Capítulo 4

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Entre todos aquellos grupos de amigos hablando con emoción, uno se mantenía callado, en shock por lo que uno de sus integrantes había dicho unos segundos atrás.
- JAJAJA, es broma, ¿Verdad?- Preguntó Giovanni con una cara de preocupación plasmada en su rostro.
-Ya teníamos todo planeado para estás vacaciones, queríamos visitar lugares contigo para que te llevarás lindos recuerdos sobre el pueblo y de nosotros.- Recordó Marc.
- Losé, pero mis padres quieren cerrar un ciclo y creo que será lo mejor para todos.
- De alguna manera todos te entendemos, se que tú desapareción fue un golpe duro para todos, sobre todo para tus padres y creo que será una buena idea que se muden.- Comentó Daniela.
- Solo esperamos que te mantengas en contacto con todos nosotros y que no nos olvides, no quiero odiarte.- Advirtió Nerea.
- No olvides contarnos todo tu proceso en tu nueva casa, ¡Vamos al parque hoy!-
- Es buena idea, Valentina, para pasar el último día todos juntos, porque probablemente mañana se irán por la mañana.
- Entonces nos vemos en la tarde, hagan su tarea, él se muda no ustedes, sobre todo tú Marc.- Exclamó Nerea.
En el pequeño parque del pueblo los menores se divertían corriendo de un lado a otro con unas sonrisas en sus pequeños rostros, olvidando por completo su alrededor, jugaban en la zona de patinaje, comían helado, se hacían bromas entre ellos y sobre todo capturaban cada momento juntos, no querían perderse ningún segundo de aquellos escenarios.
- Entonces, ¿Qué aremos ahora?- Preguntó Daniela.
- Tengo una idea, vayamos a la casa al otro lado del río.- Sugirió Paula.
- Nosé si Néstor está de acuerdo, aunque no es mala idea.- Confesó Nerea.
- Creo que me vendría bien, nunca la visite de frente, simplemente por detrás, vamos, no queda mucho tiempo.
Cuando llegaron se encontraron con una casa grande, pintura desgastada con el paso del tiempo junto con la vegetación crecida.
- Si que parece una película de terror.- Bromeó Marc.
- Cállate.- Dijeron al unisono Valentina y Nerea, que aunque les encantar ver casos paranormales y criminales, eran muy miedosas.
Por suerte aún había un poco de luz solar, estaba a punto de ser las cinco de la tarde así que sin dudar ni un poco entraron, la puerta estaba un poco atascada, al no ser abierta en mucho tiempo las bisagras se encontraban oxidadas, al entrar se percataron de que los muebles que extrañamente se encontraban ahí, estaban tapados con las típicas mantas blancas que le daban una vista tétrica, como era de esperarse, también era nido de distintos roedores e insectos que se escuchaban dentro de las paredes de aquella antigua casa. Caminaron son rumbo por unos minutos, encontrándose con distintos objetos, como ropa, cuadros, trastes, listones, zapatos e inclusive comida hechadas a perder hace casi treinta años, por lo que aparentaba esa escena, sus dueños simplemente cubrieron y guardaron sus pertenencias para luego irse sin revisar la alacena.
- Sus dueños debieron de ser muy distraídos, hay un pay en el horno.- Señaló Giovanni.
- Vayamos arriba, revisemos las habitaciones.
Corrieron escaleras arriba, se dividieron en tres parejas, Nerea se dirigió a una habitación que por lo que quedaba de la pintura y los adornos, se asemejaba a un lugar para un niño pequeño, junto con Valentina empezó a revisar las cajas que se encontraban ahí, no había muchas cosas interesantes, solo peluches, libros de cuentos, recuadros, lápices de colores, cuaderno de notas y pequeños extractos de vidrios.
- Valentina, tienes que ver esto.
Nerea observaba detenidamente un retrato a lápiz plasmado en una libreta de dibujo, sus hojas se unían a través de hilos atravesando pequeños agujeros, Valentina camino hacia ella y se detuvo en seco al ver el dibujo.
- Es Néstor, es su retrato.
-¿Cómo siquiera es eso posible? Está casa lleva tiempo sin ser habitada y el apenas llegó hace dos meses.
- Vamos a decirle.- Sugirió Nerea.
- NO...no le digas nada, hay que guardarlo.
- Pero, es su retrato.
- Ese es el problema, no se parece, es él, te imaginas que un día encuentres un retrato tuyo que fue hecho hace años por quién sabe quién, obviamente no podemos darle esto, va a pensar que alguien lo está acosando y que utilizo a Henry para acercarse a él.
- Si te pones a pensarlo, tiene sentido, aparte no hay duda de que es él, tiene los ojos azules.
- Chicos, hay que irnos- Aviso Néstor desde el pasillo junto a Giovanni, todos encaminaron a la salida y siguieron hasta llegar a sus respectivas casas, fue un día interesante para todos los jóvenes involucrados en aquella búsqueda, antes de separarse se abrazaron creando un círculo, confesaron algunas cosas sobre su amistad y por fin, Néstor llegó a casa con una gran sonrisa dibujada en su rostro, sus ojos brillaban con la luz de la luna entrando por su ventana y por primera vez, sentía que esa colchoneta era una prisión para él, al igual que aquella habitación que se sentía tan espaciosa por las pocas cosas que poseía, tenía ganas de llorar, quería salir corriendo para poder despedirse de Henry...y así lo hizo, aunque fuera muy probable que no se encontrará ahí, su herramienta era una lámpara y su única compañía era la oscuridad y el mismísimo gran y espeso bosque.
Le era extraño ver a su mejor amigo ahí, parado, de espaldas como la primera vez que lo conoció, como si lo estuviera esperando desde hace mucho, camino hasta la orilla con cautela para no espantarlo.
- Que bueno verte, me extrañe cuando no te encontré aquí a la misma hora de siempre.
- Perdón, me estaba despidiendo de mis amigos...me voy a mudar...no te lo dije antes fue porque no pude.
- Está bien, algo me decía que esto pasaría, independientemente de que supiera del trabajo de tus papás, me dio gusto conocerte, eres mi primer mejor amigo, no te voy a olvidar nunca.- Confesó volteandose para poder ver al contrario
- Tú también eres mi primer mejor amigo.- Néstor cruzó al otro lado del río, se paró enfrente de él, Henry también lo hizo, quedando casi frente a frente, aunque tuvieran la misma edad su estatura era diferente, Néstor era más alto que Henry por unos centímetros, pero eso no impedía que se vieran a los ojos; el más alto se acercó más al rostro de Henry, él cuál giro un poco su cabeza a la izquierda, Néstor aprovecho eso y le dio un beso rápido.- Quería despedirme como es debido de ti.
Terminando de decir eso, se volvió sobre sus pasos agitando su mano de un lado a otro.
Estando nuevamente en su habitación no pudo evitar llorar, Realmente no quería irse, pero ya no había marcha atrás, la decisión estaba tomada, así que cerro sus ojos con fuerza y lloro hasta quedarse dormido abrazando el retrato de Henry en sus brazos .
A la mañana siguiente todos sus amigos los esperaban afuera de su casa, algunos les deseaban feliz viaje y otros le entregaban regalos de despedida para que no se olvidarán de ellos, finalizando esto subieron al auto y emprendieron su viaje, nunca olvidaría los que vivió en esa casa, en ese pueblo, en ese río.
Al salir del pueblo saco el retrato de su mochila lo pego con su mano a la ventana del auto y dijo.
- Adiós niño al otro lado del río.- Sonrió, guardo el papel y se dispuso a apreciar el paisaje, era un misterio para él él cuál sería su próximo destino.
- Será mejor que dejes de mirar directo a la ventana sino quieres vomitar, amor, ¿Ya encontraste el departamento indicado?- Pregunto con una sonrisa retando a su esposo.
- Sí, estoy seguro de que te encantará al igual que a Néstor.
- Espero de que sea espaciosa.
- Tiene un gran balcón, perfecto para pasar el tiempo.
- Oíste eso Néstor, ¿Que te parece si te inscribimos a un club?
- Escritura.
-¿Perdón?
- Escritura, quiero plasmar ideas de la mejor manera posible.
- Entonces me encargaré de eso.
Fueron horas y horas de viaje, durmiendo en distintos hoteles.
Ahí estaba otra vez, acomodando sus pertenencias en los muebles que habían llegado un día antes que ellos, tomo la hoja de papel, busco un marco, lo coloco, aseguro el vidrio y lo colgó sobre su escritorio.

El niño al otro lado del río.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora