Capítulo 3

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Los policías se encontraban patrullando por el pueblo, se había levantado una alerta sobre desapareción, era un niño de siete años, los padres estaban preocupados, lo único que encontraron fue una nota que decía: "Iré a la casa de un amigo, no tardaré".
Los padres del menor en cuanto vieron la nota empezaron a llamar al teléfono fijo y personal de cada padre de familia de sus amigos, pero nadie sabía nada, hasta qué llamaron a la casa de Valentina.
- Bueno...señores Ramírez, que gusto.
- ¿Está Néstor contigo?- Pregunto una voz al otro lado de la línea.
- No, dijo que iría a casa de Henry, su mejor amigo.- Confesó Valentina, mientras que con su mano libre llamaba al resto del grupo para que se enteraran de lo sucedido.- ¿Pasó algo con él?
- Desapareció, no sabemos dónde está, no está en casa de Giovanni, solo dejo una carta y...la casa de Henry.- Un silencio se hizo presente.
- ¿Dónde se encuentran?- Pregunto Marc.
- En nuestra casa, aquí empezaremos la búsqueda, las demás personas del pueblo ya están buscando en otras áreas y la policía ya cerró las fronteras del pueblo.- Habían pasado dos horas desde que habían hecho la llamada, ya había oscurecido y la penumbra de la noche era abatida por la luz de las linternas, varias personas buscaban desesperados aquel niño, era muy extraño que estás cosas pasaran, era un pueblo pequeño, la familia en poco tiempo se ganó el cariño de todas las familias de ahí; los amigos acompañados de sus padres se unieron a la búsqueda.
Ya habían pasado cuatro días desde que desapareció Néstor, después de la escuela, sus amigos se unían a los grupos de búsqueda siempre acompañados de uno a tres adultos, sus padres seguían recabando información por si algo se les ubiera pasado por alto, pero nada, pareciera como si a su hijo se le ubiera tragado la tierra.
El grupo de amigos decidió ir una vez más al río en el que se encontraba con Henry, era extraño, los padres de su amigo nunca pudieron ubicar a la familia de Henry.
La segunda vez que su hijo les hablo sobre Henry, al día siguiente decidieron ir a visitar a esa familia, pero simplemente nadie les atendió la puerta, no se escuchaba ningún ruido, pensaron que probablemente no estaban por lo que dejaron de insistir y se fueron, pero cuando lo intentaron tres veces más, llegaron a la conclusión de que ahí no vivía nadie, la fachada de la casa era normal, como las demás casas del pueblo y  por las ventanas se podían apreciar muebles, con el tiempo llegaron a la conclusión de que su hijo tenía un amigo imaginario, era normal a su edad, así que simplemente dejaron se sobre pensar las cosas.
Eran las ocho de la noche, estaban dando su última revisión por las áreas investigadas, Marc, Valentina, Nerea, Daniela y Giovanni no se movían del río, una vibra muy extraña se desprendía de aquel lugar, el silencio desapareció de un momento a otro por unos paso acercándose apresuradamente, se escuchaban por todas direcciones, todos apuntaban con sus linternas, empezaron a escuchar sus nombres uno por uno, una voz agitada los pronunciaba, se escuchaba cada vez más cerca, los pasos cada vez más pesados, el crujir de las hojas y...hubo silencio.
- Chicos- apuntaron al otro lado del río y agua estaba, ahí estaba aquel niño, su amigo, estaba sudando y agitado, con su linterna en mano.
-¡¡¡NÉSTOR!!!- Gritaron con fuerza todos al mismo tiempo llamando así la atención de los adultos quienes se encontraban a unos cuantos metro de distancia.
- Está vivo, está vivo, JAJAJA, estúpido, ¿Dónde estuviste? Buscamos en esta área varias veces.
- ¿De qué hablan?-
- Te estuvimos buscando por cuatro días seguidos, estabas desaparecido.
- JAJAJAJA, es una broma, ¿Verdad?- En su rostro se podía ver una confusión, en verdad no comprendía lo que estaba pasando.- Solo estaba en la casa de Henry, mi mejor amigo.
-¡¡CARIÑO!!- Su papá corrió a abrazarlo, repartió besos por su rostro.- ¿Dónde estuviste todo esté tiempo? Estaba tan preocupado por ti al igual que tu padre.
Néstor saco una hoja de papel de mochila, se la entrego a sus padres, en ella estaba plasmado un retrato hecho por Henry de si mismo.- Él es mi amigo, vive al otro lado del río.
- Cariño, no vive nadie al otro lado del río, esa casa lleva tiempo sin ser habitada.
- No, papá, entonces que significa esto- Elevó el autoretrato empujándolo hacia su papá.
- Néstor, se que esto parece una broma, pero tienes que entender que él no vive en esa casa- Soltó sin más su padre.
- NOO, no es cierto- Néstor salió corriendo hasta llegar a su habitación, seguido de sus padres, sus amigos decidieron esperar en la sala de estar, era un momento familiar, el paso de las horas se hizo presente, todo el grupo de amigos se quedó en aquella casa, conocían a Néstor y sabían que era capaz de uir simplemente para preguntarle a su amigo si todo eso era real.
Mientras ya todos dormían, Néstor seguía despierto, observaba con detenimiento el retrato el cual le había arrebatado sin que se diera cuenta, no podía, o mejor dicho, no quería creer todo aquello, no quería creer que su mejor amigo no existía, el correr por mucho tiempo se hizo presente en su cuerpo, estaba tan cansado que simplemente guardo aquella hoja de papel entre sus cuadernos y se durmió.
Los días pasaron y Néstor había cambiado, se pasaba la mayoría del día en el río, sentado en silencio, en espera de que Henry llegara y le explicará todas sus dudas, pero no pasó, simplemente no llegó. El décimo día, dos días antes de que empezarán las vacaciones de otoño, por fin apareció, pero está vez había algo raro en él.
- Hola, cuánto tiempo.- Saludo Henry.
- Lo mismo digo...yo quiero saber, ¿Realmente vives al otro lado del río?
- Sí, nosé porque dudas, tú mismo visitaste mi casa.
- Algo raro pasó ese día que fui a visitar tu casa, según mis papás desaparecí cuatro días, que nadie vive al otro lado del río, que...esa casa está abandonada desde hace mucho.
- No te entiendo, desde que tengo uso de razón se que vivo ahí, cambiando de tema, ¿Te llevaste un retrato mío?
- Yo- Fue interrumpido por el grito de su papá llamándolo.- Me tengo que ir.- Salió corriendo en dirección a su casa, se había salvado.
Cuando llegó se encontró con sus padres sentados en el comedor, sus rostros reflejaban nerviosismo.
- Hijo, tenemos que hablar.- Dijo su padre mientras le señalaba una silla para que se sentará.
- ¿Qué pasa?- Se sentó en una silla a lado de su papá.
- Se que va hacer algo difícil de hablar, pero queríamos decírtelo, ya hiciste nuevos amigos aquí, toda la comunidad del pueblo te quiere, pero...decidimos adelantar la mudanza, se empezarán a llevar las cosas mañana y nosotros nos iremos un día después de eso.
- Papá, yo tenía planes para hacer durante las vacaciones con mis amigos, ellos tenían previsto que me fuera al final de estás.
- Lo sabemos hijo, pero nos cuesta creer lo que te pasó, se que la mudanza no te salva de los peligros del mundo externo, pero creo que nos ayudará a apaciguar un poco las aguas de nuestra preocupación sobre lo que pasó, cerrar un ciclo de alguna manera.
Ahora de alguna manera se sentía culpable por lo que había pasado, sabía que sus padres no lo culpaban de nada y que siempre buscaban su opinión sobre un tema que pidiera afectar a los tres, pero en verdad, por primera vez no se quería ir de ese lugar al que ahora llamaba hogar, era muy rápido para considerarlo así,pero ¡Hey!, por primera vez hizo amigos, por primera vez tenía un mejor amigo, que aunque se dudará de que fuera real, así lo consideraba.
Al día siguiente llegaron los encargados de llevarse los muebles y los objetos pesados, todo aquello que no entrara en el auto de la familia, pero eso no impedía que Néstor fuera a la escuela, todo estaba normal como de costumbre, bueno, menos para él menor de ojos azules, Néstor tenía miedo de que sus amigos reaccionaran mal por la noticia, aunque ya no podían hacer nada, la desición ya estaba tomada, como decía su abuelo.
Para atrás ni para tomar impulso.
Era ahora o nunca. Respiro ondo y...hablo.
Ahora.

El niño al otro lado del río.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora