda de ropa.
Durante el trayecto empezo a recordar todos lo lugares en los que había vivido hasta el momento, le gustó cada uno de esos lugares, pero sobretodo ese pueblo.
Le gustaban sus calles, sus casas, su escuela, los maestros, sus amigos, los paisajes que podía encontrar en ese hermoso pueblo.
También recordó su primer día de clases, ese día estaba muy nervioso aún cuando Henry lo calmo el día anterior, tenía miedo de no hacer amigos y pasarse todos los recesos solo o peor aún, siendo molestado por bravucones que se sentían superior a todos por su tamaño y fuerza; ese día la primera en hablarle fue Nerea, estaban en clase de matemáticas y él no entendía nada de lo que el profesor explico, así que ella se acercó y le pregunto.
- ¿Nesecitas ayuda?.
- Eh, sí, no entiendo.
- Déjame ayudarte, esto de aquí lo multiplicas por esto.- Señalaba con su lápiz cada parte del ejercicio.- Y listo.
- Gracias eh...
- Nerea, mucho gusto Néstor.
- Igualmente.
- Sí~ mucho gusto~- Repitió Marc pero agudizando su voz.
- Cállate Marc, por eso nadie te quiere.
- Eso duele.
- Ese grupito de atrás se me calla.
- Perdón, maestro.
Desde entonces el grupo de Nerea, de alguna manera lo adoptó, como lo habían hecho con Valentina, quien se separó de las que ella consideraba sus "amigas"; le gustaba su grupo de amigos, su único grupo de amigos hasta ese momento, pero sabía que algún día se tenía que separa de ellos por el trabajo de sus padres, por lo que sabía, sus padres se quedarían ahí hasta que llegaran las vacaciones otoño, que serían en casi dos meses, trataría de disfrutar el tiempo que le quedaba en ese pueblo.
Otra cosa llegó a su mente, se le había olvidado especificar en cuál de las casas de sus amigos estaría esa tarde, sus padres sabían de la existencia de Henry, por los que al no encontrarlo en las demás casas de sus amigos lo buscarían ahí, sí, en su cabeza eso tenía sentido, se preguntaba cómo serían los padres de Henry, sus hermanos y el gallo del que tanto hablaba, se preguntaba cómo sería su habitación o si tendría juguetes para jugar con él.
Por fin llegó, por alguna y extraña razón se le había complicado el camino hacia el río; cruzó el río pasando sobre un pequeño puente de rocas que había ahí, cuando llegó al otro extremo busco una rama de árbol seca, le serviría para inspeccionar el suelo en caso de que las hojas ocultaran huecos o trampas de oso, en ese lugar se encontraba una zona limitada de caza, pero algunos cazadores sobrepasaban ese límite y llegaban a la zona residencial del bosque.
Ahí estaba, sentado, mesiendose en el columpio que se encontraba en el árbol, tal como había dicho, observó detenidamente aquel lugar, se acercó a la barda y la cruzó, pero al caer quebró la rama, produciendo así un sonido algo leve, pero suficiente para que Henry lo escuchara.
-¿Néstor? Que bueno que estés aquí.
- Yo diría que bueno que te encuentres bien, no pensé que para llegar a tu casa tendría que recolectar 10 ramas de árbol.
- JAJAJA, me hubieras dicho que venías, podría haber ido a buscarte.
- Era una sorpresa.
- Ven , vamos adentro, quiero que conozcas a mis papás.
Corrieron en dirección a la casa de Henry, era grande y colorida; estando adentro se toparon con los hermanos de Henry, sentados en sillón más grande de la sala de estar, la decoración del interior de la casa era muy antigua pero bonita, le daba un toque elegante y de misterio.
- Enano, ¿Qué pasó?.- Pregunto Gerardo, el mayor de los tres. Su ropa de igual manera que los dos restantes de los hermanos mayores, se veía algo antigua.
- Nada, voy a mi habitación.
Sin que se dieran cuenta, Henry logro guiar a Néstor hasta su habitación, no quería que lo molestaran, estando ahí, se pusieron a jugar y a explorar la habitación de Henry, al final, Néstor termino encontrando un cuaderno de dibujo, empezó a revisarlo, plasmado en el se encontraban hermosos dibujos, no parecían hechos por un niño de siete años.
-¿Esto es tuyo?.
- Sí, dibujo cuando estoy aburrido o en la noche antes de irme a dormir.
- Están hermosos.
- Gracias.
-¡¡HENRY!!-
- Ya voy mamá.- Henry hizo una señal para que esperara ahí y no saliera hasta que estuviera seguro.
Pasaron los minutos, hasta que escucho unos pasos subir las escaleras en dirección a la habitación en qué se encontraba, la puerta se abrió, dejando ver a una señora algo joven, con ojos verdes y cabello negro, ahora Néstor sabía de dónde obtuvo su mejor amigo esos hermosos ojos verdes, llevaba un vestido largo con un mandil atado en la cintura.
- Aquí no hay nadie, ¿Qué era lo que tanto te preocupaba? Solo vengo a sacudir tu cama.
Los dos menores abrieron los ojos como platos, nadie podía ver a Néstor, ¿Qué estaba pasando?
La señora sacudió la cama de su hijo menor , lo mando a recoger sus juguetes y finalmente se fue.
- Eso fue muy raro.
- Si que lo fue.
- ¿Qué hora es?- Pregunto un poco preocupado Néstor, no quería regresar muy tarde a casa, para no preocupar a sus padres y amigos.
- Apenas son las tres de la tarde.
- Una hora más no hará daño.
Después de una hora por fin Néstor empezó su caminata de regreso a casa, tenía que apurarse si quería aprovechar la luz solar, aunque llevaba con sigo una lámpara, eso no le podía ayudar mucho, por lo que iba a paso rápido, no quería tardar.

El niño al otro lado del río.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora