—Como les venía diciendo, el vampiro es una figura transgresora. Creada, de manera literaria, en el siglo XVIII, pero tiene características que estuvieron presentes siglos antes en figuras vampíricas dentro de la mitología y el folclore —Neil levanta la cabeza y hace contacto visual con unos cuantos estudiantes sentados al frente de la sala —. Para mañana espero que revisen los textos asignados respecto a estas figuras en los mitos hebreos.
—Se pueden retirar —dice, y comienza a recoger sus pertenencias. Faltan 10 minutos para que la clase terminara, pero ni con veintiocho años podría olvidar el alivio que representa para un estudiante tener diez minutos de descanso entre clases.
Con su maletín en el hombro se dirige a la sala de profesores para terminar de calificar los ensayos que estuvo procrastinando por semanas. Con un profundo suspiro se sienta y empieza a leer el primero pero, de inmediato, sus pensamientos se sumergen en una intrépida navegación. Neil no recuerda cuándo fue la última vez que se sintió vivo. Intenta hacer memoria, si se concentra lo suficiente puede escuchar la risa ronca de Kevin, su mejor amigo del colegio. Ahí estaban, los dos, acostados en el asfalto en medio del desierto.
—Esta es la mejor idea que has tenido Neil —decía Kevin mirando al cielo nocturno.
Él pensaba igual. Desde que ambos vieron "Chasing Cars" en la televisión de la sala de profesores, acción que les había costado un llamado de atención del profesor de matemática y la primera de muchas amenazas de detención, Neil quiso recrear el video. La cosa es que siempre había disfrutado de las letras de las canciones; las palabras, él pensaba, eran estrellas que, unidas, podían crear universos brillantes. Pero había algo en ese video que a Neil le hacía olvidar los versos. Había algo en el hombre acostado boca arriba que le hacía pensar en sí mismo. En ese entonces, acostado junto a Kevin en medio de la nada, Neil sentía que estaba a segundos de alcanzar los más grandes secretos de la vida. Secretos que no llegó a descubrir porque justo en ese momento ambos escucharon las llantas de un automóvil y tuvieron que salir corriendo.
Quince años después, Neil puede ver la televisión en la sala de profesores sin recibir ningún llamado de atención, pero, ahora que ha abierto ese cofre de recuerdos, no puede dejar se sentirse estafado. Como si lo que en algún momento fue color, ahora no fuera más que niebla.
Un carraspeo le obliga a salir de su ensimismamiento.
—Matt —dice, un poco avergonzado —. No te escuché entrar.
—¿Hace cuánto tiempo no te tomas vacaciones? —pregunta Matt, mientras lo observa con ojos sabios.
Neil guarda silencio, es una conversación que ambos tuvieron más de tres veces el mes anterior.
Matt no cede, sigue esperando una respuesta.
—¿Por qué mejor no me ayudas a organizar la feria del libro? Es la próxima semana y tengo que asegurarme que todas las editoriales que confirmaron asistan. —Responde Neil, intentando cambiar de tema.
Funciona a medias, como siempre pasa con Matt. Su amigo le lanza una última mirada reprochadora y accede a enviar un recordatorio a cada editorial para evitar cualquier contratiempo.
El día pasa como siempre pasan los días para Neil: sin inconvenientes. Si alguien le preguntara qué hizo el día miércoles, él podría responder lo que hizo el día viernes y, excepto por una u otra cosa, la respuesta fuera verdad porque todos sus días son similares.
Neil regresa a su casa en bus. Trabajar como profesor de universidad tiene sus ventajas, el dinero es bueno, si él quisiera pudiera comprar un buen carro, pero, en realidad, siempre ha disfrutado de los viajes en bus. Sentarse por 30 a 40 minutos, observando gente, leyendo uno que otro poema, escuchando conversaciones ajenas, no tiene precio. El viaje en bus es el único momento en el que Neil se permite no pensar en ningún tema relacionado a su trabajo, sino da rienda suelta a su mente. El cofre de sus recuerdos usualmente está cerrado con llave y no le es difícil evitar el pasado. Prefiere vivir a través de lo que están pasando los demás. Disfruta mucho enterarse de la pelea que dos adolescentes tuvieron por un artista famoso o la amistad que dos mujeres entablaron a raíz de enterarse que compartían la misma pareja. Otros días prefiere leer los libros de poemas que habitan en su maletín. Hoy es uno de esos días.
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No hay palabras (Andreil)
FanfictionNeil es un profesor de literatura que no encuentra su camino. Andrew es un escritor de canciones que se sabe de memoria el suyo. Juntos desgarran lo conocido, disfrutan el caos y, más importante aún, rozan los límites del lenguaje. "Hay cosas -ambos...